Hay dos noticias, una buena y la otra mala. La buena, es que el cine mexicano se ha apuntado otro trancazo taquillero con Cásese Quien Pueda (México, 2014). La mala –más bien, la peor- es que lo ha hecho con una película muy mediocre y lo que le sigue. Estamos ante una re-marriage comedy –es decir, la típica comedia romántica en la que una pareja se enamora al estar obligada a vivir juntos- pero por partida doble. Por un lado, la bobalicona Ana Paula (la guionista/productora Martha Higareda) está a punto de casarse con un tipejo que la engaña con una prima, así que por despecho se mete a una boda a la que no fue invitada, se emborracha y termina en una aldea maya en Quintana Roo (¿en serio?, ¿en camioneta?, ¿y llegó en una noche desde el DF?), en donde conoce a un médico argentino (Michel Brown) que le quitará hasta el modito de andar y el acento chiqueado.Por la otra parte, su hermana Daniela (Miri Higareda), fachosa e insegura, ha vivido enamorada de su mejor amigo Gustavo (Luis Gerardo Méndez) desde los siete años, pero nunca se ha animado a declararle sus sentimientos. Al pasar un fin de semana juntos para celebrar el cumpleaños del papá de él (Fernando Luján ganándose la papa), Gustavo y Daniela fingen que son novios para darle gusto al viejo pero, ¿qué cree usted que pasará si juegan ese jueguito?Abrevar de fórmulas probadas y exitosas no tiene nada de malo. Hacer una película convencional y sin riesgos tampoco es necesariamente reprensible. Después de todo, la mejor cinta comercial mexicana del año pasado, Nosotros los Nobles (Alazraki, 2013) fue poco más que un muy decente remakede cierto filme alimenticio buñueliano. El problema, insisto, no es que Cásese Quien Pueda no ofrezca un solo elemento original, nuevo, distinto. La bronca es que todo se haga tan mal. La película se supone que es una comedia pero los diálogos son planísimos, el intento de construir rolling-gags no funciona –ese chiste repetido de la niña narcoléptica es consternante- y en lo personal, Martha Higareda puede ser todo lo atractiva que se quiera, pero no tiene las suficientes habilidades cómicas para sostener las demandadas de su personaje. Su gracia reside en hablar con voz chillona, hacer berrinches infantiles y no saberse subir a una hamaca. No espero que Martha Higareda sea la nueva Claudette Colbert pero, vaya, para saber lo que puede hacer una buena actriz mexicana con un personaje similar, no hay que voltear a ver al Hollywood clásico. Basta recordar a la niña rica malcriada y mal-comprometida Silvia Pinal (“Es dificilísimo”) de El Inocente (González, 1956). Pero, bueno, mejor dejémoslo de ese tamaño, porque Martha Higareda no es la Pinal, Brown no es Pedro Infante y, mucho menos, el debutante Marco Polo Constandse (segmento “El Robo” de Los Inadaptados/2011) posee la agilidad narrativa de Rogelio A. González, quien le diera al cine mexicano varias de sus mejores comedias rurales y urbanas en los años 50.
Al parecer, Cásese Quien Pueda será otro éxito económico del cine comercial mexicano. Qué bueno que así sea. Es más: ojalá haya más taquillazos como este. Pero, también, ojalá que los productos sean de mejor calidad: mejor escritos, mejor actuados, mejor dirigidos. Vamos, con el nivel de Nosotros los Nobles me conformo. No es pedir mucho… ¿o sí?