Revista Salud y Bienestar

Acupuntura Bioenergética: Algo más que poner agujas

Por Yoisasi

aguja‘La enfermedad es un desequilibrio energético, una alteración en el armónico fluir del Yin y el Yang’. (*)

Durante tres años he estado estudiando por mi cuenta Acupuntura hasta que, por fin, me tiré a la piscina matriculándome en la misma escuela donde hace más de quince años había cursado Fitoterapia y Nutrición. Di totalmente en el clavo, por no decir ‘en la aguja’, ya que ha sido la mejor decisión que he tomado en años. Y a raíz de esto, también me he tirado a la piscina, esta vez olímpica, y desde el trampolín:
Según datos oficiales, es decir, según la medicina convencional tengo artritis reumatoide de Grado I:
‘La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria sistémica autoinmune caracterizada por provocar una sinovitis persistente de las articulaciones, típicamente de las pequeñas, produciendo su destrucción progresiva generando distintos grados de deformidad e incapacidad funcional’. Wikipedia.
La gente que la padece tiene un perfil (en el cual me incluyo) algo estricto, metódico, duro de pelar, masoquista (aguanta el dolor hasta límites insospechados), con cierta resistencia al tratamiento de la enfermedad y con la esperanza por los suelos ya que, según nos inculcan los ‘expertos’, no hay curación sino progresión a grados mayores llegando a la incapacidad absoluta. El tratamiento (tratamiento de por vida) se basa en paliar el dolor con una medicación que trae graves efectos secundarios: ‘Se sabe que causa trastornos que afectan a otros órganos del cuerpo. Aunque resulta determinar si las manifestaciones de la enfermedad son causadas directamente por el propio proceso reumatoide o por los efectos secundarios de los medicamentos comúnmente utilizados para tratarla, por ejemplo, la fibrosis pulmonar por la administración de metotrexato o la osteoporosis por los corticosteroides’. Wikipedia.
Llevo tiempo resistiéndome y aguantando el dolor hasta que hace un mes mis brotes artríticos fueron palabras mayores. Además de dolor (parecido a la rotura de un hueso), había aparecido inflamación y enrojecimiento de las articulaciones tardando muchos días en recuperar la movilidad y dejando una microlesión en la zona inflamada. Esto ha sido la gota que ha colmado el vaso para volver a tomar las riendas de mi problema y esta vez confiando, de nuevo, en la Acupuntura. Ya había sido tratada con acupuntura pero no funcionó ni a la primera ni a la 50 visita. Fue una gran decepción pero no por la acupuntura sino por el terapeuta (estaba más perdido que un pulpo en un garaje). Me niego a creer que no tenga cura. Yo si que tengo cura y así lo voy a sentir en mis propias carnes, mejor dicho, en mis articulaciones.
‘Ni los rayos X, al ser tejidos blandos, ni las eco o gamma grafías, al ser microlesiones, detectan esta circunstancia que desorienta a los especialistas y suele ser motivo de múltiples y repetidas consultas.’(*)
Uno de mis profesores de mi nueva aventura china, Jose Luís Alabau, es médico y acupuntor así que, sin pensarlo mucho, tomé la decisión de ponerme en sus manos (y en sus agujas) y volver a acercarme a esta medicina milenaria. En la primera sesión Jose Luís no perdió el tiempo con protocolos y fue directamente al fondo de la cuestión haciendo un tratamiento de choque para así cortar de raíz la inercia que había tomado mi cuerpo respecto a los dolores. Una enfermedad que está en mi cuerpo como ‘Pedro por su casa’, un día en el hombro, otro día en la ingle y así dando vueltas y vueltas dejando huella a su paso y apareciendo cuando le da la real gana. Ya no sólo es un dolor insoportable sino que le acompaña fiebre, cansancio, agotamiento, incapacidad física, dolor de garganta, sensación de vacío… entre otros síntomas físicos y emocionales.
Después de la tercera sesión empecé a notar cambios importantes: Más energía, descanso, dolor leve que comenzaba y desaparecía al rato sin seguir evolución y apareció el apetito, es decir, hambre en el momento de las comidas, cosa que hacía tiempo no sentía esa sensación en el estómago que te pide comer si o si y, de rebote, mejor cara, esperanza y alegría.
Ahora ya estoy metida de lleno, convencida de que esta vez SI y así lo espero.
