
Esta despensa reabre hoy, 5 de septiembre, con un post agridulce. Aunque estas líneas ya no podrá leerlas la mayor parte de mi apreciado alumnado que ha desfilado por mis aulas estos últimos nueve cursos, me resultaba de justicia y me apetecía -aunque solo sea al aire de la blogosfera- redactar estas letras de despedida que se me antojan muy pero que muy cuesta arriba hacerlo y encontrar las palabras adecuadas. En verdad, esperaba o deseaba que hubiese sido de otra forma y en otras circunstancias.
Porque este curso que ahora arranca no seguiré en el IEDA y no es -evidentemente- por voluntad propia sino por los designios de nuestra Consejería de Educación en Andalucía a través de la lotería y el desfile de profesorado que cada nuevo curso propicia el popularmente llamado “Concursillo”, un proceso mediante el cual los funcionarios andaluces con destino definitivo pueden participar en la colocación anual de efectivos y así acceder provisionalmente, solo durante un curso académico, mediante Comisión de Servicios a un puesto de su interés, siempre que cumplan los requisitos establecidos para ello. Ahí lo dejo porque no es lo que ahora me interesa contar y me herviría aún más la sangre hacerlo.
Como tantos otros colegas con los que he tenido el placer de compartir mi trabajo, también yo considero mi paso por el IEDA como una de las etapas más apasionantes de mi carrera docente y también yo debo agradecer haber compartido y aprendido de muchos de quienes aún siguen allí y de tantos otros/as que por unas circunstancias u otras ya no están pero que dejaron su gran impronta en lo que hoy es o ha llegado a ser el IEDA. Porque por el IEDA hay y ha pasado tanto talento que resultaría abrumador hacer solo una somera lista de agradecimientos, así que esta despedida también, de corazón, va por ellos/as.
Coomo la misma imagen que encabeza este post, confiaba en mi hasta ahora buena estrella pero no ha sido posible, hasta eso este fatídico coronavirus me la ha apagado o sesgado. Había trabajado con ahínco este confinamiento e incluso una vez finalizado el curso para tenerlo todo a punto este nuevo curso porque tal vez uno de mis –muchos- defectos es mi vocación y excesiva implicación como docente desde la gestación del proyecto del Bachillerato de Artes allá por el 2011 hasta su consolidación actual en la oferta educativa del IEDA, donde ha sido todo un lujo ver desfilar por mis aulas un alumnado tan brillante, productivo y creativo , un alumnado que no ha dejado nunca de sorprenderme por su ilusión por aprender y su capacidad de sacrificio para sacar adelante sus estudios en circunstancias, muchas veces adversas. Si me pudiéses todos escuchar, os daría bien alto infinitas gracias por apostar por la modalidad de artes y por permitirme haberos ayudado a descubrir un poco más las bondades del arte como forma de aprendizaje, como forma de entender el complejo mundo en que vivimos y como canalización de sus emociones, porque la emoción es -o debería ser- el motor de todo verdadero aprendizaje.
Dejo al menos esa impronta en cuantos materiales he elaborado todos estos años para cuatro de las asignaturas de nuestro Bachillerato de Artes y en la coordinación de otras dos, materiales educativos de acceso totalmente público y gratuito a través de CREA. Dejo también todas aquellas tareas donde he intentado ser fiel a mi concepto de lo que debe ser la educación artística en todas sus facetas y que ahora tendrán, tal vez otras visiones o perspectivas. Y también, por supuesto ahí está este blog de La Despensa de Leonardo, que tanta satisfacciones me ha dado como escaparate y espacio virtual para compartir vuestro espectacular trabajo todos estos años, así que lo mantendré abierto mientras pueda para que dicho trabajo sea reconocido y valorado como se merece.
Me despido haciendo un ruego especial y sincero a quien me quiera escuchar desde aquí para que, si estuviera en sus funciones o posibilidades desde su rango laboral, haga una apuesta seria y sin concesiones por el IEDA, haciendo valer con sobrados argumentos ante quienes manejan nuestros designios desde la Consejería la necesidad y peculiaridad de estas enseñanzas permanentes para adultos en el marco de las segundas oportunidades como servicio público de calidad en Andalucía y referente de la enseñanzas a distancia en toda España, incluso también fuera de ella, según me consta y más en estos tiempos en que se han puesto en valos las enseñanzas a distancia. Muy posiblemente porque – digo tal vez de nuevo- por mucho que a veces en los medios se intente hacer ver o creer lo contrario- nuestra Consejería en sus distintas corporaciones NO se ha preocupado gran cosa de conocer a fondo ni de fomentar esta modalidad de enseñanza y el ingente y especializado trabajo que se realiza a diario en la educación permanente de adultos en Andalucía.
Rogaría a esta Consejería que también hiciese lo imposible por mimar la continuidad de su plantilla y su proyecto pedagógico y así poder consolidar dicho proyecto más a largo plazo que el ir cada nuevo curso formando a marchas forzadas a un tercio de su plantilla recién incorporada que en la mayoria de los casos, adolece de experiencia en materia de e-learning. Porque el IEDA es la feliz suma de muchas voluntades y talentos que han acumulado una dilatada experiencia de años y de un aprendizaje brutal del que todos y todas nos hemos beneficiado llevándonos un bagaje de experiencias difícilmente adquiridas en otros contextos educativos. No dudo que quienes vengan o nos releven aporten sangre fresca y tal vez nuevas y mejores ideas. Así debería ser, en mi modesta opinión. Avanzar en positivo, siempre.
Afronto, con todo, mi nuevo destino con la ilusión de quien tiene que reinventase de nuevo, como cuando llegué aquí procedente de un centro de Compensatoria del estigmatizao barrio de las Tres Mil Viviendas de Sevilla que era como venir de otro planeta o escenario radicalmente opuesto, aunque hubiese deseado que, como decía al principio, mi vuelta a las aula presenciales fuese en otras circunstancias bien distintas a las actuales, con tantos miedos, crispaciones e incertidumbres marcadas por la irrupción en nuestras vidas del susodicho coronavirus.
Así que me despido ya, aunque en muchos casos sea virtualmente a través de este blog querido y sin ese deseado abrazo a pelo y sin mascarillas a tantos y tanto alumnos y alumnas y de forma especial, a tanta gente amiga del alma que voy a añorar lo que no está escrito pero que espero seguir cultivando su amistad y aprecio por otros lares . Me gustaría creer que es un “hasta pronto” pero tal cual están las cosas, lo veo poco más que una quimera.
A todos y todas, viejo y nuevo alumnado y profesorado, os deseo lo mejor este nuevo curso, una buena estrella y larga vida al IEDA.
Manu (el de Dibujo)
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