Después de un largo fin de semana, bueno, largo largo no es que fuera, un día más que sabe a poco, pero menos es nada, volvemos a la rutina diaria y que mejor que empezarla desayunando un rico bizcocho hecho con nuestras manos.
La combinación de chocolate y vainilla es deliciosa y su jugosa textura aguanta tierna varios días. Sencillo y rápido de preparar, en una hora tendremos nuestro bizcocho enfriando... a ver quién es el primero que le mete el diente!!!
INGREDIENTES:
- 4 huevos
- 150 ml. de aceite
- 125 ml. de buttermilk
- 210 gr. de azúcar
- 200 gr. de harina
- 10 gr. de cacao en polvo
- 1/2 vaso de agua caliente
- 2 cucharaditas de levadura
- pizca de sal
- 1 cucharadita de pasta de vainilla
PREPARACIÓN:
Precalentamos el horno a 180º. Engrasamos nuestro molde.
Disolvemos el cacao en polvo en el agua caliente y dejamos enfriar.
Batimos los huevos con el azúcar un buen rato hasta que doblen volumen. Añadimos el aceite y el buttermilk poco a poco y seguimos batiendo. Incorporamos la harina tamizada con la levadura y una pizca de sal.
Dividimos la mezcla en dos y a una le añadimos el cacao en polvo y a otra la vainilla.
Vertemos la mezcla en el molde, intercalándola y hacemos remolinos con un palito para mezclarla.
Horneamos unos 35-40 minutos. Dejamos enfriar un rato dentro del molde y luego desmoldamos y dejamos que termine de enfriar sobre una rejilla.