06 de Agosto del 2013 | etiquetas: Cult Movies
TwittearSus referencias van desde "Cabeza Borradora" a Guy Maddin pasando por William Faulkner, Tom Waits o Crispin Glover. Es el exploit que Lynch probablmente aplaudiría. Rodado enteramente en 16 mm, "Go Down Death" se presenta como una sinfonía rompedoramente macabra destinada a hechizar todos nuestros sentidos. Tras causar furor en el Fantasía Film Festival, esperamos, haga lo mismo en Sitges. No en vano estamos ante uno de los fenómenos de culto fantástico de la temporada.
¿De qué va?
No demasiado lejos de Big City yace una pequeña aldea plagada de pobreza y enfermedad. Allí vive el brillante poeta Jonathan Mallory Sinus, cuya obra completa apenas llega a las seis páginas escritas. Conocido por haberse amputado las piernas con el fin de vencer la sensación inquietante de lo incompleto, también ha hecho suya la misión de registrar las extrañas historias que afectan a su bizarro entorno. En "Go Down Dead", un descarado y superdotado Aaron Schimberg dirige la primera adaptación cinematográfica de la prosa de JM Sinus, que pone de relieve el reparto fantasmagórico de personajes que han marcado el imaginario de este folky de lo más inusual. Soldados 'enrollados' cautivos por un bosque encantado, una prostituta que de repente pierde la vista, el oído y el habla, o un niño que trabaja como enterrador, manipulado por un espíritu embaucador. Y esto no es más que la punta de un oscuro iceberg. Bizarros personajes que penosamente deambulan por una aldea podrida, cuya esperanza se ha desvanecido desde el reciente Apocalipsis y donde lo fantástico es un hecho cotidiano. Acompañémosles a todos ellos hacia la muerte ..."Go Down Dead"!
Así se presenta
Una fragancia irresistible de tabaco y bebidas alcohólicas fuertes emana de la primera película de Schimberg. A través de una laberíntica y caótica, el cineasta estadounidense firma una fumadora carta de amor tanto a la música de sus antepasados, así como a la mitología que lo rodea. Como si de una canción de Tom Waits se tratara, desconcierta por la sucesión de anécdotas extravagantes que, a pesar de su naturaleza salvaje y surrealista, evocan temas tan universales como el sufrimiento humano y la búsqueda de la redención, a menudo, incluso, permitiéndose un toque de humor. Un retorno a la visión del mundo del blues y las tradiciones populares que evoca las grandes novelas de William Faulkner, pero a través de una transgresora experiencia fílmica decididamente moderna. Con la misma audacia que un joven Guy Maddin, Schimberg se apropia del lenguaje del cine obedeciendo tan solo a las normas que establece para sí mismo. El resultado es un emocionante salto hacia lo desconocido. una ilimitada energía creativa que en lugar de localizar el pueblo que más se adapte perfectamente a la visión personal de su director, él mismo decide construirlo, y de forma asombrosa, en un almacén de Brooklyn. Un exploit que Lynch probablmente aplaudiría.
Así hablan de ella
"Estamos ante una película única y extrañamente inolvidable. Un sueño a medio recordar destinado a perturba y cautivar tu subconsciente mucho después de su golpeo. Los fans de "Cabeza Borradora", o de las infames excentricidades de vanguardia que crea Crispin Glover,han encontrado un alma gemela en la figura del director Aaron Schimberg" (Gabe Toro. The Playlist (A-)