Revista Ciencia

Carta a Aylan de un astrofísico divulgador

Por Angelrls @El_Lobo_Rayado
Hola Aylan,
Llevo dos días sólo pensando en ti, en tu hermano y en tus padres. Me cuesta concentrarme en otras cosas, estoy especialmente sensible, no duermo bien y me siento mal y responsable de tu destino como una parte más de esa enorme masa silenciosa que vive acomodada en lo que algunos llaman el primer mundo. Nuestras preocupaciones son una nimiedad comparadas con las de tu familia y tus compatriotas. Nos quejamos si no gana nuestro equipo de fútbol, si suben el precio de las entradas de cine (o del gas o de la luz), si la conexión a internet no va bien para leer nuestras páginas favoritas o, en mi caso, si hace mal tiempo y no puedo observar con el telescopio... o sencillamente porque un comité de sabios no ha valorado mi proyecto científico para una nueva beca. Pero todos estos problemas tan sólo son una nimiedad en un mar mucho mayor que el Mediterráneo.
¿Sabías que tengo un hijo que es casi de tu edad?. Es un poco cabezón a veces pero aún está aprendiendo todo. No le quiero imponer ninguna religión ni separación de clases por cultura, raza o sexo, sino que sepa que todos los seres humanos seamos cristianos, árabes, judíos, indios, chinos, aborígenes australianos, negros, homosexuales, heterosexuales, o cualquier mezcla de todo ello tienen los mismos derechos y responsabilidades. Y entre ellos están el respetar y ser respetado por quien eres y por lo que eres. Desgraciadamente creo que aún hay poca gente en la Tierra que piensa como yo. De otra manera no entendería lo que está pasando en este loco mundo, tan globalizado para algunas cosas, tan separado para las cosas que realmente importan.

Mi hijo Luke habla poco aún, pero entiende y se hace expresar en dos idiomas distintos. Ojalá llegara a aprender más lenguajes a lo largo de su vida. Creo que el aprender idiomas y el viajar abre mucho la mente y ayuda a entender el mundo. Tú también has viajado, pero forzado por las crueles circunstancias en las que se encuentra tu país natal donde, como en tantas guerras, es la falta de respeto a los que no tienen tu mismo dios o no piensan como tú la que hace arrasar la sociedad. Cuando llegue su hora confío en que Luke también viaje por el mundo, pero no en plan turista echando fotos a todo lo que ve para luego ponerlas en Facebook y fardar ante amigos y (ex)novias, sino para que adquiera una mejor comprensión de nuestra especie y el planeta en el que vive. Su bilingüismo español-inglés hará que pueda comunicarse con billones de personas, con las que podrá compartir experiencias, ideas y aventuras. Todo esto hará, espero, que aprecie mejor este pequeño punto azul pálido en el que vivimos.
Hay muchos otros mundos ahí fuera, Aylan, y es muy posible que en nuestra generación seamos capaces de apuntar a un astro en concreto sabiendo que existe vida extraterrestre en él. Me gustaría enseñarte el cielo y a reconocer las estrellas más brillantes, las constelaciones y los planetas del Sistema Solar. No hace falta un telescopio, ni siquiera prismáticos, para disfrutar del cielo estrellado. Todos los países de la Tierra están colgados bajo el mismo cielo, aunque no se vean exactamente todas las estrellas en todos los puntos del globo. El firmamento no posee ningún tipo de fronteras como ocurre en los países de la Tierra (salvo las constelaciones, también creadas de forma artificial por nosotros), por lo que podrás saltar libremente de una estrella a otra sólo guiado por tu imaginación. La imaginación te puede llevar muy lejos, si tienes la capacidad y la oportunidad de usarla.
Desgraciadamente nunca podré conocerte, Aylan, y estar contigo y con tu hermano, Galip, en una observación astronómica en la que escuchar vuestras preguntas e ideas y compartir con vosotros estos y más pensamientos, algunos científicos, otros más filosóficos. Pero, además de a Luke, aún espero poder llevar la gradiosidad de la Naturaleza a muchos más niños como tú, en España, Australia y en cualquier otro lugar donde me lo pidan. Así espero ayudar a hacerles entender lo frágil y diminuto que es nuestro planeta y lo hermoso que es que la materia del Cosmos se haya podido reciclar de manera tan compleja que es capaz de pensar sobre sus propios orígenes.
La vida, Aylan, es lo que hay que proteger antes de nada, es lo más preciado que existe en todo el Universo, pero nuestra sociedad aún debe aprender esta realidad. Quizá a través de la ciencia y la astronomía en particular puedo ayudar un poco a mover todos esos guijarros de arena que hacen falta para construir una montaña. Sólo por eso mis reflexiones de las últimas semanas sobre la valía y utilidad de la divulgación científica que realizo tienen más fuerza aún. En la educación y el respeto mutuo están las claves del éxito, y a última instancia de la supervivencia, de la especie inteligente que domina el tercer planeta alrededor de la estrella Sol.
Tu vida, Aylan, y la de tu hermano es lo que tenía que haberse protegido ante todo. Como la de todos los niños del mundo, inocentes y curiosos por naturaleza, que se lanzan a la aventura de vivir. Siento que yo también soy culpable de vuestra tragedia, quizá de forma indirecta, pero culpable por mi silencio e inacción.
Yo también te he fallado, Aylan. Y no me lo perdonaré nunca.
NOTA FINAL: Jamás me había impactado tanto una fotografía o una noticia como la del destino final de Aylan. Entre la impotencia, la complicidad por pertenecer a la "sociedad que permite estas cosas" y las lágrimas sostenidas, y con ellas llevo 2 días, no me he podido contener en escribir estas notas aquí, más por mí que por cualquiera de mis queridos lectores. Ciertamente, el hecho de tener un hijo de edad similar a Aylan conlleva que todo esto me afecte mucho más profundamente. Ponerme en la piel del padre de Aylan, que no sólo ha perdido a sus dos hijos pequeños sino también a su mujer, me destroza el alma. En mi mente, cada pocos minutos, tengo que borrar las fotografías de la playa y poner delante la imagen en la que Aylan y su hermano (también muerto en la tragedia) están riendo sobre un sofá junto a un peluche. Y actuar consecuentemente para que algo así no vuelva a pasar jamás. Desgraciadamente, detrás de esta terrible catástrofe, hay miles, millones de otros casos que no saltan a la opinión pública. ¡Qué sensación de vacío y de egoísmo! ¿Es esto lo que nos espera en los tiempos venideros? ¿Qué puede hacer un simple astrofísico y divulgador científico al respecto? Aparte de realizar donaciones y enviar cartas a políticos insensibles, como cualquier otro ciudadano más, la única acción que veo, como digo arriba, es ayudar en la educación de los jóvenes, que serán los dirigentes de la próxima generación. Aquí estaremos.

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