Revista Vino

Banalidad

Por Louzan
Andy Warhol, además de su conocida faceta como artista, cineasta y esteta de su generación, ejercía también como introductor de galeristas. En realidad, su especial situación, como pivote para importantes corrientes culturales y artísticas en los 60, 70 y 80 del siglo XX, le ofrecía la oportunidad de llegar a fenómenos como Jean-Michel Basquiat antes de que se hiciesen populares y conocidos para introducirlos así en el circulo del arte profesional (del caro, para entendernos).
BanalidadEste apunte viene al caso del particular estilo del pintor neoyorquino pero de origen haitiano. Basquiat, además de pintor era también poeta y músico y su pintura está enraizada en múltiples estilos: Polock, Kline, Dubuffet... le gustaba todo (o casi todo). Pintaba en lienzo, en paredes, en madera, dibujaba. Era un arrebato estético pero, como tal, tenía seguidores y detractores a partes iguales. Y la razón de esta dualidad es un ejemplo de aquello a donde quiero llegar: si desnudamos de subjetividad el arte, la expresión artística, lo que quedan son las matemáticas. Y dos más dos son cuatro. Lo son, no le deis más vueltas.
Si al vino le quitamos la magia, Don Simón y Elegido son cuatro. No sé si me explico.
Sin glamour, sin filosofía e historia, sin hacer patente el trabajo en la viña, sin revolución, sin distinción, sin espíritu y disposición a la disidencia, sin rechazo al capital y al establishment, sin devoción al campo, sin frikismo y sin interés por conocer, por explorar, por aprender... sin todo eso un Goliardo Caiño del 2009 y una botella de Marques de Caceres son dos vinos tintos. La única diferencia son las matemáticas y, con ellas, uno cuesta 25 euros y el otro 13. Y uno de los dos, además, "es un reserva".
La distancia real entre lo que yo y otros pocos (cada vez menos) defendemos es banal. Para la inmensa mayoría de los consumidores de vino, desde los habituales a los esporádicos, el modo en que se hace el vino, la forma en que se trata al viñedo, la manera en que se comercializa, son cuestiones triviales, insustanciales, o de poco interés. Lo suyo es que aquello, al final, sea asequible y sepa a vino. Y, además, que sepa a vino bajo una serie de cánones claramente establecidos durante décadas y que marcan que el primero de los dos vinos que cito más arriba "no sabe a madera" y "no está etiquetado como reserva", así que: ¿por qué habría de ser más caro?, o aún más allá, ¿por qué habría de ser "mejor"?
BanalidadEsto que antes decía del glamour es otra cosa jodida de explicar. En el mundo enofriki, el glamour lo tiene quien lo tiene. Por ejemplificar; pongamos un vino elaborado en Ribeira Sacra, de viña con más de 30 o 40 años, en un paraje de singular complejidad y belleza, por un enólogo/elaborador, hombre o mujer, con una historia personal lo más atormentada posible y que, además, ofrece un discurso medioambientalista, de defensa de lo propio, con profundos conocimientos de la zona y de la uva y que sabe vender esa supuesta imagen "outsider". Bingo¡, éxito seguro.
Se venderá como rosquillas.
Aún mejor, se venderá por el doble que los demás de la misma categoría, lugar de procedencia y uva, tengan o no contraetiqueta. Y, una vez el vino se venda, una vez logre clientes, logre posiciones en cartas de restaurantes más o menos prestigiosos y una vez se haga conocido para el universo enofriki, ya tendrá asegurada su subsistencia. Incluso podrá pensar en hacer más vino.
BanalidadLa banalización se supera asumiendo que, en este país, la televisión con mayor audiencia es Telecinco. "Mujeres, Hombres y Viceversa", "Salvados", "Gran hermano VIP"... fórmulas que arrasan. España es el mayor fabricante de ignorantes e indocumentados de Europa, mano de obra barata y una generación de pelanas y portadas del Interviú en potencia. Y en este contexto, o uno es del montón y pelea a ras de suelo o intenta levitar al menos a 3 centímetros de la tierra. Y ese glamour, esa banalidad, ayuda a flotar. Y a levitar, sobrevolándola, la estupidez imperante, también en el consumo.
Lo que me parece profundamente peligroso, y hay hoy mismo varios ejemplos que lo acreditan, es querer vender la moto de que para salvar al sector del vino hay que hacer que todo, todo, carezca de valor real para el gran público. "Lo importante es que beban vino", es un arma de doble filo que termina, en mi opinión, con la justificación precisa para que alguien pague, de buenas a primeras, más por una botella de Goliardo que por otra de Marques de Caceres Reserva. O ya puestos, pague el triple por un albariño Tricó de 15 euros que por un Protos verdejo de poco más de 5. ¿Por qué?. ¿Que razón hay, sin conocer a José Antonio Lopez, su viña y su especial testarudez, para pagar tres veces mas por su vino blanco seco que por otro que, además, vas a encontrar por doquier?. El Tricó es "rara avis", con poco más de 30.000 botellas frente a los 2 millones que Protos hace de su verdejo.
BanalidadSin filosofia, sin historia, sin hacer patente el trabajo en la viña, sin revolución, sin distinción, sin espíritu y disposición a la disidencia, sin rechazo al establishment, sin devoción al campo, sin frikismo y sin interés por conocer, por explorar, por aprender... sin todo esto, ¿qué nos queda?... las matemáticas. Y nada más.
Basquiat murió a los 28 años de sobredosis. Por uno de sus cuadros se llegaron a pagar más de 11 millones de dólares. La belleza intrínseca de sus obras, que para el gran público pueden ser únicamente garabatos infantiles, la ve con claridad un puñado de personas. Otros nos limitamos a tratar de ver que es lo que nos produce cuando los miramos. Inquietud, alegría, interés, desprecio. Es arte y, como tal, es la cumbre de la subjetividad. Mientras, una inmensa mayoría...mira el precio. Y aún para unos pocos, ese precio es el que es porque la estupidez humana no tiene límite. La belleza, la calidad o la técnica, incluso la pura subjetividad, carecen de sentido para ellos. Son cuadros caros porque siempre hay alguien dispuesto a aparentar. Y punto.
Igual que en el vino pero con una diferencia. A Warhol en el vino lo correrían a gorrazos y lo empujarían a exponer sus obras en el próximo reality de Telecinco.
"Puto viejo pirado", dirían, "a donde vas, pintando latas de sopa...será subnormal".
Lo importante es que beban vino. Que beban. la magia, la poesía, el glamour.... no venden. Lo que vende es Alimentaria y las ferias de Peñín....y el Gran Hermano.
A ver si así
*Fotos: de Basquiat, en la web, del Goliardo en Larpeiros en Cantabría y del Tricó en Enofílicos

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