En unas horas Nigeria jugará contra Etiopía con el objetivo de confirmar su pase a Cuartos de Final en el partido con menos exigencia de esta fase para las 'Águilas Verdes'. Puede que, como Ghana ayer, el juego de ataque, los jugadores que más pisen el área rival, se lleven los titulares. Es la ley del fútbol.
Pero en este camino, largo y difícil, por el que transcurre Nigeria con la idea de recuperar el esplendor de nombres y presencias relevantes en los grandes torneos no es el de ningún atacante el nombre sobre el que se basa el crecimiento del equipo nacional, sino en el de Vincent Enyeama, su portero titular desde hace más de diez años.
Con una carrera discreta a nivel de clubes desarrollada casi en su totalidad en el fútbol de Israel, la CAN de 2010 con varias actuaciones de nivel puso su nombre en el mapa. Ya se especuló con que algún club pudiera intentar su contratación pero siguió un año más en el Hapoel Tel Aviv con el aliciente de ser uno de los protagonistas de sus últimas aventuras por competiciones europeas. Lo fue con un gol de penalty durante las rondas previas al a fase de grupos en la Europa League y, una temporada después, repitiendo suerte también en las previas ante el Red Bull Salzsburg.
Y es que su vida deportiva ha ido ligada siempre a los penalties, y no sólo por ser un ocasional lanzador, sino también por ser un portero con habilidad para pararlos.
Pero si por algo saltó a la fama el nombre de Enyeama fue en el Mundial de 2010. Nigeria que comenzaba a recoger los frutos de un trabajo arduo para volver a la élite, se las veía con Argentina en la fase de grupos. Un partido que podía reunir todos los requisitos para que Leo Messi explotara todo lo que mostraba semanalmente en su club pero ahora con la camiseta de su selección. Todos los requisitos, menos la presencia de Enyeama bajo los palos.
Tal fue el nivel de frustración que creó el meta en el astro argentino, que no tuvo más remedio que felicitarle por su gran partido. Pocos esperaban que fuera un partido teóricamente asequible en el que Messi se estrenaba en aquel torneo como el de su primer gran frenazo internacional.
Después del Mundial tuvo la oportunidad de jugar en la Ligue 1 como jugador del Lille en mitad del asentamiento del proyecto de equipo campeón, pero no gozó de confianza ni minutos, haciendo que saliera por la puerta de atrás de nuevo hacia Israel, pero al Maccabi, entrenado por Óscar García Junyent y que está siendo una de las sensaciones del fútbol menos mediático de Europa.
En unas horas se volverá a poner los guantes para liderar a su equipo desde la portería y quién sabe si decidiendo un partido parando o marcando un penalty.