Revista Vino
Bodegas Albamar, O Esteiro 2013. El primer vino tinto de Xurxo Alba en Rías Baixas nace de cepas que habitan la zona donde el mar y la ría susurran a los cormoranes: "o esteiro", la ensenada. Tierra casi de navazos, frescor de marea, poniente (qué paradoja) lleno de vida y de nuevas esperanzas. Espadeiro, caíño y mencía a partes iguales, despalillado sólo en un 20%, con una maceración de 21 días y ocho meses de roble francés casi inapreciable. 12,5%, sin estabilizar ni filtrar. Cerezas y sobriedad. Pimienta roja recién molida y sal rosa de lo más alto de la tierra. Taninos pequeños y austeros. Fragancia benedictina en nariz y boca cartujana. Fresco y muy ligero. Es un vino que corre ágil por el paladar. Tiene una capacidad de seducción sin arrebatos, tranquila y relajada, pero que llega hondo. Poco a poco, con tiempo, hondo...Un vino que se deja beber con gran facilidad y que provoca una felicidad de largo recorrido.
Champagne David Léclapart. L'Amateur 2010. Degollado en mayo de 2014. 12%. Blanc de blancs de Trépail (sureste de la montaña de Reims, Premier Cru), mezcla de viñedos jóvenes (10-15 años) y de mediana edad (25-35 años). Estabilización natural, sin filtración, levaduras de viñedos y de bodega excepto para la toma de espuma, maloláctica hecha. Cultivo biodinámico. Energía. Fuerza. Fuego debajo del volcán dormido. El artista Léclapart convierte su idea de la tierra y su sensibilidad en vino. El vino trae los aromas de esta tierra, los envuelve y ofrece con la mejor pastelería francesa: levaduras, brioche con mantequilla y un suave recuerdo de limón, roscón de Reyes con fruta ácida escarchada. Mantequilla salada. Bizcocho con limón. Aires de caliza. La fuerza de la naturaleza imaginada y recreada por el hombre: Léclapart.
Sicus, Cru Marí 2009. Xarel.lo de un solo viñedo (La Caseta) que lame la roca madre calcárea, al norte de Bonastre (sur del Penedès), a 170 msnm. Degollado el 15 de enero de 2014. 12%. Vino base que sólo ha tocado el inox (25 días de fermentación y 10 meses de maduración), con una larga crianza (cuatro años en rima) que te devuelve en copa la esencia de esa tierra privilegiada para la viña. Y lo hace en forma de burbuja. La segunda fermentación en botella que propone Eduard Pié ofrece una burbuja pequeña, amable, delicada. Es esencia esférica, perfecta pues, de la tierra, del mar y del sol del que nacen la uva, del que se alimenta Eduard. Un vino rampante y de viva acidez que tiene que crecer todavía durante muchos años. Un vino que lleva la semilla de la vida y del bosque en sus burbujas: levaduras, masa madre, retama, bosque bajo, caliza pura, sequedad y pureza, luz y frescura. Aromas de fondo de bodega. Es un vino que, aún sin soleras ni mezclas de añadas, tiene un sello, un perfume Selosse...Nobleza y aires de levadura, sinceridad y sierra de Bonastre, flor de manzanilla seca y madera vieja, fruto todo del trabajo de las levaduras en la botella. Un Colet-Navazos, un Selosse en Bonastre. El progreso consiste en conocer y habitar los límites. Ahí está siempre Eduard.
Los vinos fueron bebidos por este orden el primer día del año 2015 para acompañar embutidos de cerdo y de pato con pan de Cloudstreet y canelones tradicionales. Cuando acabó O Esteiro, empezó Léclapart, que hizo una perfecta transición hacia los canelones. Estos terminaron en la gloria del estómago gracias al Cru Marí 2009 de Eduard Pié. Funcionó todo de maravilla.