De nuestro viaje por Estados Unidos y Canadá, aunque fue hace unos años, recuerdo perfectamente muchas cosas y otras no tanto, lo reconozco, tengo lagunas mentales, pero para eso tengo a Nacho que me las recuerda (alucino con él y su memoria). Las cosas que mejor recuerdo, y creo que le pasará a muchos, son esas pequeñas cosas con las que no contabas o no esperabas, y que al recordar no sabes si llorar o reír. Yo optaré por la segunda y de camino alargo mi vida un poquito más... jejeje.
¿QUÉ ES ESE APARATITO?
Como cualquier viaje en coche empezamos llegando a la oficina de alquiler. Después de esperar un poco nos trajeron uno que no se parecía en nada al que pedimos, este era más grande, nosotros elegimos uno más pequeño para poder movernos y aparcar mejor. Nos dijeron que no tenían el modelo que pedimos por internet y a cambio nos daban otro de la misma gama, aunque yo creo que en eso salimos ganando. Lo cierto es que el personal fue muy amable. Y ahora viene la pregunta del millón...
Chica: Sabes como funciona un coche automático, ¿verdad?
Nacho: claro¡¡ pero si me lo recuerdas mejor.
Jajajaja... que elegancia para decir que no has cogido un coche automático en tu vida, pero bueno, tampoco es que sea nada de otro mundo.
Entrada al Lincoln Tunnel
En fin, seguimos con el viaje. Ahora toca adentrarnos en la marabunta de coches que existe en Nueva York. Después de estudiarnos el mapa y aprendernos de memoria por donde teníamos que salir para coger la carretera dirección a Canadá nos pusimos en marcha.
Creo que miramos el mapa hasta gastarlo y... zas¡¡ Nos equivocamos de salida. Pero a nuestro favor vamos a decir que conducir por Nueva York impone mucho y nos liamos, nos liamos. Y ahora vienen las típicas frases entre conductor y copiloto:
Yo: Ahhhh¡¡¡ Te has pasado la salida.
Nacho: No me has dicho nada.
Yo: Creía que lo sabías.
Nacho: voy conduciendo no puedo estar pendiente de todo.
Yo: "se me forma una gotita de sudor en la frente"... "respira, respira... es pronto para querer estrangularlo".
En realidad no era complicado solo teníamos que cruzar el Lincoln Tunnel, girar a la derecha y lo siguiente sería conectar con la carretera que nos llevaría hasta Montreal, nuestro destino. Pero en vez de hacer eso tomamos dirección a New Jersey. Y entramos en una espiral de carreteras solitarias de la que no podíamos salir... que agobio. Lo peor de todo es que la mayoría de nuevas carreteras que cogíamos eran autopistas, así que además de tener que buscar un nuevo rumbo teníamos que parar a pagar, en uno de los controles pagamos la ridícula cantidad de 15 centavos... 15¡¡¡ Creo que el hombre que nos cobró se llevó riendo un buen rato porque llevamos escrito en la frente "¿perdidos? no... lo siguiente".
Tarjeta para el pago en los peajes
Pero lo peor viene ahora, y te aconsejo que te asegures cuando alquiles un coche, justo pegado al espejo retrovisor de dentro había una pequeña cajetilla gris. Una vez que salimos y pudimos encontrar el buen camino íbamos callados cada uno en sus cosas y me da por mirar a ese lugar en concreto... y vuelven las conversaciones absurdas.
Yo: ¿Qué es eso?
Nacho: ¿El que?
Yo: pues eso, el aparatito de arriba del retrovisor.
Nacho: No sé... será para localizar el coche o algo.
Yo: Pues son un poco bastos, ¿no?
Pero mi curiosidad puede más así que lo toqueteo y consigo abrirlo y veo que es una tarjeta... para pagar los peajes¡¡¡ Y a mi mente viene la cara del hombre del peaje en New Jersey y la del alquiler de coche...
Yo: es una tarjeta para pagar los peajes.
Nacho: ¿Sí o qué?
Yo: Sí... "gotita de sudor", vamos a probar en el siguiente.
