Apocalipsis 2.0

Quiero que leas unos datos recogidos en el último informe de Telefónica La Sociedad de la Información en España presentado ante los medios de comunicación, hace tan sólo unas horas en Madrid, por Víctor Calvo-Sotelo, secretario de Estado de Telecomunicaciones, y César Alierta, presidente de Telefónica: 
Cada internauta mantiene a diario 23 contactos digitales frente a 16 cara a cara. 

Los usuarios de móviles se descargan 2,7 millones de aplicaciones al día.

El número de 'Smartphones' en España es el más alto entre los cinco países más grandes de la UE y una de las tasas más altas en el mundo.

¿Qué te parece? A mí, si es que te interesa mi opinión, terrible... y escribo "terrible" para no herir la sensibilidad de nadie. Aunque los dos últimos titulares también tienen lo suyo, ojito, y más teniendo en cuenta los 6,1 millones y pico de parados en España según Eurostat (oficina estadística de la Unión Europea) y el 56,5% de desempleo entre los jóvenes (menores de 25 años), permite que me centre en el primero de ellos; repito: Cada internauta mantiene a diario 23 contactos digitales frente a 16 cara a cara.

Fotograma de la película Matrix, ¿se cumplirá la profecía?

Recuerdo haber discutido con alguien, no sé cuándo exactamente, pero en cualquier caso hacerlo en el sentido más académico y casi filosófico-sofista del vocablo, acerca de las relaciones digitales. ¿De amistad, de pareja o de qué? Eso es lo de menos en este post, relaciones personales y listo. Resulta que mi interlocutor o interlocutora sostenía que las relaciones digitales, insisto, ya sean de amistad, pareja, etc., son lo más normal del mundo y nadie debería de escandalizarse por ello en pleno siglo XXI. 
No suelo admitir "pulpo como animal de compañía", pero reconozco que las relaciones a distancia también existen —ya sabes, como Teruel en su momento— y esa excepción es un hecho. Lo que sucede es que esa persona, como tantísimas otras, no sólo se conformaba con mantener —viva— la relación del tipo que fuera a través de Internet con gente de su entorno más próximo, es decir, ciudad, distrito, barrio e incluso rellano, sino que la asimilaba hasta el punto de defenderla.
¿Nos hemos vuelto todos locos o gilipollas a secas, perdón, mis modales, #@*&$ a secas con tanto WhatsApp, Twitter, Facebook, Tuenti o Flickr? De verdad, ¿siete contactos digitales más de media por persona y día? Cierto es que en ese saco de 23 habrá que contar y justificar relaciones a distancia —que sí, del tipo que sean— y relaciones laborales —lo mismo, del ámbito que se te ocurra—, ¿pero cuántos contactos de ciudad, distrito, barrio y rellano podrían estar colándose entre esos otros 16? ¿Internet es el problema o la excusa?
Ya no sé cuántas veces he discutido —y ahora sí me refiero al sentido menos académico de la expresión— a lo largo de estos años a propósito de este asunto. Quizás por ello me tomé como algo tan personal lo expuesto en dicho informe y de repente recordé otras experiencias personales que ahora parecen darme la razón. Ejemplo documentado: un amigo me comentó en una ocasión cómo había intercambiado unas cuantas palabras con un vecino, por obra y gracia de Facebook, después de años de "hola" y "adiós" sin más en el ascensor.
¿Exagero o realmente es terrible? "No tengo tiempo para verte hoy, tengo mil cosas que hacer. Sin embargo, podrás encontrarme en el chat entre las 12:00 y las 14:00 primero y entre las 20:00 y las 22:00 después, por si te apetece hablar". Tal vez te suene a chiste, a chiste de guión de estas sitcoms tan de moda otra vez, es más, espero que te suene a eso mismo, pero desgraciadamente —para mí, claro— escuché en su día algo muy parecido... y ahórrate el esfuerzo, hazme caso, pues te aseguro que por más vueltas que le di fui incapaz de encontrar una explicación —remotamente— razonable, ni por casualidad.
¿Qué?, ¿la edad del pavo de toda la vida en versión 2.0? ¿También encuentras lógico que el 65% de los niños españoles de entre 8 y 12 años tengan teléfono móvil? Este último dato no aparece en el informe de Telefónica, en su caso fue publicado hace unos meses por Europa Press, pero La Sociedad de la Información en España señala además que el acceso a Internet continúa creciendo en todas las edades y no sólo entre los más jóvenes. De hecho, el grupo de edad que más ha incrementado su presencia en la red ha sido el las personas de entre 55 y 64 años: 43,7%. Si comparamos con el porcentaje registrado durante el año anterior, un 37,7%, quizás ya no sepamos si reír o llorar.
¿Renunciamos a tratar con los demás cara a cara, de tú a tú? ¿Nos conformamos con mantener esas relaciones personales en un estado de vida latente en Internet cuando podrían reportarnos tantas cosas más allá? ¿Nos aislamos y refugiamos del mundo exterior en nuestra burbuja cibernética, tan confortable como irreal?
Pereza, miedo a terminar pasándolo mal... tal vez la vida en la Red en principio resulte más sencilla que la que nos espera en la calle, por el motivo que sea, pero me niego a que la llamada "sociedad 2.0" nos devore como si de una apocalíptica profecía se tratara. Humildemente opino que no habría  final más trágico para una especie que fue diseñada para hallar la salida de la caverna y no para terminar sus días en el interior, a ciegas, en soledad, por mucho miedo que provoque el exterior. ¿Salimos y nos exponemos o nos engañamos y excusarnos en Internet para limitarnos a whatsappear, retwittear y chatear? Siguiendo este segundo camino, sólo podemos terminar de una manera, pero si elegimos el primero... Te toca a ti reflexionar y decidir, por hoy yo he cumplido.