El tema de los vampiros en las películas no es nada nuevo, aunque se haya puesto de moda los últimos años y todavía nos queda mucho por ver, y dado que es muy extenso, vamos a hacer un resumen, dividido en varias entregas para no cansaros, de películas de vampiros que se han convertido en clásicos y forman parte de la historia del cine, recomendadas o curiosas simplemente de ver.
Desde la primera vez que se pudo ver un vampiro en una cinta, se han llegado a hacer, sin exagerar, entre series de televisión y diversas películas, de serie A, serie B y serie Z, unas 400. Un número que demuestra lo que le gusta al público y a la industria un par de colmillos bien puestos, o al menos intentar ponerlos en su sitio.
La primera de todas es Nosferatu, un clásico de 1922 dirigida por F.W. Murnau. Esta película fue una libre adaptación de la novela Drácula de Bram Stoker, se le cambió el nombre para evitar pagar derechos, así se las gastaban en la época. Pero la viuda del escritor consiguió que se reconocieran su autoría y mandó destruir todas las copias que existían. Gracias a la distribución internacional que tuvo no nos hemos quedado sin la cinta alemana.
Más adelante tenemos una de 1927, americana, que lamentablemente se ha perdido para siempre: La casa del horror (London After Midnight) (si bien es cierto que si uno mete el título en YT encontrará supuestos clips, tributos y hasta la película).
Dirigida por Tod Browning, tenía como protagonista a Lon Chaney, que interpretaba un doble papel como inspector de Scotland Yard y como un terrorífico vampiro, ambos protagonistas de los misteriosos sucesos que acontecen en una mansión londinense.
Después llegamos al primer Drácula como tal, con Bela Lugosi al frente, y curiosamente el mismo año hubo una versión en español, algo que era bastante común por la época. Realizar películas y luego rodarlas de nuevo para el público latino.
La versión de Lugosi es de la productora Universal, que este año está de celebración centenaria. La sinopsis oficial del film es la siguiente:
El conde Drácula abandona los Cárpatos y se traslada a Occidente, llevándose como sirviente a un contable. Una vez instalado, se enamora de una joven que ya está prometida. Empieza a a visitarla por las noches y va bebiendo su sangre poco a poco para convertirla así en su esposa. Pero el malestar que sufre la joven alerta a su familia, que busca la ayuda del doctor Van Helsing.
El ritmo de películas con vampiros se mantuvo constante de 1932 a 1936, con un parón que duró hasta 1943, año a partir del cual se podían encontrar mínimo dos cintas con estos protagonistas con colmillos afilados. Nos encontramos con otra pausa a partir de 1948, aunque en 1952 se realizó una cinta finlandesa, pero en Estados Unidos, principal productor de cine, no es hasta 1957 que remota el tema vampírico.
A partir de esta fecha será más normal encontrar películas en su mayoría mexicanas, aunque también había inglesas, italianas, japonesas, francesas o incluso de Singapur.
Tenemos que saltar hasta 1965 para encontrar la primera española, Un vampiro para dos, dirigida por Pedro Lazaga y protagonizada por Fernando Fernán-Gomez, Gracita Morales y José Luis Lopez Vazquez, en la que un matrimonio, formado por José Luis López Vázquez y Gracita Morales, decide viajar a Alemania en busca de trabajo -era la época de Vente a Alemania Pepe-, en un desesperado intento de conciliar su vida matrimonial, ya que su ajetreada vida en Madrid no les permite apenas verse. El único trabajo que logran encontrar, sin embargo, es de criados en un castillo habitado por un extraño barón, interpretado por Fernando Fernán-Gómez que en realidad es un vampiro.
En 1970 se llegaron a realizar 14 películas de vampiros, lo que indica el buen estado de salud que tenían este tipo de cintas.
Llegamos a 1971 y Roman Polanski también se ha dejado seducir por la temática vampírica con El baile de los vampiros, en la que el propio director actúa junto con Jack MacGowran, Sharon Tate y Ferdy Mayne. Rodada en clave de comedia, la película cuenta la historia del doctor Abronsius y su ayudante Alfred, que viajan por Transilvania para confirmar una teoría que afirma la existencia real de los vampiros y que tropieza con el escepticismo de sus colegas de la Universidad de Könisberg.
Otro de los films que se sale de la norma de los vampiros es Blacula, titulada en español Drácula negro, una cinta englobada dentro del blaxploitation en la que un príncipe africano acude a Transilvania para pedir al conde Drácula que le ayude a combatir el tráfico de esclavos. Éste se burla y vampiriza al príncipe, lo que lleva a más problemas cuando se trasladan a la época actual, que por aquel entonces eran los años 70.
Otro de los directores que se animaron a tener su propia versión de vampiros fue George A. Romero, con Martin, un adolescente que se cree un vampiro, y cuyo primo, Cuda está convencido del hecho a pesar que Martin no teme al ajo, o a los crucifijos, y que puede salir a la luz del sol. Cuda cree que Martin es víctima de una maldición familiar, y que la única solución es salvar su alma.
Para terminar esta primera parte, nos quedamos con Werner Herzog y su versión de Drácula inspirada en el Nosferatu de Murnau, Nosferatu, vampiro de la noche, de 1979, que ganó el Oso de plata en el Festival de Berlín en 1980.
Se podría decir que estamos ante el primer remake de una película de vampiros, ya que toda la filmografía que se ha ido sucediendo con los años partían de historias originales, si no tenemos en cuenta las versiones hispanas de las norteamericanas, o las que se basaban en la novela de Bram Stoker.