‘Cada paciente es un conjunto energético particular sometido a multitud de factores incidentes que lo hacen distinto al resto de sus semejantes. Por tanto, los criterios de actuación serán variables, según circunstancias específicas que el terapeuta debe tener presentes’. (*)
Está claro que no hay fórmulas mágicas para cada tipo de enfermedad. Es decir, hay mucho acupuntor que ya tiene un esquema, un protocolo establecido dependiendo de la enfermedad que tenga el paciente pero lo que hace la Acupuntura Bioenergética es desechar toda fórmula escrita tratando a la persona como única para así encontrar su equilibrio y devolverle su Salud.
‘El desequilibrio energético si no es corregido adecuadamente producirá alteraciones bioquímicas, funcionales y orgánicas. Es la génesis de la Enfermedad’.(*)
‘No hay enfermedades sino enfermos. Hay que individualizar el tratamiento. Dar una terapia adecuada a cada modalidad de síntomas, teniendo en cuenta los componentes psicosomáticos. Pueden existir dos pacientes con distintas sintomatologías y hacerles el mismo tratamiento o presentarse dos sintomatologías aparentemente iguales que precisen de distintos tratamientos.
La enfermedad, una vez instaurada, lleva un proceso evolutivo que, por seguir leyes preestablecidas, se puede determinar y prever’. (*)
No hay dos artritis iguales, tanto por su origen como su progresión, como tampoco hay dos dolores de estómago idénticos ni dos dolores de cabeza ni dos calvicies… Los síntomas pueden ser parecidos o iguales pero la etiología es totalmente diferente, por tanto también lo será el tratamiento. Ahí está la clave, ahí esta el buen acupuntor que lo sabe, que actúa en consecuencia tirando a la basura cualquier tratamiento generalizado para llevar a cabo uno individual y personal. Ahí está la clave del éxito.
Un ejemplo claro es llorar o reír. Todos lo hacemos pero cada uno llora o ríe por una causa específica (se puede llorar por la pérdida de un ser querido o por un suspenso y reir viendo una película cómica o porque ha tocado la lotería). Lo mismo ocurre con la enfermedad. La enfermedad puede ser la misma pero el origen y la evolución es diferente.

medico chino
También tiene que quedar claro que no todo terapeuta actúa igual y hay que distinguir entre un acupuntor y un ‘pinchapuntor’ (así los diferencia el Dr. Carlos Nogueira). Es importante, además de saber el tratamiento a seguir, conocer los puntos a punturar (su ubicación), saber cómo punturarlos, colocarlos y manipularlos. Esto también es importante para ayudar a sanar ya que no es lo mismo poner una aguja en dirección al recorrido del meridiano que en dirección al órgano en cuestión; no es lo mismo sedar que tonificar con dicha aguja; no es lo mismo punturar a nivel del meridiano que en la zona del hueso (profundidad); no es lo mismo girar la aguja en sentido a las agujas del reloj que hacerlo en sentido contrario; no es lo mismo dejar las agujas 20 minutos que 45 minutos o quitarlas al momento… Dependiendo de todas estas variables se conseguirá un efecto u otro, así que sigo insistiendo en la importancia de encontrar un buen profesional.
Está claro que no sabemos Medicina China ni Acupuntura (aunque lo gracioso es que tampoco sabemos Medicina Alopática y confiamos en ella) pero no somos tontos así que si en tus primeras sesiones no tienes resultados, será mejor que empieces a buscar otro acupuntor ya que no está dando en el clavo, mejor dicho en la aguja. No hagas como yo, insistiendo y gastándote el dinero sin ver resultados.
El Dr. Carlos Nogueira dijo en una clase algo así como: Si un tratamiento de la medicina convencional fracasa se le echa la culpa al médico pero si el que fracasa es el tratamiento chino se le echa la culpa a la Acupuntura y el paciente descartará la opción de buscar otro acupuntor. En cambio, si que irá a la búsqueda desesperada de otro médico oficial ‘cualificado’, doctor honoris causa con el retrato del Rey en su despacho (la última coletilla ya es de cosecha propia…).
