Revista Cine

"Big fish" de Tim Burton

Publicado el 23 noviembre 2009 por Troncha


Una vez más se me plantea la misma duda. Esta película me la prestado una persona a la que aprecio bastante y me da pena no verla con los ojos que ella la ve, pero es que inevitablemente a todos nos pasa esto. Hay películas que nos gustan tanto que no nos gusta admitir que otros no ven lo mismo que nosotros cuando estamos ante ellas, ante todo debo ser honrado y no mentir, no me gusta engañar a nadie y desde un principio debo decir que a mi me cuenta muy poco este trabajo de Burton.
La frase que empleo para terminar el párrafo anterior es bastante irónica ya que la historia que nos cuenta el film es la vida de un cuenta cuentos. Una persona que ha vivido probablemente las mismas cosas que los demás pero que cuando ha querido transmitírselas a los de su entorno, lo ha hecho utilizando su particular tamiz. Ed (adulto, Albert Finney) es un cuentacuentos como el mismo se define en más de una ocasión durante la producción, algo que sinceramente no hacía falta que hubiera hecho porque el espectador se da cuenta de ello a la primera.
En la vida como seguro que ocurre en otras cosas, la gente decide como querer o no querer a los suyos; incluso lo que les perdona y lo que no, lo que se les consiente y lo que no. Si tomamos nuestra andadura en este valle de lágrimas como algo pragmático los hechos son como los vemos o los vivimos o pueden ser como los "pinta" aquí el director de mil maneras y formas que se nos antojen. Dejando de lado el raciocinio y dando rienda suelta a nuestra imaginación, esta forma de contar su propia vida es precisamente lo que Will (Billy Crudup) no perdona a su padre.
Burton ha aprovechado una historia como tantas ya hemos visto anteriormente de separación filial para montar uno de sus habituales escenarios. Quizás un escenario menos barroco de lo que nos tiene acostumbrados pero en definitiva igual de efectista como siempre. Este es el mayor problema que existe entre él y yo, que muchas veces deja de lado la historia para centrarse en como adornar lo que vemos, en emplearse a fondo en el envoltorio, para luego decepcionarnos con el caramelo que encontramos dentro.
Si, no se piense nadie que quien suscribe estas líneas no tiene sentimientos, por supuesto, incluso me he visto en una situación tan especial como la que se encuentra el hijo del protagonista. Pero a mi la historia no me deja poso, no me conmueve, lo único que consigue es que disfrute (como siempre me ocurre con este director) de una manera visual, me quedo con la interpretación del cínico personaje de Ed cuando es joven (Ewan McGregor). Aunque yo soy amante de lo salado y debo decirles que tanto rezumar almíbar me acabó empalagando.
TRONCHA


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