El acentor común Prunella modularis es uno de los pájaros más discretos de nuestra campiña, a ello contribuyen los tonos marrones de su plumaje, similares a los del gorrión, así como la costumbre de mantenerse escondido en el interior de los matorrales. Sin embargo su canto es también uno de los más destacados de nuestras aves, muy aflautado, suave y sumamente armonioso, como pude comprobar ayer con este acentor que cantaba en la zona de Peroño, en Luanco, en lo alto de la rama de un saúco.
Los acentores comunes son territoriales, tanto los machos
como las hembras, y su esquema reproductor resulta ser bastante complejo,
incluyendo tanto la monogamia como la poliginia o la poliandria. En el caso de
las hembras, la selección natural favorece la poliandria cooperativa, es decir,
el reproducirse con varios machos, al menos dos, dado que en ese caso ambos
machos ayudan a alimentar a los pollos, y estos pollos alimentados por dos
machos y una hembra obtienen más alimento y pesan más que los alimentados por
una pareja. Por el contrario, en el caso de los machos, como es general en la
naturaleza, se favorece la poliginia, ya que buscan aparearse con todas las
hembras con las que comparte territorio.
El que se imponga un sistema reproductivo u otro, es decir la
capacidad del macho para acceder a las hembras, generalmente depende del tamaño
del territorio femenino, que se ve afectado por la distribución de los
alimentos. Cuando los recursos se distribuyen en parches densos, los territorios
femeninos tienden a ser pequeños y fáciles de monopolizar para los machos. Así,
los machos dominantes acceden a un mayor número de hembras, favoreciendo la
poliginia. En tiempos de escasez, los territorios femeninos se expanden
para adaptarse a la falta de recursos, lo que hace que los machos tengan más
dificultades para monopolizar a las hembras. Por lo tanto, las hembras
ganan una ventaja reproductiva sobre los machos en este caso, y se favorece la
poliandria.