La segunda temporada de Black Mirror se presenta con historias más imaginativas y más llamativas por lo contado, llenas de giros y subtramas que sorprenden. Con la afilada y rebelde visión de Charlie Brooker vemos nuevas ideas y críticas sobre las redes sociales, la tecnología y, por supuesto, la influencia de éstas en las personas.
Si algo habría que diferenciarla con la primera temporada (impresionante y perturbadora por ver el límite inexistente de los aparatos tecnológicos), es en el desarrollo de los capítulos: profundiza en cómo nos dejamos llevar por la tecnología y disfrutamos con el entretenimiento. Por lo regular, sin una reflexión de cómo lo hacemos.
Si aún no has visto Black Mirror, aquí está la reseña de la primera temporada
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Capítulo 1. Vuelvo enseguida
"Be Right Back". Vía el mundo.es
Inquieta no sólo la forma en que se sugiere la propuesta, en palabras del creador Charlie Brooker: “¿Te imaginas que una vez muerto, tu Twitter o Facebook se actualizaran solos? ¿Y si existiera un software que imitara tu personalidad?", sino el mismo desarrollo de ésta: que sorprende, conmueve y desgarra. Una crítica hacia el uso y el reflejo que damos de nosotros en las redes sociales.
Capítulo 2. Oso blanco
"White Bear" Vía sotaunaestrella.wordpress
Si algo tiene este capítulo es cómo se conduce al espectador hacia las acciones que ocurren. No hay duda que uno está encantado por la representación de la masa con sus celulares en la mano. Pero, después de la fascinación, llega el cuestionamiento. ¿Por qué le sucede eso a la protagonista?, pensaba. Aparece el final y uno piensa: "¡No, bueno... Esto es Increíble!". De nuevo sorprende para llegar con la crítica de cómo vemos el entretenimiento y la sentencia para quienes cometen un crimen.
Capítulo 3. El momento Waldo
"The Waldo Moment". Vía vayatele.com
Una historia que -como las anteriores- seduce por su planteamiento: un oso animado de color azul -manejado por un humorista- entrevista a políticos y personajes de actualidad en un late nigth. Con un estilo sarcástico, los deja mal parados frente a los demás, quienes se ríen del entrevistado. Este oso llamado Waldo toma tintes políticos que complican la acción y sugieren la forma en cómo la sociedad se decanta por uno u otro candidato. Quizá la resolución quede corta pero todas las situaciones que palpitan y hacen pensar, no tienen pierde.
*****La inclusión de un producto como Black Mirror me parecen algo valioso para la televisión. Prueba de que es posible hacer una serie crítica y entrenida; propositiva y humorística; polémica pero también con una inventiva arriesgada.
Black Mirror es algo distinto a cualquier cosa vista en televisión y eso debe verse y agradecerse. Por fortuna, Netflix se ha dado cuenta y ha encargado 12 capítulos para una temporada exclusiva. Lo único que habrá que ver es la rigurosidad con que escriben los episodios.