Premiado reciente con medalla de oro, es la carta de presentación de esta bodega que elabora un coupage poco habitual, con uvas francesas a veces resulta difícil conseguir un vino suave, sin aspereza, sin aristas que te haga disfrutar tras su paso por boca. Con 14 meses de barrica el resultado es un vino espectacular que evolucionará y sorprenderá con el paso del tiempo.
No soy muy amiga de las uvas francesas elaboradas en España, muchas veces encuentro que les falta maduración o un paso más largo por barrica para poder domarlas. Resulta fascinante encontrar una bodega que elabora tremendamente bien unas uvas foráneas en nuestro país.
Aunque está de moda las uvas autóctonas, te recomiendo que si conoces un poco de estas uvas, pruebes y te dejes sorprender por esta bodega: Aleph Winery y su vino estrella Aleph Petit Verdot-Merlot 2014.
La Bodega
Aleph Wines es el sueño de un grupo de amigos que, después de muchos años disfrutando de los grandes vinos que hacen otros, decidieron aunar su pasión y su experiencia para elaborar vinos excepcionales, de producción muy limitada, destinados a su red de amigos y a un mercado exclusivo.
Nació hace pocos años, tomando prestados instalaciones de amigos y vecinos, elaborando sus primeras añadas en instalaciones ajenas pero con todo el control para sacar lo que ellos debía ser su vino.
En la actualidad ya cuentan con instalaciones y viñedos propios por lo que si pasas por la zona, no dejes de visitarles.
Viñedos ©Aleph WinesDesde dentro
Tenemos ocasión de hablar con unos de los socios fundadores, Greg, donde nos desvela algunos de aspectos de la creación de la bodega y su filosofía.
¿Qué os impulsó a crear Alep Winery?
En la creación de Aleph convergieron la pasión por el vino, desarrollada a lo largo de muchos años de catas entre amigos y de admiración por las joyas de la enología mundial, el anhelo de demostrar que nuestra tierra puede dar grandes vinos y una circunstancia accidental que nos permitió recuperar viñedos familiares que estuvieron arrendados durante años. Es un proyecto que nace con mucha ilusión y sin prisas. Sabemos que el vino requiere tiempo y hemos tardado varios años en sacar nuestras primeras botellas. Obtener medalla de oro en el concurso nuevo vino 2016 con nuestra primera elaboración ha supuesto una gran satisfacción, confirmando que vamos por el camino adecuado.
¿Qué filosofía hay detrás de Aleph?
Nuestro punto de partida es la convicción de que la comarca de La Manchuela es una zona privilegiada para la elaboración de grandes vinos, por la combinación de suelos, altitud y climatología. Desde tiempos inmemoriales estas características se han aprovechado para una viticultura que sacaba partido de ellas con grandes producciones. Nuestra filosofía es que si todo ese potencial se concentra en la calidad sacrificando cantidad, se pueden obtener vinos excepcionales, con tipicidad y gran capacidad de guarda.
En una tierra donde se puede obtener más de 10 kg de uva por cepa, nuestro objetivo es no generar más de 1-1,5 kg. La idea es hacer un vino basado en una viticultura razonable (huyendo de etiquetas tipo ecológico, biodinámico, natural, etc.), orientada a bajos rendimientos que permitan extraer un zumo concentrado con la esencia de la tierra.
Por ello, todos nuestros vinos proceden de prácticas vitícolas respetuosas con la naturaleza y los hombres que contribuyen a su elaboración. No necesitamos fertilizantes ni pesticidas ni riego porque no nos preocupa la cantidad. Esta es la mejor garantía de que nuestro producto es fruto de la naturaleza y de nada más. Nuestras tiradas son siempre limitadísimas, oscilando entre las 700 y las 6.000 botellas.
Otra de las bases de nuestro proyecto es la ausencia de prejuicios y de dogmas, salvo el respeto a la tierra, a su fruto y a las personas que lo hacen posible. Por eso no dudamos en trabajar tanto con variedades autóctonas como con variedades foráneas, con cepas viejas y con cepas jóvenes, buscando solo la máxima calidad en el resultado. El trabajo de la tierra, el cuidado de la viña, la selección de las uvas, el control minucioso de la vinificación y la maestría nuestra enóloga, Presen Cuenca, garantizan unos vinos de alta calidad.
