¡A DORMIR SI o SI!
16 junio, 2013 Yo Isasi Nutrición y Salud Infantil
Si el conocido pediatra, ‘creador’ del Método que enseña a dormir a los niños, pudiera verme por un agujerito cómo duermo a mi hija se pondría de los nervios.
Yo si que me puse de los nervios al leer su libro que me prestó una amiga, con muy buena fe, al verme lo cansada que estaba por pasarme muchas noches intentando dormir a mi hija. Ahora en serio, ya no me tomo las cosas ‘tan a pecho’, así que lo leí intentando ser objetiva pero reconozco que mi parte materna de madre loba no pudo ‘resistirse’ en algunas notas o frases del doctor.
Pongo entre comillas la etiqueta de ‘creador’ porque parece ser que él no fue el que inventó este estricto método pero bueno, marujeos a parte.
Mi madre me contó cómo una amiga suya, enfermera, le recomendaba el mismo método para intentar que yo durmiera por las noches (de eso ya hace 39 años). Parece ser que mis primeros tres años de vida dormí poco por no decir nada y eso lo sabían muy bien los vecinos y mi madre que se tenía que ir a trabajar muy temprano. Dice que lo probó una sola noche y lo dejó porque se sintió fatal al verme llorar como una descosida al cerrarme la puerta de la habitación. Seguramente si hubiera reiterado en sus intentos noche tras noche hubiera conseguido que me durmiera con éxito por puro cansancio, agonía y desesperación. Pueden resultar exageradas mis palabras pero si nos ponemos en la piel de un recién llegado a este mundo (o ya no tan recién llegado) todo es mucho más grande, más oscuro, más de más, es enorme en todos los aspectos y necesitamos estar acompañados y no que nos dejen solos en una habitación a oscuras durante horas.
Para ser breve comentar que el ‘método’ es muy sencillo a primera vista. Veamos cuál es su ‘receta’: Ponemos al niño en su cuna o en su camita (no puede dormir en la cama de los padres); con su chupete (chupete si pero teta no) y un muñeco (muñeco si pero no contacto físico); dejamos la habitación totalmente a oscuras (no vale dejarse ninguna luz por muy pequeña y tenue que sea); le decimos tranquilamente que esto es por su bien y que es para que aprenda a dormir, a coger unos hábitos; por último, cerramos la puerta. El doctor te avisa a lo largo de todo el libro que los primeros días pueden ser ‘algo ruidosos’ y te aconseja que avises a tus vecinos no diciéndoles que estás enseñando a dormir a tu hijo con el ‘método’ sino contándoles una ‘mentirijilla piadosa’ como que tiene otitis y por eso llora con tanto desespero y que en una semana con antibióticos estará recuperado. Se me olvidaba comentar, algo muy importante, y es que hay una tabla donde te especifica a los minutos exactos que tienes que volver a entrar en la habitación cuando llora (que llorará desde el primer minuto) para volver a repetirle a tu hijo que es por su bien. Y así repetidamente, hasta que el cuerpo de tu hijo aguante y hasta que tu corazón resista. El tiempo empieza a correr desde el minuto uno hasta la friolera cifra de 25 minutos escuchando llorar al pequeño. Está prohibido cantarle una nana, darle biberón o teta para que calle (no se puede dormir dándole teta), llevarlo a tu cama, darle agua (no, no, no se le puede dar agua, según él, nos está tomando el pelo), acariciarlo, dejar que nos toque…
‘Simplemente’ hay que seguir con sus indicaciones para que el método tenga su éxito. Te tranquiliza diciéndote: ‘Esta forma de enseñar a dormir a los niños se pone en práctica en todo el mundo y está avalada por las sociedades científicas más prestigiosas de pediatría y sueño. Está totalmente demostrado que no causa ningún tipo de trauma ni consecuencia si se aplica correctamente’.
A veces creo que los adultos nos hemos olvidado de que fuimos niños, de que no tiene nada que ver aquel mundo que vivíamos con el que sentimos ahora.
