Mbokani, el ave fénix congoleña
Cuando el Anderlecht belga llamó a su puerta en el verano de 2011, Mbokani (1985, Kinshasa, RD Congo) no se lo pensó. Volvía al equipo que lo catapultó a la fama, el mismo que le abrió las puertas de Europa allá por el año 2006 y donde ya conocía el buen ambiente reinante en un conjunto acostumbrado a ganar. Parecía su despedida del fútbol de élite del Viejo Continente, la última parada para cerrar el círculo tradicional por el cual un jugador en decadencia vuelve al equipo que donde comenzó a triunfar. Sin embargo, Mbokani contaba con tan solo 25 años y su carrera deportiva y futbolística distaba mucho de ser la que prometía aquel chaval de 22 años que goleaba en el Standard de Lieja.Precoz, con 19 años ya había sido máximo goleador de la Liga Congoleña con el Bel d'Or, lo que le valió un contrato con el mejor equipo congoleño, el TP Mazembe, equipo donde siguió mejorando como futbolista. Con 21 años, llamó la atención del Anderlecht y estuvo una temporada a prueba, donde anotó 4 goles en 9 partidos. Fichó por el Standard belga y allí comenzó a despuntar a base de goles.
Primando jugar un mayor número de partidos a ganar más dinero, Mbokani desoyó los cantos de sirena provenientes de los grandes clubes europeos y fichó por el Monaco en 2010. Sin embargo, no cuajó en la Ligue 1 y fue cedido al Werder Bremen, otro club de la burguesía no aristocrática de Europa. Tampoco funcionó. Y tuvo que rehacer su carrera deportiva aplicando el concepto de "un paso atrás para tomar impulso".
Así que Mbokani aceptó la oferta del Anderlecht en verano de 2011 con la experiencia de haber pasado un año extremadamente malo que le hizo madurar como futbolista. Sin embargo, la suerte seguía abandonándole. En sus primeros entrenamientos con el conjunto belga se lesionó para dos meses y después la vida le asestó un duro golpe al morir su hermano mayor de manera totalmente sorpresiva. Dieumerci Mbokani había tocado fondo. Y lo bueno de tocar fondo es que la cosa sólo puede ir a mejor.
Y así fue, se recuperó de aquella lesión y comenzó a anotar goles como jamás lo había hecho. Seguía manteniendo la voracidad goleadora de su juventud, pero a sus 26 años, Mbokani le había añadido un plus de experiencia. Había renacido cual ave fénix. Esta temporada sigue en un estado de forma excelente, con 15 goles en 15 partidos con el Anderlecht y ya suena vuelve a sonar para grandes equipos europeos, como años atrás. Sin embargo, la gran preocupación actual de Mbokani es llevar a su selección, RD Congo a superar la fase de grupos, tal y como hizo en 2006, última aparición de los Leopardos en una Copa África. en un grupo con Ghana, Mali y Níger, lo tendrán complicado, pero no imposible. En las botas de Mbokani está gran parte de ese sueño.