¿Listos para echar a volar la imaginación? Nosotros les daremos una mano. Por ejemplo, cuando entremos en un calabozo, recrearemos las peores mazmorras recordadas por las videoconsolas, y si estamos en un templo, transmitiremos toda la sensación mística posible a través de los mágico píxeles. Como esto es un juego de rol, alguien debe guiarlos; entre los directores de partida tenemos al maestro Yoda, al maestro Splinter, Doctor Brown, Gary Gigax y a un chico de la tienda de comics, ustedes eligen. También ponemos a su disposición bocadillos, bebidas y algunos objetos decorativos para darle más ambiente a la aventura: armaduras, escudos, relojes, refrigeradores, lo habitual. Incluso os permitimos tener una mascota con ustedes en la mesa, un perrito, un pez, un dragón, un robot, el animal de compañía que siempre está en casa cuando juegas con tus amigos. Tomad vuestro dado de veinte caras y comencemos.
Esa es la propuesta de Knights of Pen and Paper, simular una partida de roll al estilo Calabozos y Dragones, un homenaje inmenso, como su nombre indica, a las aventuras donde la imaginación, la pluma y el papel eran las únicas herramientas. Diseñado para que nunca te atasques, con múltiples misiones e historias colaterales, el juego te engancha en un universo donde a cada lance del dado buscas mejorar a tu grupo de héroes y convertirlos en caballeros invulnerables ante los monstruos de esta tierra media.
Pero la verdadera genialidad está en tomar los estereotipos, lo absurdo, los glitchs, frases bien conocidas, íconos que de una manera u otra conforman la cultura pop, y ponerlos a disposición del maestro de partida, al punto que el juego en sí queda por momentos en un segundo plano y son las pequeñas aventuras o los comentarios del maestro los que mantienen cierta tensión. Así, si los enemigos son fantasmas, puede que Mill Burray necesite nuestra ayuda, o si un hermoso mog-wai necesita ser alejado del agua, seamos nosotros los encargados de montarlo en un bote y sacarlo del mar.
Nadie se salva en el diseño de esta joyita. A la hora de escoger los personajes puedes servirte entre un hombre lobo, el chico de las pizzas, E.T, el hermano pequeño, Paris Hilton, Ramona Flowers o la abuela, además de cinco desarrolladores de Behold Studio. Los escenarios tampoco escapan: la villa por defecto, Maya Me Beach, el castillo de las puestas de sol, la cueva de la muerte instantánea o el hogar de los magos de la costa este. Una broma infinita, pero sin Alan Moore.
El juego es sencillo. Matas, obtienes experiencia y dinero, compras armaduras, espadas o amuletos mágicos y mejoras tus poderes; incluso existe una herrería para perfeccionar las armas. Así de simple, tanto que puede ser reiterativo si no disfrutas cada diálogo del maestro de partida y todo su arsenal de referencias al universo geek y gamer, al punto de que éstas pueden ser abrumadoras: en un mismo escenario se encuentran la cabina telefónica de Doctor Who, la cabeza de Cyrax (Mortal Kombat) y un Stargate.
Aunque la historia central no pasa de un triste homenaje a los magos malvados, el juego reserva un enemigo final a la altura de cualquier partida de roll fuera del mundo digital, porque Caballeros del papel y la pluma no es solo un homenaje, es un memorándum a todos los gamers: hace 30 años se hacía de otra manera, y era igual de divertido. Un tablero gigante, un dado de veinte caras, papeles llenos de apuntes, un loco inventando escenario y misiones a su antojo… tiene su morbo pero en lo personal me quedo con la PC. La verdad, no tengo amigos que deseen sentarse una tarde a jugar Monopolio, y es más sencillo imaginarse millonario que caballero, druida o mago.