Magazine

Aquí huele a tongo

Publicado el 26 agosto 2010 por Kotinussa

Aquí huele a tongoLo primero es informar al respetable público que, contra lo que muchos puedan pensar, el yo-yo no es un banal juguetito con el que algunos nos entretuvimos brevemente en nuestra infancia antes de pasar a cosas más interesantes. No, no, no. Un yoyo en condiciones te puede costar 79 euros (más gastos de envío). Que conste que es de aluminio y hay cinco colores para elegir, por si alguien considera el precio injustificado.

El “yoyismo” es algo tan importante que existen Asociaciones Nacionales que celebran sus campeonatos cada año, y también, por supuesto, campeonatos mundiales anuales. Y precisamente a eso voy. Un grupo de esforzados practicantes de yoyismo han sido injustamente discriminados, impidiéndoseles participar en estos campeonatos, con la excusa de que habían tenido más medios que otros jugadores para alcanzar su extraordinario nivel. Me parece fatal. A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. ¿O es que alguno de nosotros deja sin contestar a propósito preguntas de un examen para contrarrestar que nuestra inteligencia es mayor que la de otros examinandos?

Los miembros del equipo, consternados, se han derrumbado totalmente. ¿Por qué no se ha echado la gente a la calle, por qué no se han quemado contenedores y cajeros automáticos en protesta, por qué los sindicatos no han protestado airadamente, por qué nadie se ha encadenado a una verja? Pues porque la noticia ha pasado desapercibida, dado el aluvión de noticias de gran alcance que ocurre cada verano. Pero aquí estoy yo para arreglar eso y darles todo mi apoyo. Porque no es justo que estas personas humanas hayan diseñado un plan de actuación que abarca años de esfuerzos y hayan invertido innumerables horas de entrenamientos e innumerables recursos públicos en alcanzar una extraordinaria pericia para que ahora todo eso no valga para nada.

Pero pasemos ya, antes que nada, a publicar sus nombres, para que el mundo entero pueda poner cara a estos héroes y rendirles la admiración que se merecen: se trata de José Luis Rodríguez, Mª Teresa Fernández de la Vega, Elena Salgado, José Blanco y Celestino Corbacho (“El quinteto de la muerte” se llaman entre ellos).

Como primera medida, juraron solemnemente dedicar sus vidas a alcanzar esta meta, a costa de lo que fuera. Para ello, Celestino dejó de estudiar después de terminar el bachillerato y José abandonó sus estudios de Derecho, tras cursar sólo unas pocas asignaturas, renunciando a prometedoras carreras. La trayectoria de José Luis fue un poco diferente. En su caso, después de estudiar Derecho en la Universidad de León, se acogió a un contrato administrativo de colaboración docente a tiempo parcial y sin retribución. Pero trascendió en la prensa  que su departamento le había adjudicado la plaza eludiendo los trámites habituales de convocar un concurso público y de formar una comisión académica de evaluación del aspirante y, claro, aquello tenía tufillo de favoritismo por filiación política. Traumatizado por esta experiencia, y tras una etapa de retiro para encontrarse a sí mismo, decidió no trabajar más y entregar su vida al yoyismo.

A continuación, nuestros héroes abordaron la siguiente etapa del plan, que era llegar a formar parte, junto con otros esforzados colaboradores, del gobierno de España. Bien, meta conseguida.

Desde esa nueva posición, los entrenamientos de yoyismo estaban chupados. Solbes decía algo (yoyo para arriba) y diez minutos después Mª Teresa lo contradecía públicamente en rueda de prensa (yoyo para abajo); Elena anunciaba una medida económica (yoyo para arriba) y unas horas después José afirmaba lo contrario (yoyo para abajo); Celestino afirmaba que tal paso era ineludible (yoyo para arriba) y acto seguido José Luis decía que nanay (yoyo para abajo). José Luis, como gran jefe, se aprovechaba y entrenaba con más ventaja, contradiciéndose además constantemente a sí mismo. Prometía algo en campaña electoral y luego hacía lo contrario (yoyo arriba y yoyo abajo); acusaba de cualquier cosa a la oposición y luego practicaba aquello que había criticado (yoyo arriba y yoyo abajo); se ponía de acuerdo en los consejos de ministros con el resto del grupo, dejando que Mª Teresa lo anunciara dando la cara (no, no voy a aprovechar la expresión para hacer sangre) en rueda de prensa y en unos pocos días se desdecía, negando que esa hubiera siquiera su remota intención (yoyo arriba y yoyo abajo).

Los organizadores del campeonato han considerado que por todo esto no son practicantes amateurs del yoyismo, y les han negado la partipación. Años de planes, vidas truncadas y seis años de entrenamiento tirados a la basura.

Pero aquí estoy yo, para poner las cosas en su sitio. Ea.



También podría interesarte :

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Quizás te interesen los siguientes artículos :