¡Cuánta razón tiene! Estamos tan arraigados a la medicina alopática que creemos que es la única, la infalible, la que sólo ella lo sabe todo porque está científicamente probada… Estamos convencidos, por años de programación, de que es ella la que nos puede sanar y salvar cuando es la que más fracasos tiene y la que más efectos secundarios acarrea. Estamos dispuestos a hacernos quimioterapia, radioterapia, operaciones quirúrgicas, extirpación de órganos, a tomar todo tipo de medicamentos sin antes informarnos de sus efectos secundarios (ni tan siquiera leemos el prospecto)… dispuestos a lo que sea, porque ella, la gran medicina, sabe lo que hace y si no hay resultados, sale ilesa, ya que nadie le echa la culpa aunque nos haya dejado más ‘inválidos’ que antes.
Pongo un ejemplo que bien podría ser un hecho real: Un hombre de mediana edad va a su médico de cabecera por un dolor de cabeza que le va molestando durante unos meses. Le receta aspirina lo que al poco tiempo acaba con una úlcera de estómago produciéndole insomnio por el dolor, mal humor por no dormir (su mujer dice que está irritable, irascible e insoportable) y así que le receta somníferos además de mandarle al gastroenterólogo. Después de un montón de pruebas (nada agradables y con radiaciones incluidas) deciden darle medicación más fuerte, como antibióticos, omeprazol, etc. Con el tiempo está tan mal que no rinde en el trabajo y su jefe decide darle unas ‘vacaciones’ y su pareja le dice que necesita ‘espacio y tiempo’. Depresivo, cada vez con menos pelo, con una barriga que parece que está de 6 meses, decide ir a un psiquiatra que le diagnostica oficialmente una depresión (¡qué listo!) y le receta ansiolíticos que le dejan en estado catatónico. Mientras tanto, su hígado ya está destrozado y su cuerpo, incluida su vida, andan por un camino sin salida, sin retorno haciendo que sus visitas al médico y a la farmacia formen parte de su vida cotidiana como el que va a comprar el pan todas las mañanas. Si a esto le sumamos la mala alimentación que lleva ‘gracias’ a la industria alimentaria más la contaminación electromagnética y ambiental pues vamos apañados. Sin trabajo, sin mujer y viviendo de nuevo en casa de sus padres, recibe una llamada de la enfermera de su médico diciéndole que ya tiene fecha para la operación quirúrgica. ‘Es la única salida’, fue lo último que le dijo su médico. Y lo que empezó con un dolor de cabeza, pasados unos años, acabó en enfermedad crónica por no ir al terreno, por no ir dónde estaba el verdadero problema. Y ya no sólo afectó a su salud sino a su vida entera. Un dolor de cabeza (o de lo que sea) es una alarma que nos da nuestro cuerpo para decirnos de que algo empieza a ir mal, por tanto, lo más adecuado no es ‘taparle la boca’ sino ‘dejarle hablar’. Si no le escuchamos, no hay recuperación, ni autorreparación, aquí nos vamos directamente al desequilibro integral tanto energético como orgánico-visceral.
escultura china
La energía es la causa de toda producción y toda destrucción’. Nei Jing Su Wen.
‘Las enfermedades que cursan con alteraciones de estructuras orgánicas diversas, han experimentado previamente una fase de desorden energético acompañado de una sintomatología muy variada, sutil unas veces, claramente manifiesta otras’.
‘Se considera que la enfermedad tiene génesis interna y que las causas externas no podrán influir más que ante la existencia de ciertas predisposiciones, lo que se denomina en energética ‘factor hereditario de la energía Ancestral’.
