Hay, lamentablemente, una sola Barcelona, pero, en las numerosas visitas que he podido realizar a esta bella ciudad, me he encontrado con muchas barcelonas diferentes. En esta ocasión (ya habrá otros posts sobre distintas vistas de la ciudad condal) quería acercaros la Barcelona más modernista, de mano del gran Antonio Gaudí. Como excusa me sirve que uno de los "personajes" más presentes en la novela recomendada en el anterior post (El sueño de la ciudad , de Andrés Vidal) es la Sagrada Familia, en ella el autor nos narra que esta había nacido con la voluntad de acercar la grandiosidad de la iglesia al mundo obrero con la intención de propagar unos principios sociales.
La primera persona que llevó a cabo la iniciativa de construirla fue Josep María Bocabella i Verdaguer, y el primer arquitecto que estuvo en el proyecto fue Don Francisco de Paula del Villar y Lozano pero este dimitió y el asesor técnico de la junta, Juan Martorell asumió dirigir las obras y fue cuando se lo propuso a Antoni Gaudí i Cornet, que por aquel entonces era un joven de tan solo 31 años.
Antoni Gaudí posiblemente ha sido el arquitecto más revolucionario del modernismo y de la arquitectura en general. En su larga trayectoria (murió con 62 años), diseñó y construyó algunos de los edificios más llamativos y cómodos para vivir, empleando innovadoras soluciones, siempre basadas en lo más elemental: la naturaleza.
Muchas de sus obras, que son más que edificios, podemos encontrarlas en Barcelona, ciudad donde el modernismo tiene una intensa presencia. Las principales obras de Gaudí que podemos visitar están en el barrio de Gracia, cuna del modernismo y barrio ideal para alojarse en nuestra visita a Barcelona.Algunas de las que podemos visitar, a lo largo y ancho de Barcelona, en orden cronológico por su comienzo, son:
Finca Güell: construida entre 1884 y 1887 se encuentra en la Av. de Pedralbes 77. Por una angosta entrada se adentra el visitante en el paraíso de color y formas imaginarias que Gaudí creó para su gran amigo y promotor, el industrial Eusebi Güell.
Palau Güell: (1886-1889) en Carrer Nou de la Rambla 3-5. Segundo y difícil encargo de su amigo. En tan sólo 18 x 12 metros de planta, Gaudí debía construir un suntuoso palacio. Como lo hizo asombra al visitante, lo que desde la estrecha calle pasa desapercibido, se agiganta con los mágicos efectos visuales de su cúpula, vidrieras, escaleras y ventanas. Culminando tal paraíso en la azotea con un extraordinario jardín. Más de uno que la conozca se asombraría al conocer sus dimensiones, es grandiosa, extravagante y genial, como toda su obra.
Colegio Teresiano: (1888-1889) en Ganduxer nº 87. Este colegio de inspiración gótica que Gaudí trabajó respetando estrictamente los principios de pobreza la orden, resultó una genial combinación de formas tradicionales y futuristas.
Casa Calvet: (1898-1900) en Carrer de Casp. Otra de sus casas con propósitos prosaicos; edificio de viviendas y negocios. Este fue el edificio más convencional que proyectó Gaudí. Por él recibió la única mención de su vida como reconocimiento de la ciudad a su trabajo.
Bellesguard: (1900-1909) en Carrer Bellesguard. Símbolo de Cataluña, pues el último rey catalán, Martí I, había tenido allí su casa de recreo. Siglos más tarde esta construcción gótica fue modificada por Gaudí llegando a un resultado de genial armonía, como se puede ver en la foto.
Parque Güell: (1900-1914) en Carrer d'Olot. Concebido como ciudad residencial en un paisaje paradisiaco, acabó siendo un parque. Un fascinante escenario de jardines de pinos y palmeras donde sobredimensionales formas arquitectónicas como nacidas de la tierra, en ese equilibrio que sólo la naturaleza ofrece, Gaudí con su gran ciencia y meticulosidad, pudo crear.
Casa Batlló: (1904-1906) en Passeig de Gràcia 43, podemos ver una singular fachada sin líneas rectas (incluso sus muros son ondulados, como si estuviese elaborada en piel). Elefantes, monstruos o máscaras venecianas entre otros son los elementos que evocan la contemplación de su fachada. Como utilizó Gaudí el azulejo en infinitos y delicados matices de azules, la cerámica vidriada o sus cristales rotos, es otra curiosidad que no se le escapa al visitante.
La casa Batlló fue un encargo a Gaudí para reformar el edificio existente, y vaya si lo cambió. La fachada es de lo más colorista como os decía, pero en el exterior también os llamará la atención el techo, que representa la batalla de San Jorge (patrón de Cataluña) contra el dragón, así como la azotea, coronada por una imponente chimenea, colocada de forma asimétrica. Una vez en el interior (imprescindible observar el vestíbulo, la escalinata y el desván), el visitante se adentra a un mundo arquitectónico que roza lo inverosímil, con todo tipo de metáforas que remiten a la naturaleza
Casa Milá: (1906-1910) cerquita de la anterior (unos números más arriba, Passeig de Gràcia 92) podemos ver llamada popularmente La Pedrera por sus ondulantes muros de piedras de cantera, es quizás el edificio que mejor sintetiza todos los elementos arquitectónicos de Gaudí, con su fachada porosa como si de las dunas del desierto se tratara, con su aspecto de panal de abejas, sus cornisas volantes, sus remates de azulejo blanco que evocan una sierra nevada, los bellos balcones con hierro forjado y una azotea dedicada a la imaginación imposible de pasar por alto. Encargado por el matrimonio Roser Segimon y Pere Milà, este fascinante edificio inspira movimiento y fantasía, y es imprescindible no perderse las vistas del Eixample desde la azotea, así como los patios, la escalera o un apartamento de muestra.
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Sagrada Familia: (1883-1926) He dejado a propósito para el final, la gran catedral (basílica, ya que en realidad la catedral de Barcelona es otra) de inspiración gótica y estandarte de la más moderna arquitectura, situada en la plaza a la que da nombre. Fue el mayor proyecto de su vida y su más amado y financiado sueño. De todas las obras de Gaudí en Barcelona, la Sagrada Familia representa mejor que ninguna la concepción artística de su autor, una arquitectura "total", donde conviven estructura, decoración, simbolismo, misticismo y naturaleza.
Mirándola desde lejos, y desde cierta perspectiva este grandioso monumento parece terminado, sin embargo, Gaudí murió antes de poder terminarla (en 1926 un tranvía acabó con su vida, dejando la Sagrada Familia inacabada). Aún hoy continúan las obras (se estiman terminadas para 2030) a las que el arquitecto se dedicó en cuerpo y alma. Sin embargo como los planos están completos y minuciosamente desarrollados, se sigue avanzando en su finalización.
Ahora mismo ya se puede visitar su impresionante interior (aconsejo comprar las entradas por internet http://visit.sagradafamilia.cat/?lang=es, ya que las colas son tediosas cualquier día de la semana, y además, así sabes a qué hora puedes visitarla y planificar mejor tu tiempo). La pregunta que todos se hacen, teniendo en cuenta que se financia con aportaciones privadas es ¿Terminará Barcelona algún día tan monumental proyecto?.
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