Este otro comentario es muy bueno…a ver qué os parece: ‘Un niño es un ser inteligente (por ahora creo que aquí estamos todos de acuerdo) que se comunica con un adulto mediante ‘acción-reacción’ (…) Las acciones que utilizan los niños para comunicarse con los adultos cuando están en una situación de inseguridad en su hábito de sueño son el llanto, el grito, el vómito y darse golpes’.
Si, y te repite que es muy normal que tu hijo se provoque el vómito para llamar la atención. En fin, aquí que cada uno saque sus conclusiones. Yo me pegaría golpes en la pared de la desesperación…
Mi método para dormir a mi hija está muy mal visto por los expertos en sueño infantil ya que siempre se ha dormido, desde que nació, dándole teta. La balanceo en la mecedora y una vez termina una teta pasa a la otra y ya está medio frita. Parece ser que esto está mal visto por los expertos porque así se consigue que el niño no quiera dormir luego de ninguna otra manera y te recomiendan que lo despiertes para volver a dormirlo llevándolo a su cama. ¡Anda que tiene leche el asunto! Se me ha quedado plácidamente dormida y ahora quieren que la despierte para volver a dormirla pero en su cama y con su método…Mira que somos rebuscados….
No quieren que se duerman con la teta pero si aceptan que duerma con el chupete y con un muñeco. Ni se te ocurra tocar a tu hijo si hace alguna pequeña insinuación de despertarse que puedes romper el hábito del sueño. Ni se te ocurra que un fin de semana tu hijo, cuando ya es más mayorcito, se levante pronto y le dejes ir a tu cama para que esté contigo piel con piel para daros mimos…Pues señores, damas y caballeros, si no les dejamos ahora, nos perdemos algo super bonito porque yo no creo que cuando sean adultos quieran venir a tu cama y ni mucho menos agarrarse a tu teta…o tal vez si.
Cada niño es un mundo, cada familia es un mundo. Mi hija es una revoltosa que le cuesta dormirse, le gusta la marcha pero la única manera que consigo que caiga rendida es a través de leche calentita de teta y meneo. Seguro que otros se quedan ‘sobaos’ en cualquier lugar a cualquier hora. Están en proceso de crecimiento y desarrollo y sus ritmos del sueño aún no están formados. Por favor, no queramos convertir a criaturas recién nacidas en adultos en un santiamén, dejemos que todo siga su curso, dejemos y respetemos que tengan su tiempo. Si aceptamos que necesitan tiempo para asentarse en el mundo, para asentarse a nuevos hábitos como la comida, la familia, los nuevos amigos, las nuevas experiencias podremos conseguir que todo sea mucho más sencillo de lo que nos parece y ellos solos aprenderán a dormir. Yo por la experiencia que estoy teniendo desde que ha nacido es que, primero, tengo que aceptar la situación de sus ritmos cambiantes a la hora de dormir y así todo será mucho más llevadero. Estoy segura de que tendrá sus por qués. Últimamente le cuesta conciliar el sueño por las noches, antes se quedaba dormida a las nueve de la noche como muy tarde y ahora quiere quedarse más tiempo de ‘fiesta’. Estoy convencida de que sigue la posición del sol y ahora al cambiar la estación anochece mucho más tarde y eso afecta a su sueño.
Así que he dejado de forzar la situación porque no me llevaba a ningún sitio, era un círculo vicioso. Acepto esta situación, me relajo porque se dormirá, si, seguro que se dormirá cuando ella tenga sueño, así de sencillo. Lo siento doctor pero por ahora no voy a conseguir que siga una rutina de horarios como nos refleja en el libro en su otra tabla tan precisa. Ya soy bastante metódica así que no me viene mal un poco de improvisación. Con esto no quiero decir que pasemos al otro extremo, bueno, sé que las madres y padres entienden el mensaje de fondo.
