Glee, uno de los bombazos de la temporada pasada regresó anoche a la parrilla americana. Y lo hizo por la puerta grande, con casi 13 millones de espectadores. Y uno, que es antispoiler total (sea la serie que sea), no conocía los nuevos fichajes (sí los nombres, pero no a los actores/actrices ni a sus personajes) por lo que no sabía hacia dónde iban a tirar los integrantes del Glee Club. De aquí en adelante spoilers de la premiere.
Jacob, el judío bloguero, nos pone al día de lo ocurrido durante el "Big Gay Summer": Rachel y Finn, Tina y Mike, una vasectomía para Puck, una de "pechos extra" para Santana y una de "People thought I went on vacation, but actually I spent the summer lost in the sewers" para Britanny. A todo esto, se ha abierto el casting para nuevas incorporaciones al Glee Club. Tenemos a la exótica Sunshine Corazón, con una voz que podría hacer peligrar los solos de Rachel Berry. Y por otro lado tenemos a Sam Evans, el nuevo del insti. Ese que ha llegado para romper corazones, pero, como bien dice Puck, tiene una boca considerable. En fin, que el chico canta bien, pero tiene el síndrome de Glee 1ª temporada: tiene miedo al rechazo de sus compañeros por formar parte del coro. Al final ni el uno ni la otra forman parte del selecto grupo de voces (ella se a a la competencia, Vocal Adrenaline, que cuenta con nuevo dire, Cheyenne Jackson).
Durante todo el episodio hemos asistido a algo imposible: la cruzada Schuester-Sylvester contra la nueva entrenadora de fútbol. Pero Will es un blando, y poco le ha durado la alianza con su peor enemiga. Jane Lynch ha demostrado que el Emmy como mejor secundaria que recibió el mes pasado es más que merecido. No ha perdido un ápice de su personalidad y eso la hace grande.
En conclusión: Glee ha regresado con lo mejor de su primera temporada, la música y una Jane Lynch que podría acaparar los premios como mejor secundaria temporada tras temporada. Y ojito, que la semana que viene tenemos capítulo dedicado a Britney Spears con Britanny como protagonista.