Así que en el siguiente peaje pasamos por donde ponía tarjetas y funcionó porque nadie nos paró. Cuando alquiléis un coche preguntar si lleva ya esta tarjeta incorporada, Plate Pass, es muy cómoda, ya que no tienes que esperar colas ni pararos. El recargo de los peajes que nosotros pasamos se cargaban a la cuenta de la agencia de alquiler y no a nosotros, tampoco tuvimos que pagarlos una vez que dejamos el coche... ufff algo bueno.
TODOS SABEMOS REPOSTAR... AHHH PEQUEÑOS ILUSOS
Una vez con nuestro destino enderezado y una cosa mas aprendida el viaje iba bien, paramos en varias zonas de descanso a tomar café y comer algo, pero no todo podía ser todo tan perfecto. Llegó la hora de echar gasolina. ¿Algún problema con la gasolina? claro que no, si lo hacemos todos los días como vamos a tener problemas con esto... Error¡¡¡
Modelo de surtidor
En la gasolinera que paramos era más pequeña que las anteriores, en medio de ninguna parte. Habíamos salidos de una gran urbe salpicada de enormes edificios y una actividad frenética y ahora nos encontrábamos en un escenario totalmente distinto, fue un contraste bastante significativo. La estación la llevaba una señora mayor sola y muy simpática pero no había nadie fuera. Paramos al lado del surtidor y nos bajamos del coche para entrar y pagar. La señora muy amable nos comentó que se pagaba con tarjeta de crédito en los mismo surtidores y nos explicó el funcionamiento... parecía tan fácil. Entonces empezó nuestra pesadilla. Se suponía que teníamos que meter la tarjeta y sacarla en el momento, la máquina se queda con el número, y después marcar la cantidad y el tipo de gasolina. Pero... sorpresa¡¡¡ De ahí no salía nada de nada.
Nacho volvió a entrar, ya que su inglés es mejor que el mío, para preguntar de nuevo. Lo intentamos como cinco veces más y aquello seguía sin salir. Por favor, parecía que habíamos vivido en una isla perdida y acabábamos de llegar a la civilización. Después de quedarnos mirando un rato al surtidor decimos volver a preguntar a la señora pero en ese momento llegaron un grupo de motoristas y entraron todos, así que la mujer estaba bastante ocupada. Justo a nuestro lado paro un coche con una familia así que mejor fuimos a preguntarle a ellos.
Nacho: perdone, podría...
Hombre: No sé, no sé....
Yo: Ehh??
Nacho: solo es un momento...
Hombre: tengo prisa.
Parecía que ese hombre había visto ir hacia él a Leatherface con su motosierra, en mi vida me había pasado eso. ¿Tan mal nos veíamos? Vale que nuestras caras eran un poema pero tampoco para tanto. Otro coche paró y bajo un chico, le preguntamos y con mucha amabilidad, aunque con alguna risilla que otra, nos ayudó y nos explicó el proceso completo. Ayyy¡¡¡ Dios bendiga al ángel guardián de las gasolineras.
En realidad lo estábamos haciendo bien, solo nos faltaba dar a un botoncito para que la gasolina saliera. Cuando por fin terminamos de echar gasolina parecía que había pasado una eternidad. No es tan complicado, realmente es fácil y cómodo, y decidimos hacerlo así todo el viaje. Cada vez que lo recuerdo no puedo dejar de reir, como algo tan fácil y cotidiano nos dio tantos problemas. En fin... algo más que aprendimos.
No nos demoramos mucho en seguir el viaje, aún nos quedamos un buen camino hasta Montreal y teníamos que pasar la frontera, eso si que fue una odisea, nunca en mi vida me habían entrado tantas ganas de estrangular a alguien.
PESADILLA EN LA FRONTERA CANADIENSE
Llegada a la frontera de Estados Unidos con Canadá, cruzamos por el paso fronterizo cerca de la localidad de Champlain. Bastantes coches intentando entrar, nosotros en nuestro carril escuchando música y yo mirando la guía. Eramos tan felices... hasta que un policía nos indicó que nos saliéramos de la fila y nos hicieron entrar en la oficina de inmigración.
