"Es difícil hacer a un hombre miserable mientras sienta que es digno de si mismo".
A. Lincoln
El viaje a la introspección que iniciara hace tiempo ya no admite demasiadas desidias. Es absorbente y conservador y me ocupa todas las horas del día. Es decir, hago más cosas pero todas pasan por el filtro de mi estulticia. Es por ello (entre otras muchas razones) por lo que no cedo un metro en mi afán por encerrarme en mi propia conducta y ni salgo, ni quedo, ni acudo a llamada alguna... salvo a la de los amigos.
Mariano Fisac es, por definición, un buen tipo. Ya lo he dicho y no me repetiré, pero está bien que vosotros, simples mortales, sepáis que tenéis a un individuo especial entre vosotros. Carlos Leira es, además de buena persona, un tipo con suerte. Tiene casi todo lo que cualquiera podríamos desear; una familia estupenda, un gran trabajo y una estupenda personalidad. Su trabajo le ha costado, no lo dudéis. Otro grandísimo fulado al que describir como mi amigo.
Es por ellos por lo que abandoné mi estabulamiento ideal en la aldea del fin del mundo para acudir a la cita anual en Segovia que solemos disfrazar de sesudo ranking para decidir que vinos de los que se apuntan a participar y cuestan menos de 10€ son los mejores. El Ranking de Mariano, para entendernos.
Pero ocurre, y esto no lo he entendido hasta esta edición, que existe un componente, un intangible, que lo rodea todo y lo hace vibrar, de un modo inesperado y excitante. Ocurre que, sin yo saberlo ni entenderlo, en Segovia se me quiere. Y no solo a mi, que ya sería rareza digna de estudio. No. Se nos quiere, en plural. Gente a la que no conozco salvo por el vino y sus historias, gente de la que nada se y que piensa, cree y siente de modo distinto (obviamente) que yo... me respeta, me quiere y me da su aprecio y amistad.
Y para mi (palabra) esto es todo un enigma.
De lo vivido, bebido y tratado entre el Viernes 3 de Noviembre y el Domingo 6 se ha escrito e ilustrado someramente en redes sociales y esta parrafada quiere ser solo otro homenaje a los hitos principales de estos días; la cena del viernes, espectacular, y su acompañamiento liquido, a base de champagne y de la mano de uno de los, probablemente, 5 tipos que más sabe de la Champagna y el champagne en España, Alvaro Moreno. Tipo listo, capaz de sentir pasión por algo y, al tiempo, hacérnosla sentir a los demás. Es difícil que un champagne de los que este hombre y sus secuaces (Goyo, Nacho, Manuel,.... grandes) te ofrece esté mal, pero igual de complejo es elegir uno como el mejor. A mi el Ambonnay me puso pálido, pero gustó muchísimo el Textures de Vouette&Sorbee (las fotos son de Lorena Costa...yo no tengo paciencia para esas cosas ya).
Pero al viernes siguió el sábado, la cata en si misma, las torrijas matinales con el gran Ramiro de "parteneire" (que bien nos iría a todos teniendo tan claro esto de vivir como lo tiene Ramiro) para desayunar y una comida rayando en lo vicioso, donde probamos en forma de vino lo innumerable de una amistad tan grande y tan abierta como la nuestra, que no entiende de mucho más que de comer, beber y vivir, algo tan serio como cualquiera de las otras muchas cosas que si llenan horas de telediarios y páginas de prensa "seria". Para serio el Ancestral de Crusat.... "amos" hombre.
En fin, que deberíamos empezar a hablar de nacionalizar "A la Volé" o, en su caso, a Alvaro y compañía, sobre todo por la propiedades terapéuticas y sanadoras de 2 días en Segovia acompañado de los amigos, la comida, la bebida y del Ranking de vinos por menos de 10€.
Gracias por tanto y tan bueno.