Revista Cocina

Atracón familiar navideño

Por Yoisasi
Atracón Simpsons

Atracón Simpsons

¡Felices Fiestas a todos! En estas fechas de desbarajustes en todos los aspectos de nuestra vida, me toca a mí hablar de nuestro desbarajuste nutricional navideño.
La Navidad es un momento de reencuentro familiar y también de comer más de la cuenta. En cuatro días podemos subir más de cinco kilos. Cifra récord, ya que nos cuesta perder estos kilos un par de meses o más. Son días intensos donde las comidas duran hasta la hora de cenar. Saturamos a nuestro cuerpo con exceso de comida y de alcohol y seguimos con postres cargados de azúcares que nos dejan exhaustos.
Como nutricionista sólo puedo daros unos consejos para que estos días no se hagan tan ‘pesados’.
Como vamos a comer más cantidad de proteína animal de lo normal y de alcohol, aseguraros de beber más agua mineral. Intentad no excederos con los postres, dulces y turrones que aportan más calorías y se trasforman ràpidamente en grasas.
Si hacéis cena de Nochebuena, que seguro que es abundante y excesiva, la mañana de Navidad, es mejor no desayunar, tomar alguna infusión y beber agua, ya que os espera otra gran comida al mediodía y esa noche si no hay previsto ninguna cena es mejor que os la saltéis con alguna sopita de verduras. Y nos queda el día de San Esteban…¡Otra más! Así que repetiremos haciendo una cena ligera.
Lo importante y más difícil es encontrar el equilibrio y en estas fechas es muy complicado.
Seamos conscientes de que estas fiestas se han convertido en un gran consumismo donde los que siempre salen ganando son la industria alimentaria y los grandes comercios que nos saturan con publicidad engañosa de que cuanta más cantidad mejor. Pero en nuestro caso sería cuanta más calidad mejor.
Y después de dejarnos los bolsillos y las carteras vacías llenan nuestro cuerpo de grasa, exceso de calorías, exceso de peso y un extra importante de toxinas. Vamos, que estamos agotados al acabar estas fiestas. Pero aquí no termina todo esto.
Todos salimos ganando, ellos con nuestro dinero y nosotros con problemas de peso, por no hablar de enfermedades más importantes. Y perdiendo nuestra cabeza para arreglar nuestro cuerpo en poco tiempo.
Estas fiestas se hacen interminables porque luego llega la Nochevieja, más atracón y exceso de alcohol ‘permitido’ y el día de Reyes, el remate final. Llegando el 7 de enero sin ganas de ir a trabajar o de llevar a los niños al cole.
Yo de escribir estas líneas ya me siento saturada…
Después de la Navidad nos sentimos tan mal que vamos a nuestra querida industria farmacéutica para atiborrarnos de laxantes, píldoras, hierbas adelgazantes, batidos milagrosos, edulcorantes artificiales, sucedáneos ‘plásticos’ de las grasas (productos ‘light’), etc. Pues sí, primero la industria alimentaria y luego de rebote la industria farmacéutica y la industria hipócritamente llamada ‘dietética’. Ellos sí que ‘engordan’ sus bolsillos.
Así que desde aquí sólo deciros que existen otras maneras, que entre todos podemos cambiar este desmesurado festín y volver hacer reencuentros familiares con más calidad y verdadero amor nutritivo.

Pavo al horno

Pavo al horno

Un menú de Nochebuena familiar sano podría comenzar con una sopa o crema de verduras, continuar con un pavo de corral al horno con muchas verduras de la tierra y preparar una salsita de miso (pasta de soja fermentada) que le dará un sabor rico al pavo ayudando a digerirlo, acompañándolo con una combinación de arroz basmati y salvaje. Para postre unas manzanas al horno con crema de cacao puro y almendras molidas o pastel de peras o manzanas con nube de chocolate. Podemos acompañar nuestra cena con un buen vino tinto de nuestra tierra.
Ésto, más o menos, sería una cena mucho más equilibrada. Para los que no quieran pavo, podemos sustituirlo por un buen pescado fresco al horno con sus verduras y en la sopa de verduras agregar unas gambitas o cigalas o preparar una sopa de pescado y un buen vino blanco.

Sopa de almejas

Sopa de almejas

Son fechas de comprar los ingredientes para nuestros menús navideños. Vamos a comprar casi por inercia y no nos percatamos de ciertas cosas, pero si nos acercamos y leemos las etiquetas, la cosa cambia.
Más del 80% de un producto está compuesto por conservantes químicos y otros aditivos, y eso, amigos míos, no es nada bueno. En vez de supermercados deberían llamarse superlaboratorios.
Los alimentos ya no son lo que eran y casi todo lo que puedes encontrar en el super está adulterado de alguna u otra manera. Leer los ingredientes de esos turrones que te tocan en la cesta de navidad, o ese jamón que de ibérico tiene poco, de los mazapanes, de los polvorones, y comprobaréis la cantidad de aditivos, conservantes y de azúcar que llevan.
Os sugiero que os acerquéis a cualquier granja o cooperativa cercana para comprar vuestros pollos, pavos, corderos (criados libremente y alimentados de forma natural) y vuestras verduras; al Mercado a comprar pescado fresco, no de piscifactoría,; al Comercio Justo para comprar vuestro turrón de chocolate con almendras, de avellanas o de arroz y quinoa inflado (una delicia os lo aseguro); a cualquier vinoteca (los vinos de los super sufren mucho por el calor de las luces y la temperatura a la que están sometidos) a comprar vinos autóctonos buenos.
Sólo es cuestión de que nos prestemos más atención y seamos conscientes que son momentos de celebración pero sin excesos. Los excesos son malos compañeros y siempre traen algo peor escondido.
Os deseo de corazón unas felices fiestas y unas comidas sin empachos ni resacas.
La clave está en la calidad.
¿Qué vacío estamos llenando con estos atracones? ¿Nuestro estómago o nuestro de deseo de ser amados y queridos?
Yo Isasi

www.nutricionencasa.com



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