Montal, de perfil, junto a una pintura de su querida Catalunya -Toni Delgado.
Su primer recuerdo se resume en una imagen, la de su madre refugiándose en el metro de Urquinaona, y en un sonido, el de las bombas que estaban cayendo por Barcelona, en plena guerra civil. Su primer amor fue imposible y un flechazo: se quedó embobado observando cómo se peinaba una chica en su terraza y no supo reaccionar cuando a ésta se le cayó la pinta. “Aún vive y la conozco. ¡Cómo se reía cuando se lo conté!”, confiesa, divertido, Agustí Montal i Costa (Barcelona, 1934). Ésta es la última parte de la entrevista que concedió a Cronómetro de Récords. “Este chico, amigo, periodista y entrevistador dice que necesita fotos mías. ¿Tenemos alguna? ¿Puedes pasárselas?”, le pregunta por teléfono a Belén, su secretaria. “Me ha dejado agotado”, añade con una cara convincente. El tiempo de la entrevista (59 segundos más del límite pactado) también aparece en la dedicatoria personalizada del libro: “A l’amic Toni Delgado, amb tot l’afecte i agraint la seva llarga xerrada. Ben cordialment” (Al amigo Toni Delgado, con todo el afecto y agradeciendo su larga charla. Cordialmente).
- En su primer programa electoral como aspirante a la presidencia del Barça [en 1969 y bajo el título de Pla Montal] se apostaba por conceptos como autoridad, dirección y equipo de trabajo, mentalidad empresarial, tradición, fútbol vertical, estilo propio, cantera… y el lema era “Con el socio todo. Sin el socio nada”. ¿El club cumple esos puntos?
Creo que sí. Se ha comprobado que la cantera es importante. Después de mi presidencia hubo mucha discusión sobre ese tema. Cuesta mucho tener una pedrera que pueda dar jugadores y es una cuestión que no queda reflejada en el balance económico. El fichaje de [Johan] Cruyff se amortizó con el año económico. Pero si miras el balance de todos los equipos, uno de los activos importantes son los fichajes de Kaká o de [Zlatan] Ibrahimovic y que deben amortizarse en unos años. En cambio, la cantera no la puedes activar. Se dice que mantenerla resulta más caro que fichar a gente de fuera. Eso no es verdad. Es verdad económicamente, pero después el haber mantenido esta escuela de jugadores de la que ha salido gente buena es importantísimo para el club.
- Siempre apostó por la idea de que todos los socios pudiesen votar.
Desde el primer día dije que tenía que votar todo el mundo. Tampoco estaba admitido porque querían [desde la dictadura de Franco] controlar todos los clubs y les daba miedo que 50.000 o 60.000 personas pudiesen votar lo que quisieran. Lo conseguimos cuando me fui.
- Al menos lo vio.
Pues sí. En cada asamblea de la Federación España había la posición del Barça pidiendo eso, que los clubs pudiesen tener una elección libre de la junta directiva.
- ¿Cuál es el primer recuerdo que tiene como presidente del Barça?
Me levanté, hice un discurso, le dije a [Pere] Baret [el otro candidato] que si quería podría colaborar con nosotros, salí con un coche con el presidente de la Federació Catalana… Un grupo de gente me increpó, pero no les hice demasiado caso. Quizás era un inconsciente, pero estaba muy contento porque estaba seguro de que tenía colaboradores en mi junta que me ayudarían. Era un chaval joven que había tenido diferentes riesgos tanto en la época de estudiante como en las empresas: sabía que con constancia se podía tirar hacia delante.
- Siempre tuvo una visión muy polideportiva. No es una cosa demasiado común en los presidentes. Inauguró el Palau de Gel y el Palau Blaugrana.
He practicado muchos deportes. Los deportes que no eran el fútbol eran muy importantes para mí. Era muy discutible, ya que no eran rentables, pero mi idea era que el Barça tenía que hacer lo posible para que todos los deportes se pudiesen valorar dentro del club.
- Los periodistas de la época bromearon mucho cuando usted jugó contra el Barça…
Sí, con el hockey sobre hierba. Había jugado con el Barça juvenil, pero después también había jugado con el Júnior, con el que le hice un gol al Barça en un partido de veteranos. ¡Hicieron mucha coña!
- Un jugador le lesionó y le llevó a casa para curarle.
Sí, un jugador del Barça, el Doctor Cabot, el médico del club. Con un stick me dio un golpecillo como pasa normalmente. Me llevó a casa y me arregló.