Lo que cuento es sólo la opinión y experiencia de una madre ya que yo no soy médico, ni pediatra y no he hecho estudios científicos con niños para corroborar que el Método es el método que todo niño debería aprender (pone una bibliografía científica al final del libro). Mi madre no lo hizo conmigo (gracias mamá) y he dormido perfectamente toda mi vida, exceptuando casos excepcionales, como todos y valga la redundancia. No tengo apego y ahora que viene mi madre a pasar las vacaciones no le digo que quiero dormir con ella. Me ha gustado siempre dormir sola y ahora me encanta dormir con mi hija pero sé que llegará un día en que tanto ella como yo querremos tener de nuevo nuestro espacio.
Está claro que cada vez nos desconectamos más de nosotros mismos y nos desconectamos de nuestros seres queridos. Es increíble cómo la vida que llevamos de estrés autoimpuesto, de estrés mediático hace que hagamos caso a unos señores que, no sé si muchos de ellos son o han sido padres pero, eso si, han hecho muchos estudios científicos.
Siento que los únicos que están más conectados con ellos mismos son nuestros propios hijos y más cuando son bebés. Los pequeños de la casa son pura intuición, puro instinto y puro amor, tres virtudes de incalculable valor que ya no están en nosotros desde hace tiempo. No les abandonemos así, no nos abandonemos así, debemos recuperarnos para que, por lo menos, no se pierda algo tan esencial en nuestras vidas como es el amor hacia uno mismo y hacia nuestros hijos. Ellos son nuestro gran espejo. Estoy aprendiendo mucho de estas horas en vela, de estos tejemanejes nocturnos y no tan nocturnos donde se supone que hay unas siestas establecidas que hay que cumplir…y esto me recuerda a lo de las tomas cada tres horas impuestas que ha caído por su propio peso.
Para niños colores, cada niño es diferente y único. Niños que duermen siestas de cuatro horas, niños lactantes que no duermen, niños lactantes que si y muy bien, niños alimentados con leche de fórmula que se quedan fritos con el bibe ‘enchufao’…En fin, tal vez seamos los adultos los que tengamos que aprender también a dormir sin la tele puesta hasta altas horas de la madrugada o los que tengamos que aprender de ellos viendo cómo duermen.
Cuando estaba acabando de escribir este artículo me he dado cuenta de que encontré temporalmente mi método, espero que tú encuentres el tuyo. Me siento más relajada.
Salud y Felices Sueños.
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com
Yo si que me puse de los nervios al leer su libro que me prestó una amiga, con muy buena fe, al verme lo cansada que estaba por pasarme muchas noches intentando dormir a mi hija. Ahora en serio, ya no me tomo las cosas ‘tan a pecho’, así que lo leí intentando ser objetiva pero reconozco que mi parte materna de madre loba no pudo ‘resistirse’ en algunas notas o frases del doctor.
Pongo entre comillas la etiqueta de ‘creador’ porque parece ser que él no fue el que inventó este estricto método pero bueno, marujeos a parte.
Mi madre me contó cómo una amiga suya, enfermera, le recomendaba el mismo método para intentar que yo durmiera por las noches (de eso ya hace 39 años). Parece ser que mis primeros tres años de vida dormí poco por no decir nada y eso lo sabían muy bien los vecinos y mi madre que se tenía que ir a trabajar muy temprano. Dice que lo probó una sola noche y lo dejó porque se sintió fatal al verme llorar como una descosida al cerrarme la puerta de la habitación. Seguramente si hubiera reiterado en sus intentos noche tras noche hubiera conseguido que me durmiera con éxito por puro cansancio, agonía y desesperación. Pueden resultar exageradas mis palabras pero si nos ponemos en la piel de un recién llegado a este mundo (o ya no tan recién llegado) todo es mucho más grande, más oscuro, más de más, es enorme en todos los aspectos y necesitamos estar acompañados y no que nos dejen solos en una habitación a oscuras durante horas.
