Revista Ilustración
Como decía Homer Simpson en aquel capítulo en el que cambiaba su nombre por el de un secador de pelo: "hay tres formas de hacer las cosas. Bien, mal y al estilo Max Power", que no era sino otra forma de hacer las cosas mal, pero hechas de un modo personal, sin concesiones, una manera de tomar las riendas de su propio destino, la búsqueda del hombre nuevo a través de la superación personal.Algo así, salvando las distancias, es lo que ha motivado a diferentes artistas del panorama independiente español a hacer las cosas de otra manera, retomar el control del proceso creativo y comercial de un disco, para demostrar que existe otra manera de hacer las cosas, otro modo de proceder diferente al ninguneo artístico al que nos acostumbran las grandes casas discográficas, más pendientes del pelotazo cortoplacista que de alimentar el talento de pequeñas bandas con proyección.Esa nueva estrategia requiere, por un lado, de un nombre propio forjado al calor de los minúsculos escenarios y una imagen de marca en Internet diferenciada de sus competidores. Una vez conseguido esto, con el apoyo de un nutrido grupo de fans, es más sencillo autoeditar un disco, difundirlo, encargarse de la composición, grabación, producción, diseño, distribución y agenda de conciertos para la promoción del mismo.Todo esto se desprende del documental AUTO, de Luis Alfaro, quien ha reunido en su cinta los diferentes puntos de vista que confluyen en el panorama musical: artistas, productores, mánagers, periodistas especializados, críticos, grandes y pequeñas compañías discográficas... todos ellos alimentan un debate fructífero acerca del lugar donde debería encontrarse la música y el lugar que realmente ocupa, asumiendo errores y desmitificando aciertos, como Vetusta Morla, por ejemplo, el grupo español de mayor éxito de cuantos autoprodujeron su disco.El documental genera debate, deja preguntas abiertas, sin responder, para que seamos los espectadores los que, libremente, nos decantemos por las diferentes opciones planteadas en el metraje. Se trata de una defensa cerrada de los nuevos canales de distribución y venta, de una velada crítica contra la industria musical, el mainstream, aquellos que teniendo todo el poder para cambiar las reglas y adaptarse a lo que los consumidores pedían, perdieron el control del mercado obligando a los artistas a apropiarse de todo el proceso, para que su trabajo salga adelante en el tiempo y forma que el artista desea.Puede que el proceso de autogestión emprendido por algunos músicos (Nacho Vegas, Vetusta Morla, Jero Romero o Fernando Alfaro) no sea más que una huída hacia adelante, una opción sin solución de continuidad que sirve como respuesta a este momento de crisis que vivimos, pero sin duda se trata de una fórmula creativa que ofrece una respuesta necesaria y vital para el resurgir de la escena independiente española.Es posible que AUTO contenga una trampa de base, que consiste en hacernos creer que cualquiera puede autoproducirse un disco y ganar dinero con ello, conseguir actuaciones y un éxito relativo (no hablamos, en ningún caso, de superventas) gracias a las virtudes de Internet y del boca a boca. Quizá AUTO sólo da respuesta a una serie de preguntas concretas, pero da buena cuenta del trabajo y dedicación de unos artistas que viven por y para la música, lejos de los grandes recintos y las revistas, lejos también de la MTV y de los 40 principales, pero cerca, y mucho, del público. Y de las nuevas inquietudes comienzan a despertar con el paso del tiempo.