Buckinghham fue uno de los entrenadores del Barça de Montal.
- Antes [en la primera parte de la entrevista] hablábamos de Cruyff, pero en sus memorias elogia a Vic Buckingham. ¿Cómo era como persona y como entrenador?
Era un gentleman inglés muy entendido en el fútbol, con una forma de ser muy inglesa, pero muy afable que supo hacer un equipo. Quedamos campeones de Copa en 1971 y resulta que ese año podíamos haber sido campeones de Liga… [el Barça quedó subcampeón con 43 puntos, los mismos que el Valencia]. Pero Buckingham tenía problemas en la columna vertebral y tuvo que irse. Era un enamorado de las relaciones con los jugadores. Ese hombre sabía hacer equipo y fue quien dijo que había un jugador importante en el mundo: Cruyff. Había sido entrenador del Ajax y había dirigido a un Cruyff muy y muy joven. Y lo siguió. Fue quien inició los contactos con el jugador.
- Me ha sorprendido que en el cartel de su reelección hubiese una referencia a la creación de una Liga europea de clubes. Parecía un proyecto más actual, de los noventa o de la primera década de este siglo.
En aquellos momentos había la Copa de Ferias, que se acabó [pasó a ser la Copa de la UEFA y ahora es la Liga Europa] y que el Barça consiguió el trofeo en propiedad [tras ganar en 1971 y en un torneo especial llamado Copa de campeones de Ferias al Leeds United, el último campeón; el propio Barça había sido el primero]. La Copa de Europa [ahora Champions League], que se inició con los campeones de todas las ligas. Pensaba que tenía que haber una Copa de Europa más amplia y eso era lo que proponía. Una Liga de Europa. Una idea que, de hecho, se ha consolidado de otra forma. No es una Liga Europea, pero es una Champions con tres o cuatro representantes de las mejores ligas y liguillas de por medio. Es una mezcla importante que ha dado muy buenos resultados.
- El perfil y la fisonomía de los jugadores ha cambiado mucho.
Están físicamente más preparados. Acabo de ver ahora a Puyol, al que conozco desde hace muchos años. Se ha levantado, me ha saludado. Es un hombre fuerte, duro, con una fuerza... Es totalmente diferente a los de mis tiempos.
- Cristiano Ronaldo o Beckham no tendrían porvenir en su época.
Pero a mí me gustan más los nuestros, ¿eh? Tanto Beckham com Ronaldo son figurines. Quizás no tengamos ninguno, pero hemos quedado campeones. Quizás el más figurín de todos sea el Ibra
- ¿Cree que el márketing acabará por zamparse al deporte?
El márketing y la imagen son el 80% del deporte en estos momentos. Lo han fortalecido y promocionado. Cuando yo era presidente el 80% de los ingresos del Barça eran de los socios. El Barça tenía en el activo sus ingresos, pero no su imagen, que es la que vale más. Ahora el 80% es TV y márketing. Mientras sepamos gestionarlos bien desde un club que no tenga intereses partidistas, el deporte no será engullido.
- En su momento reconoció el error de no renovar a Rinus Michels y lo volvió a fichar.
La verdad es que en aquellos momentos Michels quería que se le renovase antes de acabar la temporada y el Barça, por una serie de circunstancias, decidió, decidimos, que viniese otro entrenador [Hennes Weisweiler, sustituido después por Laureano Ruiz] y después volvió Michels. Fue un error y fue un error. Hay muchos errores.
- No debió ser fácil admitir el error.
Los errores tienen que admitirse, sino siempre son errores.
- ¿Cómo vivió la muerte de Franco?
Me llamaron para decirme que se había muerto, fui al club y que el señor Joan Granados [secretario general] se puso a jugar con el busto de Franco y se tiró a Jaume Rosell [gerente] , que no pudo cogerlo... Creíamos que era de hierro y resultó que era de yeso. Se partió en varios pedazos.
- La historia se explica a través del deporte. Fue muy importante la vuelta a Catalunya de Josep Tarradellas y su discurso en el Camp Nou.
Fue uno de los actos más importantes. El retorno del presidente de la Generalitat [en el exilio] a Catalunya y que viniese al Barça y que se le pudiese dar el título de socio de honor... No es el hombre en sí, sino la institución que representa.
