Revista Cultura y Ocio

Artifact #1 – Conor Oberst

Publicado el 25 septiembre 2014 por Srhelvetica
El delicioso artefacto sonoro de Conor Home

“Es una canción de amor, así de sencillo. Hay gente que deja la escena del crimen llena de huellas dactilares, y hay quienes consiguen escapar (…) Pero el verdadero amor puede con todo”.

Lo de arriba es lo que comenta Conor Oberst, al respecto de “Artifact #1“, la que hasta el momento es mi canción favorita de su último álbum. Titulado “Upside Down Mountain“, el disco vuelve a mostrar las sobradas habilidades compositivas del hombre detrás de Bright Eyes, y mantiene para él ese aura de geniecillo precoz del pop-folk que se ganó hace ya bastante años. Sin demasiadas sorpresas, es verdad, para los seguidores habituales de los trabajos del de Omaha, pero nuevamente una colección de canciones en las que humor y amargura se combinan con singular destreza.

En el plano lírico, Oberst sigue firmando versos tan certeros como hermosos, aunque contra la opinión más generalizada entre los artistas (y contra la afirmación que abría este post), parece como si el tío estuviera algo desencantado con la cosa esta del amor: así lo ratifican versos como “Everyone has a choice to make: to be loved or to be free“; o los de “Lonely At The Top”, cuando canta  “Freedom´s the opposite of love / you´ll never keep it through paranoia… there is no dignity in love / trade every scrap to get some absolution). (¿Qué pasa, Conor?… es casarse y tener hijos, y de pronto nos hacemos mayores, ¿eh?). En otros temas se pone un pelín suicida de más, pero se lo perdonamos sólo por la agudeza con que retrata el inaplazable pesimismo con el que, quien más, quien menos, vislumbramos nuestra estancia en la (¿pero cómo c… ha sucedido?) madurez. Y en lo musical, se agradece la producción de Jonathan Wilson, ese hombre que no sólo firma canciones impresionantes, sino que cuando se pone detrás de los mandos también es capaz de lograr grandes prodigios (estoy refiriéndome al “Fear Fun” de Father John Misty, claro). Así, el tono casi confesional del muchas de las canciones no son impedimento para arreglos más complicados, y los -tratándose de Wilson, inevitables- guiños a la California de los 70.

Las cortinas del disco se descorren con “Time Forgot“, con la participación en los coros de las también amigas First Aid Kit, y, pese a algunos momentos de frágil intimidad, la luminosidad que nos llega no nos abandonará ni un sólo momento a lo largo del disco. Los dos sencillos que han sacado del mismo (“Hundreds Of Ways”  y “Governor’s Ball”) están bastante bien, pero -esto es una apreciación personal, claro- distan de ser lo mejor del álbum, y es que a su lado despuntan algunas baladas -sobre todo la algo dylanianaNight At Lake Unknown“, y “Artifact #1” (a la que va dedicada esta entrada), tan melancólicas como soberbias- y medios tiempos (“You Are Your Mother’s Child“) capaces de arrancar suspiros a cualquiera que esté pasando por ese complicado pero maravilloso trance llamado paternidad.

Vamos por último con esta canción: en “Artifact #1“, Conor Oberst presenta más de un punto de tangencia con ese medio pariente -en sentido figurado- tambien llamado Conor (O’Brien, el de Villagers), en cuyo magnífico debut muchos creímos encontrar rastros del firmante de “I’m Wide Awake, It’s Morning“. La guitarra acústica y la steel guitar se combinan en una armazón que, aunque se deja ver en otros temas, alcanza aquí su mejor manifestación, y que además se reviste con una sabiduría que sólo puede provenir de una dolorosa pero necesaria experiencia: la de comprender que a menudo vivir de los recuerdos (I can’t compete with memories / They never have to change) es mejor que forzar estériles segundas ocasiones en la vida real.

“What would it take to gain acceptance
To the grounds behind your eyes
You know I’m open to suggestion
The one you made we never tried

Let it slip right out from under
Your breath and it rolled around my head
It was nothing I’d consider
I knew it had to happen then

Stood on the banks of the Potomac
We watched the water rushing by
You said we should live in the moment
Then I’d miss you all the time

And I know no one will believe me
But I don’t want a second chance
To be an object of desire
If that means slipping through your hands
If I had tried to make you mine
You would have walked away
I can’t compete with memories
They never have to change

This world is full of missing persons
All of these unsolved mysteries
If someone says they know for certain
They’re selling something certainly

So when I set myself to wonder
All the questions that remain
The only one that even matters
Is when I’ll see you’re face again

I keep looking back for artifacts
To prove that you were here
The sound that’s been keeps echoing
It never disappears

Publicado en: RevelacionesEtiquetado: 2014, Conor Oberst, Folk-pop, Nonesuch, Upside Down Mountain, VillagersEnlace permanenteDeja un comentario

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