Revista Mundo animal

"Chanchi o Patagua"

Por Losperrosdelcamino
Cuando les relaté la triste vida de la Chanchita, se acuerdan, la que un huache le cortó parte de su patita izquierda, me sentí morir, sentía que mis manos estaban adoloridas de tanto apretar la cuerda que las ataba. Pasaban los días, las noches, y yo pensando en ella, lo valiente que era para ser tan pequeñita, soportar tanto sufrimiento a solas en un cerro lleno de piedras, árboles y ese silencio que susurran sus ramas en el viento. La imaginaba a oscuras, pasando su lengua en la herida. Gracias a la mano oportuna de un magistral antibiótico que me enseñó a usar mi querida amiga Claudia,  pudo salir sin infección adelante.  Fue entonces cuando me propuse a como diera lugar, traermela. Pero el destino va tejiendo hilos que tu no conoces.
Un día me escribe una amiga de facebook, y me cuenta que está convenciendo a una amiga para que adopte a la pequeña, sin saber que era ella misma.  La verdad que mientras yo no tenga la adopción legalmente conversada, no la doy por hecho. Pasó el tiempo, y un día me escriben al correo que querían adoptar a la Chanchita. Siento a través de las letras de su correo que ella es para esa persona. Lo conversamos, llegamos acuerdo. Ese mismo día subo al camino a buscarla, quiero subirla a mi auto lo antes posible para que deje de pasar frío y penurias. Llego al lugar, trato que no se de cuenta, pero al momento de tomarla, a pesar de sus tres patitas, logra escabullirse de mis brazos, hacia los cerros. La noche comenzaba a caer, el frío empezaba acechar y yo ahi esperando, esperando, sola, en realidad nunca ando sola me digo, mi copiloto es Dios y los Ángeles van adelante. No hubo caso. Me devolví. No importa me digo, mañana será otro día, mañana si.
Al día siguiente vuelvo a ir, pero antes que yo llegara había subido alguien y dejado comida, imposible que salieran. No salió, la llamé, y llamé, nada. De vuelta a casa y mas encima mi cuerpo lleno de tercianas. Frío acumulado.
El sábado, habían avisado en el tiempo posibles lluvias y tempestades elécricas en sectores cordilleranos. Nos apuramos con Basilio para disfrutar la tarde, y de pasadita intentaríamos traernos a la Chanchi. Era nuestra obligación, sacarla de allá, tuvieramos que esperar lo que fuese. Llegamos al lugar con tanta suerte que  es la primera que corre a recibirnos, no había escapatoria, la tenía que tomar. Logro ponerle la correa a su cuello, ella intenta arrancar, tiene miedo.   Era tanto el miedo que reflejaban sus ojos, me sentí mal al tomarla a la fuerza, y mientras le conversaba suavemente diciéndole que era para su bien, noté que de sus ojos negros azabaches, brotó una sola lágrima, casi me morí de la sensación que me entregó esa mirada, era tan indefensa, que lo único que atiné hacer, fue hacerle nanai como antes, acaricié su cabeza una y otra vez, hasta que logré tranquilizarla y  que se fuera entregando de a poco. Creo que mis lágrimas culiás estaban a punto de aparecer, pero mi sobervia fue mayor, no las dejé. Imposible, Chanchi hubiera notado que yo estaba para la cagá, tenía que demostrar lo contrario.  La besé una y otra vez, la tomé en mis brazos, la puse dentro de la jaula junto a algo rico para que se relajara.