- Vivió años buenos y la casi desaparición de la industria textil en Catalunya. En 1989 tuvo que cerrar la empresa Montalfita. ¿Qué significó para usted y para su familia cerrar el negocio familiar?
Quizás también es otro error de futuro. Hubo los planes de reestructuración en la industria textil, pero en ese mundo en que se abrían las fronteras había otros países… Quizás la idea que tenía yo de que el textil fuese una industria capital no era suficiente, ya que una parte importante de los costes del textil es la mano de obra y había otros países como China en la que era mucho más barata. El textil todavía continúa un poco aquí dando muchas otras cosas como calidad y la innovación.
- El error fue no adaptarse a las nuevas situaciones.
Nuestra empresa, como tantas otras, se dedicó a invertir todo el dinero en la mecanización. Y a pesar de todo, no hubo opciones de seguir. Era mucho más fácil importar y vender aquí poniendo creatividad.
- En su momento Núñez le acusó de dejar el club en bancarrota.
Se equivocó totalmente y me callé porque me quiero más al club. No quería discutir.
- ¡Tuvo una familiar canonizada!
¡Esto te viene del cielo! Cuento en el libro [Memòries d’un president blaugrana en temps difícils] que había una señora que enseñaba a la gente de Arenys y se llamaba Paula Montal. Soy uno de los familiares más directos. La canonizaron y la hicieron santa. Le gustaba la parte social, ayudar a las mujeres. A principios del siglo XX muchas no sabían ni leer ni escribir. Después colaboró con las escuelas pías.
- ¿Cuál es el papel actual de la mujer en el deporte?
Cada vez es más importante. Tengo cuatro hijas y un hijo. Las cuatro son deportistas y tengo nueve nietos, y todos son deportistas. TIncluso una nieta ha sido campeona del mundo de pádel. Las mujeres y los hombres estamos en un mismo nivel. Hay deportes que quizás son más para hombres y al revés, pero creo que la mujer es importantísima dentro del deporte en general.
- ¿Cómo recuerda a su abuelo [Agustí Montal i Biosca]?
Con ilusión. Pensar que un patriarca te decía “ven a trabajar conmigo”... Me inició a fumar puros, que ahora no se puede, y me daba medio puro que era el más malo. Él los fumaba con una boquilla porque así los apuraba más.
- Fue un hombre extraordinario si sus obreros lo sacaron de la checa.
Sí, eso es importantísimo. Mi padre se quedó aquí durante la guerra y estuvo colaborando con la gente de aquí. Había un malentendido en aquellos momentos. Hay un tono peyorativo de la burguesía. Hay tipos de burgueses. La que conocí era gente trabajadora que sólo ahorraba y se esforzaba para que socialmente la gente se mantuviese. Así era mi abuelo.
- Le encanta mirar el mar. ¿Qué piensa mientras lo observa?
Aún voy cada sábado. Tengo un barco. Hay gente a la que le gusta mirar la montaña. A mí me gusta el olor del mar, el yodo: he vivido en el mar.
- Le definiría como un hombre comprometido. ¿Con qué adjetivo le gustaría que le recordasen?
Comprometido, sí, que he estado al servicio y comprometido con mi país. Ya está.
- Nunca para. Cada día trabaja dos horas como presidente del Grupo Mutuam y otras dos de la Fundació Enciclopèdia Catalana.
Es una forma de ser. Creo que los jubilados podemos aportar nuestra experiencia sin querer darnos más relevancia que ésa. También sigo haciendo deporte y jugando al dominó. No podría ser un jubilado de los que se pasan el día paseando por el pasillo de casa. ¡Me moriría!
- Si pudiese ser presidente otra vez, ¿qué cosas volvería a repetir de su presionad, cambiaría y actualizar a los tiempos?
He escrito esto para que la gente se enterase de una etapa. Los jóvenes tenéis muchas más ideas, estáis mucho mejor preparados y sabéis mucho más qué tenéis que hacer. No podemos presionaros. Una cosa es la historia y otra el presente. Hoy en día el Barça es otra cosa, la juventud es otra cosa, el país es otra cosa. Es importante que todos nos sintamos ilusionados. Si tuviese que mirar atrás y ver qué cosas hice mal y cuáles no haría... Estoy muy contento de haber estado ocho años, ya que el Barça necesita cambiar a sus dirigentes. En principio espero que [los próximos] no hagan tantos pactos como yo, pero en aquel momento lo tuvimos que hacer. Y sobre todo espero que hagan más fuerte al Barça.