Mientras estábamos esperando que nos atendieran, un policía revisaba nuestro coche por fuera. Finalmente nos tocó el turno y nos atendió una chica, que en la actualidad está dentro de mi lista negra, bueno, no tengo lista negra, pero si la tuviera estaría seguro.
Puesto fronterizo
Nos saludó y nos pidió los pasaporte, los comprobó y preguntó cual era nuestro motivo para entrar en Canadá. Respondimos que era por turismo. Nos preguntó por el itinerario que íbamos a hacer y donde nos íbamos a alojar, así que le mostramos los papeles impresos de las reservas de los hoteles. Y aquí empezó el interrogatorio. ¿Porqué veníamos? ¿Porqué fuimos antes a Estados Unidos? ¿Porqué no vinimos directamente a Canadá? Y así se llevó repitiendo las mismas preguntas diez minutos. Todas las preguntas las contestaba Nacho porque como he dicho antes mi inglés no es muy bueno, podía entenderlo pero mi nivel de hablarlo es malo. La mujer no paraba de mirarme... y yo atenta a la conversación. Después de un rato nos pidió los papeles del coche de alquiler así que Nacho fue por ellos al coche. Y aquí llegó la parte más absurda de todas... llamó a un compañero de origen hispano para que hablara conmigo mientras Nacho no estaba¡¡¡
Policía: ¿Mi compañera quiere saber el motivo de su visita?
Yo: Por turismo, ya se lo hemos dicho antes.
Policía: Mi compañera quiere saber si viaja por su propia voluntad.
Yo: Que¡¡¡¡ Pues claro...
¿Acaso Nacho tiene cara de secuestrador y yo cara de rehén? No me lo podía creer...
Policía: ¿Entonces por qué han ido antes a Nueva York?
Yo: "mi paciencia se consumía". Pues como ya le hemos explicado a su compañera, como veinte veces, decidimos viajar a Nueva York de vacaciones y ya que estábamos aquí aprovechar para venir a conocer Canadá.
Policía: ¿Y por qué no viajaron antes a Canadá?
Yo: "paciencia bajando". Porque un vuelo a Nueva York vale 500€ y un vuelo hasta Canadá vale 1.300€, y como verá no soy rica. Además puedo organizar mi viaje como crea conveniente.
Policía: vale... solo son preguntas rutinarias.
Venga ya, reconozco que siempre me han parado en casi todos los aeropuertos a los que he ido, no sé, tendré algo sospechoso. Pero nunca ha sido para tanto. Si esto era un interrogatorio rutinario miedo me da pensar como será uno de verdad.
Cuando vino Nacho con los papeles del coche la mujer apenas los miró, es decir, que había sido una excusa para que se fuera y así poder hablar conmigo a solas... ainsss que momento más frustrante. Y yo que creía que la frontera con Canadá iba a ser más rápido. Me resultó más fácil entrar en Estados Unidos, donde solo me preguntaron cuanto dinero llevaba y si tenía tarjetas de crédito.
Policía EE.UU: ¿llevas tarjetas de crédito?
Yo: no, las lleva él. Señalo a Nacho que me espera mas adelante.
Policía EE.UU.: eso esta bien... chica lista.
Yo: Jejeje
Nacho: "ojos en blanco"
Reconozco que estas acciones son necesarias para impedir que sucedan ciertas cosas pero cuando te pasan a ti que no tienes nada que ocultar, que lo único que quieres es disfrutar de un viaje que has preparado y esperado con ilusión, llegar a ser complicado. ¿He aprendido algo? Si, la próxima vez elegiré otro puesto fronterizo.
A pesar de un viaje de siete horas, hacer turismo por los peajes de New Jersey, hacer un máster en repostar y enfrentarnos a la reina de los interrogatorios... llegamos a Canadá¡¡
Pero esto no acaba aquí, otro día os contaré cuando llegamos al hotel que habíamos cogido en Montreal y nos dice la recepcionista que el techo de nuestra habitación se había caído y no había más habitaciones libres... y esto a las diez de la noche¡¡¡
Bueno, solo quería contaros algunas de las cosas que nos han pasado en nuestros viajes. Algunas mejores que otras... pero que al final se quedan en anécdotas que recuerdas durante mucho tiempo.
Un saludo a todos¡¡¡