Para ser breve comentar que el ‘método’ es muy sencillo a primera vista. Veamos cuál es su ‘receta’: Ponemos al niño en su cuna o en su camita (no puede dormir en la cama de los padres); con su chupete (chupete si pero teta no) y un muñeco (muñeco si pero no contacto físico); dejamos la habitación totalmente a oscuras (no vale dejarse ninguna luz por muy pequeña y tenue que sea); le decimos tranquilamente que esto es por su bien y que es para que aprenda a dormir, a coger unos hábitos; por último, cerramos la puerta. El doctor te avisa a lo largo de todo el libro que los primeros días pueden ser ‘algo ruidosos’ y te aconseja que avises a tus vecinos no diciéndoles que estás enseñando a dormir a tu hijo con el ‘método’ sino contándoles una ‘mentirijilla piadosa’ como que tiene otitis y por eso llora con tanto desespero y que en una semana con antibióticos estará recuperado. Se me olvidaba comentar, algo muy importante, y es que hay una tabla donde te especifica a los minutos exactos que tienes que volver a entrar en la habitación cuando llora (que llorará desde el primer minuto) para volver a repetirle a tu hijo que es por su bien. Y así repetidamente, hasta que el cuerpo de tu hijo aguante y hasta que tu corazón resista. El tiempo empieza a correr desde el minuto uno hasta la friolera cifra de 25 minutos escuchando llorar al pequeño. Está prohibido cantarle una nana, darle biberón o teta para que calle (no se puede dormir dándole teta), llevarlo a tu cama, darle agua (no, no, no se le puede dar agua, según él, nos está tomando el pelo), acariciarlo, dejar que nos toque…
‘Simplemente’ hay que seguir con sus indicaciones para que el método tenga su éxito. Te tranquiliza diciéndote: ‘Esta forma de enseñar a dormir a los niños se pone en práctica en todo el mundo y está avalada por las sociedades científicas más prestigiosas de pediatría y sueño. Está totalmente demostrado que no causa ningún tipo de trauma ni consecuencia si se aplica correctamente’.
A veces creo que los adultos nos hemos olvidado de que fuimos niños, de que no tiene nada que ver aquel mundo que vivíamos con el que sentimos ahora.
Este otro comentario es muy bueno…a ver qué os parece: ‘Un niño es un ser inteligente (por ahora creo que aquí estamos todos de acuerdo) que se comunica con un adulto mediante ‘acción-reacción’ (…) Las acciones que utilizan los niños para comunicarse con los adultos cuando están en una situación de inseguridad en su hábito de sueño son el llanto, el grito, el vómito y darse golpes’.
Si, y te repite que es muy normal que tu hijo se provoque el vómito para llamar la atención. En fin, aquí que cada uno saque sus conclusiones. Yo me pegaría golpes en la pared de la desesperación…
Mi método para dormir a mi hija está muy mal visto por los expertos en sueño infantil ya que siempre se ha dormido, desde que nació, dándole teta. La balanceo en la mecedora y una vez termina una teta pasa a la otra y ya está medio frita. Parece ser que esto está mal visto por los expertos porque así se consigue que el niño no quiera dormir luego de ninguna otra manera y te recomiendan que lo despiertes para volver a dormirlo llevándolo a su cama. ¡Anda que tiene leche el asunto! Se me ha quedado plácidamente dormida y ahora quieren que la despierte para volver a dormirla pero en su cama y con su método…Mira que somos rebuscados….
No quieren que se duerman con la teta pero si aceptan que duerma con el chupete y con un muñeco. Ni se te ocurra tocar a tu hijo si hace alguna pequeña insinuación de despertarse que puedes romper el hábito del sueño. Ni se te ocurra que un fin de semana tu hijo, cuando ya es más mayorcito, se levante pronto y le dejes ir a tu cama para que esté contigo piel con piel para daros mimos…Pues señores, damas y caballeros, si no les dejamos ahora, nos perdemos algo super bonito porque yo no creo que cuando sean adultos quieran venir a tu cama y ni mucho menos agarrarse a tu teta…o tal vez si.
