Revista Arte
Azul eléctrico como solo puede serlo el juego de las sombras que atraviesan la noche. Azul eléctrico donde las sombras no pertenecen a nuestra vida, sino a esa otra vida, la soñada. Azul eléctrico como el sonido donde los deseos se confunden a la hora de descubrir los muros ocultos. Anhelos fugaces que solo escapan atravesando los muros de la realidad. Ingenuos o no, Bauer son así, un deseo fugaz cuyas cenizas huyen para no depositarse en el infierno del olvido. Ataviados con un potente sonido de guitarras que no nos dejan dudas en cuanto a su intensidad, los malagueños Bauer se presentan con este Azul eléctrico, en el que los diez temas que lo componen deambulan en el borde del mundo. Realidades y deseos, éxitos y fracasos, refugios y vendavales se van dando la mano en las canciones del disco, pues se comportan como una potente tarjeta de presentación en donde las raíces del pop rock más enérgico se adueñan casi de cada una de las melodías corte tras corte, diluyéndose a la perfección entre la energía más intensa y esa otra intensidad de los medios tiempos en la que los grupos se ponen a prueba, y Bauer lo hacen con nota, como por ejemplo en Vendaval. Las canciones de Bauerson como los vientos que buscan las grietas del dolor, la desesperanza y los sueños bajo un cielo infinito; infinito como ese azul eléctrico que identifica el por qué de este disco. Luz y oscuridad que buscan una salida, aunque para abrir las puertas del cielo haya que trovar las canciones más bellas del universo.
El disco no se puede abrir mejor, pues Folks es un perfecto medio tiempo, intenso, rítmico y que ya te pone los pelos de punta por su propuesta de navegación hacia lugares inesperados: "Y a cada sombra que pasó le siguió una luz / Y cada instante vivo sin estar en realidad aquí / Y cada oscuridad me arrancó un poco / Ya no sé si puedo salir de aquí". Un magnífico inicio que se funde con Azul eléctrico, tema homónimo que da título al disco y ha sido elegido como primer single del mismo. En él asistimos a una de las mejores versiones de Bauer, eléctricos, contundentes y armados con el sonido de las grandes ocasiones; un tema que entra a la primera, pues busca el tipo de sensaciones que llegan para quedarse, en una especie de tobogán de nos balancea los sueños, aunque sea a base de rescatarnos de la ingenuidad. Destellos de luces que continúan en Enciendes estrellas, donde los ritmos se refuerzan con la contundencia de una batería que nos guía a lo largo del tema, y que se rompe en una inmensa galaxia de estrellas: "Enciendes estrellas que no se podrán apagar, no puedo... / Dejar de admirar, tus impulsos me inundan de ti..."; puro impulso eléctrico que no baja en la concepción musical en No hay refugio, pues de nuevo, Bauer nos atormentan con esa fórmula mágica donde se conjugan el miedo y el amor: "Solo con tu voz pondrás el viento a tu favor / Suelos de cristal invisibles / Que estallan frente a ti en pedazos". Ecos lejanos de sueños perdidos en el tiempo, que reposan en las manos de Lucas, Gabriel, Abel, Fernando y Andrés, y lo hace sin miedo: "enmarañado en medio del caos", y que convierten a Enmarañadoen un perfecto medio tiempo que nos sumerge en la confusión que gravita en las grandes decisiones: "Dicen que la salvación eres tú".
El punto medio de este Azul eléctrico que, se vierte sin miedo sobre la oscuridad de la noche, se disfraza de una sintonía de melodías intermedias que nos sustraen esos deseos de infinito que a veces nos demanda el corazón y nos sitúa Lejos como: "Promesas que se ocultan bajo un disfraz"; juego de escondites que aletean en las grietas del dolor; un nuevo medio tiempo impecable del grupo malagueño, que se rompe con En el borde del mundo, donde las guitarras más aguerridas de Bauer se hacen con el mando, en una nueva demostración de su eficaz potencia y, que hacen las veces de frontera en un lugar sin límites: "podremos ser lo que queramos... El horizonte ya no está en el borde del mundo".Límites y fronteras que buscan cobijo en las cuerdas de una guitarra solitaria en Vendaval, gran canción que nos arrastra a la sima de los deseos equivocados: "tendrás que huir / dejar el vendaval pasar por ti / rompiendo tu disfraz", como ejemplo de perfecta combinación entre letra y música repleta de mágicas resonancias. Un rayo de luz en la oscuridad, que de nuevo se hace fuerte en Siento tu dolor bajo las coordenadas de las teclas de un piano que nos empuja a ese formato más intimista de Bauer, ese que nos hace retumbar en nuestro interior: "siento tu dolor... siento tu dolor" que se cuela entre las grietas del alma, y se acompasa a la perfección con El final, un tema con el que Bauer cierra su disco en un formato descaradamente intimista y, en el que de nuevo, se nos cuela el órgano para advertirnos de la versatilidad del grupo, pues la intensidad puede ser interpretada de diversas maneras. El final es como esa canción del final del verano; pura despedida que desde luego no es definitiva por mucho que nos empecinemos en seguir atravesando los muros de la realidad.
Ángel Silvelo Gabriel.
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