Pues siguiendo con otra cosa que hemos tomado estas navidades, hace un par de semanas el que escribe se acercó con unos amigos a cenar al Asador del Abad, en el madrileño Barrio del Pilar. No os voy a ocultar que uno de los amigos ya conocía el lugar y me había hablado muy bien de él, pero desde luego que no esperaba lo que encontramos.
Llegué un pelín tarde y no me pude apuntar a la caña previa pero, como me enteré posteriormente, aparte de Mahou de barril, tienen unas cervezas artesanas de León, de nombre Aora. Total, que me perdí esta parte y no la pude probar, pero no pasará mucho tiempo hasta que lo haga. Al entrar estaba bastante lleno, pero al pasar a la mesa no había tanta gente cenando, aunque el comedor se fue llenando poco a poco también.
La carta no es larga de leer y sabíamos que veníamos a por la carne, así que no dudamos mucho, ¡solomillos y chuletones! Se agradece mucho que todas las viandas se sirvan con caldo o gazpacho, ensalada, patatas y pimientos, así no hay que pensar en qué entrantes pedir, porque suele ser suficiente con esto. Pese a esto, como la alineación titular estaba compuesta por una caterva de glotones (¡y luego llamo a otros pedantes!), nos pedimos una tortilla de bacalao, que resultó estar tremenda.
A continuación fueron llegando el caldo y demás acompañamientos y la carne. Mención especial para las patatas fritas, cortadas a mano, que me recordaron un montón a las de mi madre, casi suelto una lagrimica. Y bueno, la carne, que decir... muy buena materia prima y muy bien dado el punto, que en mi caso es poco hecha y me revienta cuando te la sirven fría aún de la nevera; señoras y señores, ¡se puede servir la carne poco hecha y caliente!
Volviendo al tema, de postre nos tomamos unas tartas de queso, muy buenas también, y pedimos la cuenta. 30 euretes por cabeza. ¿Todo eso regado con vino 30?, así es. Tras una dolorosa despedida de Jordi de la propina, bajamos a tomar una copilla a la barra. Y ahí también son fuertes, gran variedad de bebidas, especialmente de ginebras, y todo muy bien servido, sobre todo los gintonics, en los que cuidan muy mucho los maridajes y si tienes dudas, pues preguntas, que saben mucho del tema. Las copas, pues nada de los 10 o 12 euros que te clavan por decir algo que se salga de Beefeater, Bombay, Tanqueray, de 7 a 10 las premium.
En resumen ¿cuándo volvemos?