En lo más crudo del invierno, cuando muchos árboles y arbustos están desprovistos de hojas y hay escasez de insectos, muchas aves deben procurarse el alimento buscando en el suelo. Este hecho es fácil de observar en los parques urbanos como los de Avilés, donde se han hecho las fotografías. Por ejemplo, los pinzones vulgares y verderones rebuscan entre la hierba en busca de las semillas caídas, muchas veces lo hacen asociados.
Otros pájaros que son más habituales en las ramas y el medio aéreo se dejan caer al verde en busca de comida, como los carboneros comunes y los mosquiteros comunes.
Los parques urbanos en el invierno se llenan de túrdidos, que dan una nota de color a la avifauna de los mismos. En algunos incluso invernan pequeños bandos de zorzal alirrojo, como el parque de La Magdalena en Avilés, al que los zorzales llegan en otoño por las bayas y se quedan en invierno por las lombrices.
Y es que las lombrices son el alimento principal de estas aves en época invernal. Es frecuente observarlos con la cabeza ladeada, escuchando el movimiento que estas producen al desplazarse bajo tierra.
Entre los mirlos urbanos no es raro ver ejemplares con rastros de albinismo parcial, al ser poblaciones muy endogámicas.
Para todas estas especies de aves los suelos de los parques urbanos se convierten en invierno en una buena despensa. ¿Cuál es la razón? Fundamentalmente son dos, el hecho de que se acumula el agua caída con las lluvias invernales, y que el terreno está muy reblandecido a causa del constante pisoteo de personas y perros.
Por supuesto, en invierno observamos también toda la panoplia de aves cuyo nicho principal de alimentación es el suelo, pero que en esta época son más visibles. Aquí tenemos una pequeña muestra.