La Uva ©Aleph Wines ¿Ofrecéis visitas de enoturismo en la Bodega? (A particulares, empresas, etc.)
Somos una bodega pequeña. A mí me gusta decir que no llegamos ni a garaje. Nuestras instalaciones son modestas y en ellas el centro es el vino y todo lo que puede requerir en su crecimiento y su maduración óptima, con el fin de crear un producto con carácter de excelencia: acero inoxidable, control de temperatura, suelo epoxi, barricas de la máxima calidad. No hay ninguna concesión a lo accesorio: no tenemos una arquitectura singular, ni un restaurante estrellado, ni un bello jardín. Pero estamos encantados de atender a nuestros visitantes y mostrarnos como somos: una bodega basada en la viticultura tradicional y en la tierra, “de pueblo”, con aspiración de hacer grandes vinos. Organizamos visitas de pequeños grupos (hasta 25-30 personas) con degustaciones, catas e incluso posibilidad de organizar una auténtica comida campestre en la que no pueden faltar unos buenos gazpachos manchegos a la lumbre. A escasos kilómetros de la bodega hay un sinfín de sitios interesantes para visitar, la mayoría de ellos en el entorno de las hoces del Júcar (Alcalá del Júcar, Jorquera, El Molinar,…), con lo que se puede disfrutar de un día completo e inolvidable.
¿Cual crees que es la fórmula para que los jóvenes vuelvan al vino?
Creo que hay dos aspectos en los que tenemos que mejorar aprendiendo de vecinos como Francia o Italia. El primero es lo que tiene que ver con la cultura del vino. El vino es un producto con raíces tan hondas en nuestra civilización como las de una cepa vieja. Detrás del buen vino está el esfuerzo de muchas personas que trabajan la tierra de manera natural y, de hecho, el vino es uno de los pocos productos verdaderamente naturales que nos quedan: solo uva exprimida, fermentada y reposada (creo que la etiqueta vino natural es un disparate, porque da a entender que el resto no lo son). El vino, además, tiene una diversidad inabarcable y es capaz de transmitir sensaciones inefables que conectan íntimamente al consumidor con la esencia de una tierra que quizá nunca pise. Hay que seducir a los jóvenes con toda la magia y la cultura que hay en el vino, en el que se conjuga tradición y modernidad, pasado y futuro, en un producto intemporal que llevan disfrutando cientos de generaciones. Para ello hace falta el segundo de los ingredientes a los que quería aludir: el disponer de locales adecuados para degustar el vino en condiciones aceptables. Italia y Francia están plagadas de “enoteche” y “bars á vins” que disponen de un buen número de referencias con diversidad y calidad y con un servicio profesional, con buenas copas y a la temperatura apropiada. Es cierto que en España están empezando a verse locales de este tipo, pero faltan muchos para que no sean la excepción, sino algo habitual y fácil de encontrar. La oferta genera la demanda y nuestra oferta es, en muchos casos, muy deficiente.
Nota de cata Aleph Petit Verdot- Merlot 2014
Variedades: 80% Merlot, 20% Petit verdot procedentes de 2 Ha en un viejo viñedo familiar repuesto, hace más de 15 años, con merlot y petit verdot en espaldera.
Origen: Casas Ibáñez (Albacete), a 720 m. de altitud, de cepas de bajo rendimiento.
Crianza: Elaboración y crianza por separado de ambas variedades, en barricas de roble francés de 225 y 300 l. de dos vinos durante 14 meses.
Color: Granate de capa media-alta, con ribete aún aframbuesado que denota su juventud.
Aromas: frutal (moras, arándanos, ciruelas) con un fondo torrefacto y ligeramente ahumado, notas especiadas (vainilla, pimienta), incienso, coco, anisados enmarcados en un evidente carácter floral (flores moradas) y mineral. Sutil, elegante, complejo y con mucha personalidad.
Gran estructura en boca, donde destaca por una marcada acidez, que le da nervio y que se equilibra con unos taninos potentes, dejando un paso sabroso y largo.
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