‘Todos nuestros órganos y sistemas están relacionados entre sí de tal forma que la alteración de uno de ellos puede repercutir en cualquier otro, de acuerdo con la predisposición genética o a la adquirida. Un mismo disturbio como causa etiológica puede originar cuadros patológicos en diversos órganos o sistemas’. (*)
Está claro que el cáncer no aparece de la noche a la mañana (por mucho que nos lo hagan creer), es decir, lleva un tiempo de asentamiento, de crecimiento y desarrollo y mucha culpa es por nuestro descuido a todos los niveles y lo mismo ocurre con una hepatitis, apendicitis, infarto de miocardio, etc. No seamos tan inocentes, seamos más realistas y consecuentes con lo que respecta a nuestra Salud. Todos sabemos cuando algo va mal en nuestro cuerpo pero la mayoría de las veces hacemos oídos sordos o nos hacemos los ciegos…
‘La mayor parte de los síndromes encuadrados por la medicina oficial como idiopáticos, y otros muchos que por su sutileza o aparente falta de interés se consideran irrelevantes, son disturbios energéticos que es preciso conocer para poder actuar eliminando el factor etiológico o latente favoreciendo la Autorreparación del organismo’.(*)
¿Conoces a alguien que se haya curado de alguna enfermedad grave a través de ingerir medicamentos como si fueran caramelos siguiendo el protocolo oficial? Yo no. Y lo que más pena me da es ver cómo nos condicionan y nos programan para tratar a nuestros pequeños con corticoides y antibióticos, por no hablar de los chutes (vacunas) que les metemos (y nos metieron) nada más nacer que lo único que traen son más enfermedades infantiles y sistemas inmunitarios débiles e indefensos. No conozco a ningún niño tratado por pediatras alopáticos que no tenga fiebres continuas, problemas de mocos, bronquitis, infección de garganta, de oídos… y es una verdadera pena porque estamos robándoles su salud desde bien pequeñitos sin ser conscientes de ello ya que estamos convencidos de que estamos haciendo lo mejor, de que están en ‘buenas manos’… Ojalá confiáramos más en las medicinas milenarias y no nos diera miedo llevar a nuestros hijos a un acupuntor, por ejemplo, para curar un resfriado o una fiebre o para eliminar una diarrea crónica. Ojo, la Acupuntura no es sólo agujas, abarca mucho más y los niños pueden ser tratados con otras ‘herramientas’ acupunturales sin usar agujas.
‘La verdadera curación de todo proceso patológico pasará por la regularización y armonización de la energía humana vehiculizada a través de los canales energéticos y trasmitida a través del sistema nervioso. El sistema nervioso es el puente de paso o mediador a través del cual la energía actúa a nivel bioquímico’.
En la cuarta sesión, Jose Luis me dijo que estaba ‘ordenando’ a mi sistema nervioso que dejara de producir dolores en las articulaciones pero me advirtió que éste intentaría revelarse y que no sería extraño que pronto tuviera un brote o crisis artrítica. Como si de una premonición se tratara (no fue premonición, él ya sabía que pasaría), al día siguiente tuve un brote pero lo sentí diferente. Creí que se desencadenaría igual, con los mismos síntomas de siempre, con la misma incapacidad y malestar pero tengo que decir que no fue así, el dolor no llegó a ser tan intenso, fue leve y desapareció. Al principio me asusté pensando que nada había cambiado, mi frustración tomó el protagonismo pero cuál fue mi sorpresa cuando sentí que todo iba bien… No sé explicarlo de otra manera… Mi quinta sesión fue bastante dolorosa pero con final reconfortante. Sigo con energía y me encanta sentirla, me hace sentir viva. Ya son dos semanas, dos semanas sin dolor, eso en esta condición ya es todo un logro. Os seguiré informando.
Esta experiencia está haciendo que me conozca mejor y que aprenda una medicina milenaria que pronto pondré en práctica.
Mi mensaje de este artículo que es que veamos a la Acupuntura no sólo como analgésica sino como una Medicina que abarca mucho más que quitar el dolor, que puede curar todo tipo de enfermedades desde un simple dolor de cabeza hasta un cáncer. Abramos nuestras miras, aprovechemos esta gran sabiduría de las medicinas milenarias para poder salvarnos de la enfermedad y retomar nuestra Vida. No es un privilegio ni un regalo de los dioses estar sano, es nuestro estado natural. Lo que es patológico es estar enfermos.
En patología puntural una misma sintomatología básica puede relacionarse con diversos agentes etiológicos. De ello se deduce:
a) No existen fórmulas de tratamiento.
b) No existe la especialización. Si se desea aplicar un tratamiento correcto hay que estudiar y comprender al hombre como un todo integrado y no como una suma de sus partes. Es decir, si te duele el estómago no hay que ir directamente al estomatólogo.
c) Es necesario conocer profundamente los sistemas de diagnóstico y la sintomatología para realizar una acupuntura racional. Muchos terapeutas se limitan exclusivamente a tratamientos antiálgicos o actuaciones de Vademécum que, en el mejor de los casos, pueden conseguir un alivio sintomático y raras veces un reequilibrio real. Hay que ver el bosque (síndrome) y no el árbol (síntoma) en primera instancia’. (*)
(*) Acupuntura Bioenergética, Tomo I, Dr. Carlos Nogueira.
Salud y Buenos Alimentos.


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