Me emociona esta foto...fue ahi que acerqué mi rostro y la besé suave, ella confió. Se quedó tranquila mientras recorríamos el camino dejándoles comida escondida en los lugares donde sabemos que ellos están.
De vuelta, el viento hacía presagiar que la lluvia se dejaría caer en cualquier momento. La noche estaba oscura como nunca, cuando de repente en frente a nosotros se ilumina el cielo de lado a lado. Los autos empezaron a bajar acelerados con la intención de salir presurosos del lugar. Poco a poco el parabrisas se fue pintando de cristales, estaba empezando a llover. Atrás quedaba ese camino que un día la recibió como una perra abandonada, que  la hizo llorar en silencio durante tantas noches solitarias, mientras el viento mecía las hojas de los árboles que la protegieron. Ese día le esperaba un mundo nuevo por conocer.
Ya saliendo del camino empieza a caer la lluvia por montones, el limpia parabrisas poco ayuda. Desde que me pilló una lluvia de esas que moja hasta los calzones, me siento vulnerable ante los fenómenos climáticos. Veánlo aqui. Traía la música fuerte para no escuchar como  golpeaba sobre el techo del auto.

A medida que veníamos acercándonos a la ciudad,  veíamos los estragos que en tan poco rato había dejado la tormenta. Miraba a los ciclistas la paciencia y entrega que demostraban al pasar la gran cantidad de agua con las zapatillas y la ropa toda mojadas, y mas encima algunos automovilistas lo hacían a propósito, pasar mas fuerte, bañarlos encima era lo mínimo y ellos seguían pedaleando.
 
Mientras ibamos en camino a dejar a la Chanchi a su nuevo hogar, ver las calles como estaban de inundadas, pensaba y daba gracias a Dios que por lo menos esa noche habría uno menos que no estaria sufriendo las penurias en ese maldito infierno lejano.
Haciendo travesías para transitar lentamente y  poder llegar bien a dejarla,  nos demoramos como nunca, hasta que por fin estamos frente a la casa.  Me bajo, toco el timbre, sale una señora, me presento. Fue tanta la emoción de encontrarnos mutuamente en un fraterno abrazo donde dejé caer toda esa carga emocional que traía en mi. Fue ahi que conocí a la señora que me había solicitado a Chanchita en adopción. Aun siento en mi aquel abrazo. Susana, no lo podía creer. Ella tenía ansias de encontrarse con Chanchi, tomarla en sus brazos era su sueño.  De inmediato le puso una capita para que no sintiera frío y un cálido colchón de espuma junto a una frazada. Verifiquenlo con sus propios ojos, sientan la emoción que nosotros sentimos.

Quiero agradecer a toda esa gente que se la jugó en facebook compartiendo esta pagina, junto a la historia y fotografías de la ex Chanchi que  hoy la han bautizado como Patagua.
Agradecer a mi amante eterno que me sigue a todas. Eres único. Sin ti, haría menos.
Agradecer a la Sra. Susana Ocampo, una persona maravillosa que vió en esta perrita la necesidad de ayudarla, protegerla y amarla, quien la recibió como si la hubiera conocido de toda la vida, que nos llenó de palabras y abrazos sinceros, que no le importó si la Chanchi fuera preñada, que no hizo mas que agradecernos esta labor que realizamos junto a mi  familia por años, rescatando, recuperando,  protegiendo lo que otros humanos insensibles deshechan por la ignorancia de no saber amar.
Agradecer a Dios por darme las fuerzas para continuar.
Bajo esa tremenda lluvia descubrí que nada es imposible para seguir luchando por que ellos los perros del camino tengan una nueva oportunidad. Lo recuerdo y mis ojos vuelven a brillar
Seguiré adelante con o sin lluvia.
Sola o acompañada, pero si mas de ustedes que me leen, que nos siguen a través de esta pagina se nos unieran, seguiríamos cambiando el triste mundo de un perro abandonado. Tengo fe que asi será.
Quiero mas personas maravillosas en mi mundo.
Dios, no sueltes mi mano.
Me enseñaste a esperar...esperaré.
Saquen sus conclusiones.
Gracias...Siempre.
Marcela Opazo
[email protected]
NO MAS ABANDONO DE PERROS
Los perros del camino?... son todos aquellos que de una u otra manera estando perdidos o abandonados, Dios los pone en mi camino cuando paso...y algo me dice: tienes que detenerte, no puedes seguir...

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