Alexis Jones, rodeada de jugadoras de la cantera del conjunto local. Foto: Femení Sant Adrià.
Cuando se secó bien el sudor de la cara y del cuello, Alexis Michelle Jones (Midland, Texas, 1994) utilizó su toalla amarilla a modo de bufanda y la empezó a agitar como si estuviese en la grada del Marina Besòs y fuese una aficionada más del Al-Qázeres, su nuevo equipo. En cinco meses le han pasado muchas cosas, casi todas buenas: en abril fue elegida la número 12 en el draft de la WNBA, de la que hace 11 días se proclamó campeona con Minnesota Lynx. También irrumpió con fuerza, puntería y liderazgo en la Liga Día con un debut de ensueño: 25 puntos (3/7 en tiros de dos y 6/11 en triples), tres rebotes y cinco pérdidas ante el Femení Sant Adrià (67-79). Tan bien lo hizo Alexis Jones que un grupo de la cantera del conjunto local le pidió hacerse con ella, la que ilustra este reportaje.
La tiradora estadounidense es un gran espejo para pequeños y pequeñas, y grandes. Sabe cuánto cuestan las cosas y es indestructible. Su pasado le hace valorar mucho más el presente. El 23 de febrero de 2014, a dos meses y medio de cumplir los 20, se rompió el ligamento cruzado anterior (ACL) de la rodilla jugando con Duke ante Notre Dame, en la NCAA. Hasta entonces, casi todo le había salido rodado: había ganado tres oros con las categorías inferiores de la selección (dos con la U19 y ante España), había sido escogida dos veces mejor jugadora del año en la Gatorade Texas High School… En una desgraciada jugada se podía acabado su sueño de ser profesional. A Alexis Jones le advirtieron que podría no volver a jugar nunca más y que incluso las microfracturas habían sido el epílogo de muchos jugadores y jugadoras. Pasó un calvario los meses que no pudo correr, pero, como le contó en su día a Jerry Hill, de la Baylor Bear Foundation, “intenté mantener una actitud positiva. Sabía que me tomaría el año libre para recuperarme físicamente y volver a las pistas en las mejores condiciones posibles”. Pidió el transfer para abandonar la Universidad de Duke e ir a la de Baylor, mucho más cerca de su familia, con la que le une un cordón umbilical simbólico. Es el ojito derecho de su padre, David Jones, que fue su entrenador en la AAU con Texas Express: “Él no quiso malcriarme [durante la rehabilitación]”.
David Jones le ayudó a creer en su recuperación durante el año que estuvo alejada de las pistas. Por normativas de traspasos de la NCAA, no podía jugar en una temporada y tampoco su cuerpo se lo permitía. “Fue duro porque nunca había tenido una lesión así nunca”, reconoce Alexis, que vuelve a mencionar a su padre: “Me decía que no volvería a mi mejor versión en cuatro o cinco partidos. ‘Tienes que quedarte en el gimnasio, y tu cuerpo te responderá’, me insistía. El baloncesto no es fácil”. En Baylor, con Kim Mulkey como jefa, triunfó, dio un salto más de calidad, y se ganó una plaza en la WNBA.
También que Al-Qázeres se fijara en ella. Cuando el viernes la presentaron ante los medios, Jacinto Carbajal encogió los hombros y sonrió cuando le preguntaron cuántos puntos por partidos esperaba de la última jugadora en incorporarse al grupo. El técnico cacereño no quería presionar a la recién llegada ni tampoco traicionar su filosofía. Ve y exige mucho más de las estadísticas: “Yo pido victorias. Creo que [Jones] puede irse por encima de los 10 puntos, y eso sería muy positivo. Aunque no lo quiero cuantificar en una cantidad”.
Carbajal se quedó cortó en sus previsiones, pues Alexis Jones tuvo un rendimiento inmediato en cuanto saltó a la pista del Marina Besòs en lugar de Esther Montenegro, Monty. La tiradora estadounidense tardó siete segundos en anotar su primera canasta, de dos, tras rifarse a Helena López; 41 en meter su primer triple; y 1m 26s, en repetir desde más allá de 6,75. Ocho puntos sin fallo. Sumó 11 en una primera parte con un notable intercambio de canastas que cerró Reisengerova, la heroína del Femení Sant Adrià en Logroño hace siete días anotando desde la línea de personal con el tiempo a 0.