Cada niño es un mundo, cada familia es un mundo. Mi hija es una revoltosa que le cuesta dormirse, le gusta la marcha pero la única manera que consigo que caiga rendida es a través de leche calentita de teta y meneo. Seguro que otros se quedan ‘sobaos’ en cualquier lugar a cualquier hora. Están en proceso de crecimiento y desarrollo y sus ritmos del sueño aún no están formados. Por favor, no queramos convertir a criaturas recién nacidas en adultos en un santiamén, dejemos que todo siga su curso, dejemos y respetemos que tengan su tiempo. Si aceptamos que necesitan tiempo para asentarse en el mundo, para asentarse a nuevos hábitos como la comida, la familia, los nuevos amigos, las nuevas experiencias podremos conseguir que todo sea mucho más sencillo de lo que nos parece y ellos solos aprenderán a dormir. Yo por la experiencia que estoy teniendo desde que ha nacido es que, primero, tengo que aceptar la situación de sus ritmos cambiantes a la hora de dormir y así todo será mucho más llevadero. Estoy segura de que tendrá sus por qués. Últimamente le cuesta conciliar el sueño por las noches, antes se quedaba dormida a las nueve de la noche como muy tarde y ahora quiere quedarse más tiempo de ‘fiesta’. Estoy convencida de que sigue la posición del sol y ahora al cambiar la estación anochece mucho más tarde y eso afecta a su sueño.
Así que he dejado de forzar la situación porque no me llevaba a ningún sitio, era un círculo vicioso. Acepto esta situación, me relajo porque se dormirá, si, seguro que se dormirá cuando ella tenga sueño, así de sencillo. Lo siento doctor pero por ahora no voy a conseguir que siga una rutina de horarios como nos refleja en el libro en su otra tabla tan precisa. Ya soy bastante metódica así que no me viene mal un poco de improvisación. Con esto no quiero decir que pasemos al otro extremo, bueno, sé que las madres y padres entienden el mensaje de fondo.
Lo que cuento es sólo la opinión y experiencia de una madre ya que yo no soy médico, ni pediatra y no he hecho estudios científicos con niños para corroborar que el Método es el método que todo niño debería aprender (pone una bibliografía científica al final del libro). Mi madre no lo hizo conmigo (gracias mamá) y he dormido perfectamente toda mi vida, exceptuando casos excepcionales, como todos y valga la redundancia. No tengo apego y ahora que viene mi madre a pasar las vacaciones no le digo que quiero dormir con ella. Me ha gustado siempre dormir sola y ahora me encanta dormir con mi hija pero sé que llegará un día en que tanto ella como yo querremos tener de nuevo nuestro espacio.
Está claro que cada vez nos desconectamos más de nosotros mismos y nos desconectamos de nuestros seres queridos. Es increíble cómo la vida que llevamos de estrés autoimpuesto, de estrés mediático hace que hagamos caso a unos señores que, no sé si muchos de ellos son o han sido padres pero, eso si, han hecho muchos estudios científicos.
Siento que los únicos que están más conectados con ellos mismos son nuestros propios hijos y más cuando son bebés. Los pequeños de la casa son pura intuición, puro instinto y puro amor, tres virtudes de incalculable valor que ya no están en nosotros desde hace tiempo. No les abandonemos así, no nos abandonemos así, debemos recuperarnos para que, por lo menos, no se pierda algo tan esencial en nuestras vidas como es el amor hacia uno mismo y hacia nuestros hijos. Ellos son nuestro gran espejo. Estoy aprendiendo mucho de estas horas en vela, de estos tejemanejes nocturnos y no tan nocturnos donde se supone que hay unas siestas establecidas que hay que cumplir…y esto me recuerda a lo de las tomas cada tres horas impuestas que ha caído por su propio peso.
Para niños colores, cada niño es diferente y único. Niños que duermen siestas de cuatro horas, niños lactantes que no duermen, niños lactantes que si y muy bien, niños alimentados con leche de fórmula que se quedan fritos con el bibe ‘enchufao’…En fin, tal vez seamos los adultos los que tengamos que aprender también a dormir sin la tele puesta hasta altas horas de la madrugada o los que tengamos que aprender de ellos viendo cómo duermen.
Cuando estaba acabando de escribir este artículo me he dado cuenta de que encontré temporalmente mi método, espero que tú encuentres el tuyo. Me siento más relajada.
Salud y Felices Sueños.
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com
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