En los últimos inviernos se han hecho muy raros los acercamientos al litoral asturiano de los álcidos invernantes en el Cantábrico, tanto las alcas como sobre todo los araos (los frailecillos prácticamente nunca se observan). Seguramente pasan la estación a unas cuantas millas de la costa. Estos últimos, los araos, se registran a menudo cuando su encuentran en mal estado, seguramente por un déficit en su alimentación.
Los temporales continuados del invierno impiden que los araos se alimenten en mar abierto, ya que les dificultan mucho bucear para capturar a sus presas. Cuando ya su situación es extrema algunos se van acercando a la costa, donde prácticamente mueren por inanición. Los dos únicos araos que he registrado este invierno acabaron falleciendo, uno hace pocos días en Luanco y otro esta semana en Bañugues.