Las series de invierno se despidieron hace varias semanas y nuestros corazones quedaron vacíos de nuevos chascarrillos destinados a atrapar risas o lágrimas, según el género en cuestión.
Pero no hay de qué preocuparse, ya que las series de verano están llegando ya y seguro que, aunque sea en algo, conseguirán ayudarnos a sobrellevar esas horas de calor veraniego, esas de después de comer y de no querer dormir siesta.
Ya verás cómo, tras un verano de enganche, estos pequeños pasarratos estivales se convertirán en obras maestras incomprendidas que tras apenas 10 capítulos te dirán adiós, dejándote con ganas de más y con la angustia de otro verano acabado en tu cada vez menos joven vida. Con la sensación de vacío al ver que no se trata de unos meses sino de un año entero el tiempo existente hasta poder saber el porqué de aquel último capítulo final de agosto.
Créeme, llega a ser casi existencial por unos minutos. Me he llegado hasta agobiar en plan:
“Por favor, ¿un año? A saber si estoy viva para entonces…”.
En fin, tonterías frikeras, qué te voy a contar.
Te dejo con un análisis exhaustivo que mi página por excelencia serística me rinde cada día, para que veas a la magnitud que asciende… ¡OMG! (ya ves, “¡!” moderna pero correcta….jajaj!)
Disfrutad mucho de esas horas de historias con finales previstos pero con tramas inolvidables.
Historias que podrían contarse en un par de horas, pero que al fin y al cabo, son indispensables años de seguimiento.
Larga vida a las series, he dicho.