AFTER SHAVE. Una película de Hany Tamba.

“After shave” es un maravilloso cortometraje del año 2005 dirigido por el libanés Hany Tamba. Su argumento es muy sencillo, pero rodeado de muchos pequeños detalles que enriquecen la historia.
Todo inicia con un barbero (personificado por el actor Mahmoud Mabsout) con pocas entradas económicas, el cual un día, para su suerte, es requerido por un hombre adinerado (Rafic Ali Ahmad), quien posee una casa grande y bonita. El hombre, que tiene una pintura de su esposa a medio terminar, es viudo y se encuentra sumido en una depresión. No sale de su casa y sólo le hace compañía una tortuga.
El barbero, que es todo un personaje, de lo más simpático, con toques de comicidad muy bien logrados, acude a brindar sus servicios. Al terminar, el barbero queda asombrado y feliz con la paga grande y generosa que el hombre adinerado le da. El barbero continúa llegando y atendiendo al hombre rico y se establece entre ellos una relación que se podría catalogar como una casi de amistad.
Mientras el barbero le corta el cabello al hombre adinerado, de pronto, en una escena, se aparece la esposa muerta (Julia Kassar) bailando y hablando con su esposo viudo. Su voz y su presencia nunca son captadas por el barbero. Hay una magia en todo esto. Su aparición nos muestra no sólo quién fue esa mujer ahora muerta, sino la psicología más profunda del hombre adinerado. Los diálogos entre ellos son reveladores, cordiales, a veces tristes, a veces llenos de romance…
Un día, cuando el barbero llega a la mansión, encuentra que la pintura de la esposa del rico está terminada, y que su cliente ha decidido por fin salir de su casa. Los eventos que siguen a esto son insospechados.
El final es feliz y para nada cursi. No voy a contarlo, por supuesto, pero es un final fantástico, que aunque sabemos que no es verdad, nos gusta y deseamos que sea verdad. Y si sentimos eso, el guionista y el director han tenido éxito.
Esta obra de arte nos muestra lo que se ha dicho muchas veces: que los mejores perfumes van en pequeños frascos. Es decir, el cortometraje, como instrumento de comunicación y creatividad de imágenes, cuando está bien hecho, no es menor que el largometraje.
Les recomiendo con mucho énfasis mirar, cuando se les presente la oportunidad, el corto “After shave”.