Voy a ser breve y pondré un solo ejemplo, el más reciente, ocurrido con el vino que titula el post. Había leído no pocas cosas sobre él y firmadas por gente que me merece respeto, por su pasión por el vino más allá de los intereses creados (que, por muy respetables que sean, siempre acaban distorsionando la percepción y opinión libres sobre lo que bebes), por su formación y por su posición. Pongamos por caso:
"Puntuación: 14.00/20. Rubí granate intenso. Aroma de buena intensidad, con recuerdos de fruta roja bien madura (mermelada de cerezas), bien amparada por la madera, sin molestar. En boca es de cuerpo medio, con acidez correcta, fresco, con fruta suficiente y un final correcto. Fecha de cata: 22/05/2009. Catado por : Jens Riis, Mario García, Manuel Puerto". Es decir, El Mundo Vino, uno de los portales (de El Mundo) más respetados y en el que tengo, incluso, algún amigo colaborando.
Ellos probaron este vino el 22 de mayo de 2009, no sé a qué hora. Yo lo probé entre los días 2, 3 y 4 de septiembre de 2010, siempre entre las 20 y las 22 horas. No creía lo que mi nariz y mi paladar me decían y le di varias oportunidades, tanto comiendo como en ayunas, tanto a temperatura ambiente como a 14-15ºC. Se trata de una garnacha de San Martín de Valdeiglesias (DO Vinos de Madrid), que hacen entre Marc Isart y Raúl Pérez y de la que no tengo detalles de la vinificación. Parece ser que usan grandes fudres troncocónicos (en una foto que publicaba Amaya Cervera, podría parecer que son incluso de 3000 litros), aunque no sé si para este vino en concreto.
El hecho podría ser relevante (conocer los detalles de la vinificación) porque lo que olí y bebí nada tenía que ver con lo que había leído. Mi perplejidad, claro, es absoluta: ¿tanto ha cambiado este vino en un año? ¿No se suponía que su consumo ideal podía ir de 2009 a 2012? ¿Es posible que la nariz y el paladar de un simple aficionado perciba cosas tan distintas a las que perciben los profesionales de la prescripción? Había tenido experiencias parecidas (la más sonada con los Flor de Pingus de P. Sissek, para los que no he encontrado, todavía, ni momento ni paladar que me adapten a sus "exigencias"). Me vuelve a suceder ahora con este Bernabeleva Carril del Rey 2007: mucha madera, más bien decapada antes de barnizar, al cabo de tres días regaliz de palo y un gran peso del alcohol. La fruta, básicamente garnacha, no la olí en los tres días en que mantuve la botella en la fresquera. En boca la cosa empeora: es un vino roto ahora mismo, deslabazado, acuoso, sin estructura y con unos taninos que se funden en serrín. A las 24 horas nada mejora y la madera, en boca, casi se mastica. A las 48 horas, la cosa sigue igual y cuando lo intento a temperatura ambiente, claro, nada mejora. Si alguien me lo explica, se lo agradeceré. Pagué por él 25 €.