La correcta identificación de las aves no es más que el primer paso para adentrarnos en el fascinante mundo de la ornitología. Aprender a reconocer las diferentes especies es sin duda esencial, pero una vez que tenemos cierto dominio a la hora de distinguirlas siempre podemos ir un poco más allá y estudiar los diferentes aspectos de su biología. Un campo que resulta sumamente interesante en este sentido es el de la dinámica de sus poblaciones, ver cómo éstas evolucionan a lo largo del ciclo anual. Para ello, realizar censos periódicos en una misma zona es decisivo, y nos aportará muchos datos de gran utilidad que va a permitir que vayamos sacando nuestras propias conclusiones al respecto.
Por ejemplo una zona que yo suelo prospectar cada cierto tiempo es la parte final de la ría de Avilés, en una longitud de aproximadamente 1,6 km. He comprobado que las tres aves acuáticas dominantes en la zona presentan dinámicas poblacionales totalmente opuestas que responden a distintos comportamientos. Así, la pequeña cerceta común Anas crecca es un pato invernante, es decir no se reproduce en la zona pero sí llega un contingente de aves a invernar.
Gracias a estos censos periódicos que realizo he comprobado que la llegada del contingente que inverna en la zona no se produce de forma brusca, como sí pasa con otras anátidas, sino bastante progresiva. Así, como ya comenté en una entrada anterior, las primeras llegan bastante temprano, a primeros de septiembre, al igual que ocurre en otras zonas de invernada en Asturias; este año en concreto anoté 3. Sucesivamente van llegando más, de forma que se cuentan 11 a finales de septiembre, 18 a mediados de octubre, 36 a primeros de noviembre y ya 45 este fin de semana.
¿Por qué ocurre ésto? Aquí es donde entran en juego nuestras dotes especulativas. La cerceta común es un ave que ocupa casi toda Europa y Rusia. Para mí es probable que las aves que primero llegan sean las de las áreas más cercanas, sobre todo en dispersión después de la cría, y luego van arribando las poblaciones más lejanas. También puede ser debido a una migración diferencial por sexos, algo habitual en las aves, ya que primero se observan más hembras y jóvenes y luego aumenta el número de machos. O, más razonablemente, una mezcla de ambos factores.
En todo caso el número que conté hoy parece estar ya cerca del máximo que puede albergar la zona en invierno, de no mediar olas de frío, pero eso lo iré comprobando en sucesivos conteos.
Decía antes que este tipo de censos nos permite sacar nuestras propias conclusiones y contraponerlas a las fuentes de información de que disponemos. Así, sobre la cerceta común la ficha web de SEO-Birdlife comenta que "A nuestro país llegan bastante tardíamente —generalmente, en diciembre— individuos procedentes, sobre todo, del norte de Europa, Rusia e, incluso, Siberia. No obstante, en inviernos particularmente fríos, es frecuente que nos visiten ejemplares de Europa occidental.", algo que como vemos se desdice totalmente con los datos obtenidos.