Cualquiera diría que Jones era la misma que en su presentación estaba aturdida por el desfase horario, apenas dijo “bien”cuando le preguntaron por sus primeros días en Cáceres y pronosticó: “Podemos hacerlo bien, con buenas armas en defensa y juego rápido”. El miércoles un empleado del club la había ido a buscar al Aeropuerto de Lisboa a primera hora y el equipo montó una comida para darle la bienvenida. “Se mostró sumamente educada con todos, además de exhibir una enorme predisposición al trabajo”,destacó Javier Ortiz en El Periódico de Extremadura. Pese a su largue viaje desde Dallas, “se empeñó” a entrenarse por la tarde.
El esfuerzo no es negociable para Alexis Jones, quien, eso sí, “resopló” cuando le informaron que tendría que recorrer en autobús unos 750 km para jugar su primer partido en la Liga Día. Tras 12 horas de viaje, las jugadoras se entrenaron ayer en el Marina Besòs. El escenario donde hoy brilló Alexis Jones, una gacela con muelles en las piernas que sube la pelota sin aparente esfuerzo y como un ciclón. Parece que no sude porque jugando es elegante, rápida también con las manos y capaz de tomarse su tiempo para armar el tiro. Le sobra confianza en sí misma y, importante, es generosa, como había advertido Jacinto Carbajal en su presentación: “Creo que nos va a dar un puntito más en la anotación de tres. Es un poco lo que nos faltaba”.
Tal cual.
Sin Jones, el Al-Qázeres había anotado 19 de sus 58 triples, un 32,75%. Con Jones (6/11, 54,5%), el 45,5% (10/22). Parece que el club extremeño ha vuelto a tener buena vista con sus fichajes extranjeros: Shayla Cooper (22 puntos y 13 rebotes, 31 de valoración) ha sido el MVP de la cuarta jornada y Joy Alexis Brown lo ha sido en dos. La aportación de Marta Maria Urbaniak, con contrato temporal, está siendo mucho más discreta, y el comienzo de Alexis Jones, con 25 puntos en 21m 25s, es excelente.
La política del club es que las foráneas se fundan con el club, el público y la ciudad. Como exponentes de esa filosofía están Julie Forster, ahora en el Araski; Ameryst Alston, rookie en la WNBA el curso pasado y que ha repetido experiencia este verano (el Gernika es su nuevo equipo); o la base titular, Carla Nascimento, que como explicó a Cronómetro de Récords en el Open Day Liga Día ha alcanzado “su mejor versión”tras superar una grave lesión, la fractura del húmero de su brazo izquierdo en diciembre. La base portuguesa aparece en todos los rincones de la pista (cinco rebotes, dos de ellos ofensivos), es, con 121m 36s la tercera que más minutos suma (la primera es Joy Alexis Brown) y clavó sus tiros (ocho puntos, con 3/3 en tiros de campo).
Carla Nascimento también ha dado un paso adelante en su lectura de juego, y fue la traductora de Alexis Jones en su presentación. La recién llegada comparte piso con la catalana Míriam Forasté. En Al-Qázeres, con buen criterio, no quiere que las norteamericanas vivan juntas. En el Marina Besòs pareció que Alexis Jones llevase varias semanas en su nuevo equipo y no tardó en recuperar la puntería en el tercer cuarto, definitivo para su equipo, que con un parcial de 10-33 (47-68) sentenció el partido. Jones contribuyó con nueve puntos a ese parcial.
El gestor de comunidades del Femení Sant Adrià no pudo ser más gráfico: “El Al-Qázares ve el aro como una piscina y se nos van al final del tercer cuarto”. También estuvo fino para describir la foto de Alexis Jones con las pequeñas jugadoras del Femení Sant Adrià: “Con lo que ha enchufado, normal que queramos fotos”. También se puede admirar a una rival, y más a una que escapó de las pesadillas.
Enlace relacionado
Carla Nascimento: "Superar la lesión me ha permitido alcanzar mi mejor versión"