Revista Política

Barbavisión

Publicado el 12 mayo 2014 por Fabio Expósito Rodríguez @FabioExposito

Barbavisión

Thomas Neuwirth caracterizado como Conchita Wurst

Las barbas están de moda en 2014, aunque desde el pasado sábado no sé si también van a empezar a estarlo entre las mujeres. El personaje musical de Conchita Wurst alcanzó la máxima puntuación del festival de Eurovisión para Austria, convirtiendo esa victoria en un auténtico símbolo (ya veremos si grande o pequeño). Lo que mucha gente se pregunta es si los votos del público europeo respondieron a sus habilidades musicales o a lo estrambótico de su presencia. Pero como a mí Eurovisión me la trae al pairo, me centraré en el logro y no en sus cuerdas vocales.
Nos gusta lo diferente, en el día a día lo rechazamos, pero si conseguimos acceder a ello dentro de un círculo de seguridad lo probamos. Pasa con casi todo, con los migrantes, con la religión, con la sexualidad, con los deportes e incluso con las cosas que compramos en el supermercado. Socialmente estamos dirigidos para repetir ciertos patrones de comportamiento establecidos en diferentes ámbitos y por distintas razones. Así que cuando algo fuera de lo común se cruza en nuestras vidas nuestra primera reacción es la del rechazo. Sólo cuando otra persona en la que confiamos se atreve a probarlo o a mencionarlo, es cuando perdemos el miedo.
De esta forma cultivamos una conciencia llena de polvo y culpabilidad, la cual necesitamos limpiar con gestos aparentemente altruistas, aunque definitivamente egoístas. Hay que tener en cuenta que en la mayoría de ocasiones, cuando nos enfrentamos a una situación de injusticia que no nos atañe directamente, la respuesta más común es el silencio. Así que cuando dentro de ese círculo de seguridad tenemos cierto poder de decisión y contamos con el apoyo de muchos otros, por fin nos lanzamos.
Aquí radica precisamente el éxito de Internet. La red sirve para muchas cosas, pero afortunadamente uno de los motivos para los que más se utiliza es para protestar. Detrás de las pantallas de ordenadores y móviles somos abiertamente reivindicativos y "gritamos" por casi todo. Porque muchas veces el anonimato, y en otras ocasiones la seguridad de saber que no habrá reprimendas, nos ayuda a soltar lo que realmente pensamos. Algo que en la vida real y en el cara a cara todavía nos cuesta demasiado.
Conchita Wurst ganó Eurovisión por la misma razón que Barack Obama fue galardonado con el Nobel de la Paz. Porque se nos remueve la conciencia cada vez que nos damos cuenta de la involución social en la que estamos enfrascados. Y porque resulta mucho más sencillo acabar con nuestros remordimientos si lo hacemos todo como grupo, generando de esa manera un símbolo. Ahora bien, lo malo de los símbolos es ese fondo que los que lo encumbramos nunca llegaremos a conocer. Si el fondo es equilibrado y perspicaz el símbolo será eterno, pero si por el contrario se tambalea y es cortoplacista se convertirá en una anécdota más. Entonces, ¿para cuánto da una barba?

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Ruth Lorenzo y Conchita Wurst

PD: Yo ya llevaba barba antes de que fuera mainstream

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