Definitivamente, nos ha tocado vivir una época en que el trabajo depende más de nuestro buen juicio y decisiones que de lo que diga un manual de producción. La naturaleza de nuestro trabajo ha cambiado, y la mayoría de nosotros somos lo que David Allen llama trabajadores del conocimiento.
Hasta tal punto ha cambiado la forma en que vemos y realizamos nuestro trabajo que se puede decir que ya no existe una división clara entre lo privado y lo laboral. Quien más quien menos se lleva trabajo a casa, y hace llamadas personales desde el teléfono de la oficina. Prueba clara de que ya no podemos aislar lo que hacemos con fines personales y lo que hacemos por un sueldo.
El problema es que, si bien los profesionales de hoy en día han tenido que cambiar su paradigma, no parece que las empresas hayan hecho lo mismo con respecto a sus recursos humanos. La regla aún sigue siendo trabajar ocho horas diarias en una oficina, y en muchísimos casos sigue estando mal visto dedicar parte de dicho tiempo para asuntos personales. En un entorno laboral así, resulta muy complicado aplicar el principio de no división del trabajo propuesto en GTD.
Por eso hoy me gustaría convertir este artículo en un debate entre todos para compartir ideas y experiencias. Os dejo unas preguntas sobre la que trabajar y desarrollar:
¿Cómo encajáis actualmente una jornada laboral de ocho horas por la que os pagan, con el hecho de que el trabajo es trabajo, independientemente de que sea personal o profesional? ¿Tenéis problemas con vuestras empresas por este motivo? ¿Sentís que funciona en un sentido –trabajo de la oficina en casa–, pero no en el otro?
Queda abierto el debate. Me encantaría leer vuestras opiniones al respecto :-)
Artículo original escrito por Jero Sánchez. Sígueme en Twitter.
Foto por Earls 37a (via Flickr)