Revista Vino
Gracias a mis amigos de la Enoteca d'Italia he conocido muchas bodegas y vinos interesantes estos últimos años, muchos...Las circunstancias y un cambio de localización, me han alejado algo, pero mi corazón y mi amistad siguen, intactos, con ellos. De mi última visita me llevé algunos tesoros. Me interesan en especial las pequeñas bodegas que miman en sus lugares de origen uvas autóctonas que, paradoja o no, se encuentran plantadas en los lugares más inverosímiles: la emigración italiana por el mundo tiene un peso enorme en la cultura enogastronómica del planeta. De entre ellas, dos he descubierto en la Enoteca, de las que bebo botellas siempre con placer. Hilberg Pasquero, que trabaja como nadie (para mi gusto) la barbera d'Alba. Y Ca' Viola, que ofrece unos vinos de dolcetto d'Alba que expresan como pocos ese terruño y esa uva. Ambas bodegas están en el Piemonte y aunque no trabajan de la misma forma, ambas ofrecen sin maquillajes la fuerza y la pureza de esta tierra única y de esos dos tipos de uva, con frecuencia algo despreciados.
Vilot está en Montelupo Albese, en viñedos más jóvenes de dolcetto d'Alba. Jóvenes en relación con Barturot, pero ya con 20 años, una buena edad para que ofrezcan su espléndida realidad. A 400 msnm, sobre suelos arcillo-calcáreos y arenosos, pobres, la uva de Vilot macera y fermenta en inox a temperatura controlada, reposa en inox también durante diez meses, todo lo hace con las levaduras del viñedo y no sufre filtración. En una agricultura tradicional, que no utiliza sistémicos, este tipo de vinificación ofrece un dolcetto d'Alba en pureza de una añada muy buena, 2008. En estos momentos, con 6 años de botella, está llegando a un momento óptimo. Abro la botella media hora antes y asisto, encantado, al milagro del despliegue de sabores y complejidad de este Vilot 2008 (13,5%): humo, cenizas y ciruelas pasas. Pimienta negra y clavo. Austeridad y tanicidad en boca. Humus. Cerezas picotas negras. Mientras lo bebo, vuelve a salir el sol en Barcelona, pero es ya un sol, y un vino, que huele a primer otoño. Frescura y acidez moderada que invitan a la meditación del buen envejecimiento. Tiene una boca espectacular y un trago que no ofrece concesiones ni empalagos. El dolcetto d'Alba tiene un carácter que en nada apunta a su etimología...Sequedad, tanicidad, acidez contenida. Algarroba y almendra algo amarga. Es un vino que pide cierto recogimiento para cogerte de la mano y llevarte a las zonas más intensas y poco transitadas del dolcetto d'Alba.