Suelo empezar esta carta comentando que es una tradición que este año hace ya 17 años. Los cinco primeros años las escribía en formato email y se las enviaba a mis amigos para felicitarles el año de una manera más especial, siempre he odiado los mensajes estándar en plan “corta y pega”, puedes escribir mejor o peor pero que sea tuyo, eso siempre se agradece. Desde que tengo el blog, la comparto por aquí en la que es la última entrada que escribo del año, siendo la número 47.
En ella, además de enviar mis mejores deseos para el año que comienza, hago como un balance de lo transcurrido en el que se marcha, con alguna de mis famosas teorías sobre el comportamiento humano, tema que me apasiona. Me leo antes las de los anteriores porque a veces tiendo a repetirme (Podéis leer las demás cartas, por cierto, al final de ésta). Aquí la tenéis, espero que os guste:
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2019
Comencé 2019 con este tuit: "Ojalá este año veamos más a las personas que queremos ver y menos a las que no queremos". #FelizAñoNuevo
Venía a colación de aquella teoría que había leído sobre las cinco personas de las que te rodeabas (dejando aparte a los miembros de tu familia), pues ellos definen, en parte, quién eres, ya que influyen en ti directamente. Por eso es tan importante, porque eres también ellos y si no te sientes orgulloso de tus compañeros, entonces es muy posible que te sientas muy desgraciado y no sepas ni por qué.
De todos modos, una parte, la decidimos nosotros, pero el Universo siempre tiene las últimas palabras y a mí esta temporada me ha dado algunas señales bastantes fuertes (aún no sé cuál es el alcance real intuitivo que tengo, pero cuantas más alas le doy, más crece). Ya no lucho con sus mandatos así que me he dejado guiar. Os lo contaré con un ejemplo gráfico:
Estos doce meses, sin duda, han estado marcados por el eneagrama (o como diría mi alumno/secretario: el Elenagrama). Una alumna me abrió esta fascinante ventana de conocimiento (los profes, siempre aprendiendo de sus alumnos) y que me ha hecho replantearme todos mis aprendizajes sobre el comportamiento humano. Como una manera de clarificar mi propia forma de ver el mundo y también de entendimiento en por qué hacen las cosas los demás. Se ha destapado la caja de Pandora y difícilmente puedo ya cerrarla. Es como la experimentación de ese despertar que te aleja de aquellos que se quedaron en otra parte de la senda (o que se desviaron por otro) y que ya no te pueden acompañar, aunque quieran o quieras. Pero, sin duda, sí lo harán otras que están en el mismo punto. Sé que es difícil de entender, pero si lo hacéis es que es estamos en el mismo lugar.
Son ellas las que pueden contribuir a la suma de esas ocasiones mágicas a los que tantos nombres le he puesto (momentos Amelie, instantes Kairós, libelúlicos o “me acuerdos”), y que está directamente ligado con el minimalismo, ya que nos quedamos con lo verdaderamente importante. Son esas criaturas que te hacen brillar más y con las que puedes compartir las sombras.
Gracias a esto, acudí a otra charla sobre eneagrama y coaching. En ella, hubo un invitado muy especial que no solía ir, que hacía una técnica bastante llamativa para enfrentarte a tus miedos. No podía haber ocasión para que todos los asistentes lo experimentáramos, pero se hizo un sorteo con los voluntarios (apenas éramos cuatro, los demás no estaban preparados. Realmente yo tampoco lo estaba, pero la impulsividad habló por mí). Quien me conozca sabe que éstos no se me dan muy bien así que dije: “lo dejaré en manos del Universo, si tengo que hacerlo, me tocará”, y fue pronunciar esas palabras, y acto seguido, visualicé con exactitud como acontecerían los sucesos: en mi papelito habría un 1, que indicaba que haría la prueba de partir una flecha con mi garganta. (Yo, que soy una rinítica con problemas respiratorios). Las cosas fueron ocurriendo, con exactitud, como lo había predicho y me tocó enfrentarme a esos terrores que me acechaban. En el momento no supe por qué tenía que pasar por aquello, pero un mes después diagnosticaron a mi abuela una enfermedad terminal y lo entendí todo. Sin duda, las peores semanas de esta añada pues me hizo revivir, además, el sufrimiento con la enfermedad de mi padre. Una tristeza infinita que me acompañará siempre y no creo que sea algo que haya que ocultar. A veces la gente esconde su vulnerabilidad por miedo al rechazo, pero a mí me parece algo digno de personas admirables que se muestran tal cual son y no se avergüenzan de sus debilidades. Quizás lo que nos hace más humanos.
Sin embargo, esta anualidad ha sido de sombras también ha tenido bastantes luces, será porque mi abuela ya es una de esas estrellitas que me alumbran el camino desde ese cielo que me rodea. Hay tanta luz allí arriba, de todos los seres queridos que ya no están, que no sé por qué a veces hay tantas tinieblas aquí abajo…
Me ayudé del minimalismo en ese sentido y me alejé de muchos individuos, que no me aportaba crecimiento y el resultado ha sido contabilizar relaciones de calidad. Y no solo cinco, si no alguna más. A veces tenemos pavor a no encontrar a alguien afín y seguimos arrastrando relaciones anodinas porque pensamos que nos quedaremos solos. Somos muchos en este planeta, al final damos con los adecuados. Esto tampoco quiere decir que sigamos esa práctica tan extendida de hoy día de:
Tenemos una nueva oportunidad para hacer examen de lo que queremos y de quién queremos rodearnos para alcanzar esas metas. A mí, sin duda, me acompañarán mis alumnos, que tan bonitos momentos me regalan cada semana y esas personitas especiales (cada uno sabe a quién me refiero) que ojalá permanezcan una larga temporada a mi lado.
Gracias infinitas, profundas, oscuras y brillantes. Gracias por compartir, por vuestras palabras de aliento, por vuestros abrazos (verbales y físicos), por vuestro tiempo invertido, por no ser como los demás, por todo lo que me habéis enseñado. Me siento muy afortunada.
Que 2020 esté lleno de poesía e inspiración, de menos pensar y más juegos, de emociones por vivir, de risas y de comprensión. Yo intentaré contribuir con todo lo que esté en mi mano para que éste sea para vosotros exactamente como os merecéis: un año maravilloso.
Las demás cartas:
Carta de despedida al 2018 (la del minimalismo)
Carta de despedida al 2017 (la de la serendipias)
Carta de despedida al 2016 (la de la sincronicidad)
Carta de despedida al 2015 (la teoría del laberinto)
Carta de despedida al 2014 (creer en uno mismo)
Carta de despedida al 2013 (la de la teoría de los Planetas)Carta de despedida al 2012(la de las estrellas y los soles brillantes)Carta de despedida al 2011 (la de la blogosfera)Carta de despedida al 2010 (la de los me acuerdos)Carta de despedida al 2009 (la del balance del año por meses)Carta de despedida al 2008 (la de la teoría de los árboles)Blog de literatura con recomendaciones de libros, consejos para escritores noveles, muchas curiosidades e información de la escritora Elena Cardenal, de sus talleres de escritura creativa y de todos sus libros publicados.