Revista Arte

Charlie Hebdo es una mierda

Por Lucasospina
Se ha usado la palabra sátira para describir lo que hacían los artistas y escritores que trabajaban en la revista Charlie Hebdo. La palabra sátira ha resonado en cada mención noticiosa luego de la masacre del 7 de enero en París.
¿Qué hace la sátira? La sátira condena a personas e instituciones por sus propias acciones, usa una expresión pública y voluntaria y la convierte en crítica involuntaria.
El satirista puede actuar de forma mínima, repitiendo lo que otro ya ha dicho para que la ironía y el sarcasmo surtan efecto, o también puede condimentar a gusto el traspiés del otro y cocinar su burla en un caldero al que añade parodia, yuxtaposición, comparación, analogía, ambigüedad y producir un potaje amargo cargado y agresivo. El efecto no siempre es humorístico, la risa que genera la sátira es más nerviosa que jovial, su crítica es corrosiva, tiene tintes de autocrítica, es un humor purgativo que despierta buenos y malos humores.
Otra de las características de la sátira es que une al crítico con el objeto de su ataque, la unión no solo se da por la invocación de lo ajeno bajo la apariencia de lo propio sino por la temporalidad misma de la acción. La sátira responde al presente del artista y luego, una vez la memoria se hace porosa y se desconocen las claves que originaron la crítica, el acento militante del ironista se desvanece, la sátira se desprende del ancla de la historia y la imagen producida se abre a otras interpretaciones. Todo el que satiriza debe aceptar estas circunstancias y reconocer que la permanencia de su obrar esta atada a la fugacidad del objeto de su ataque, cuando el tiempo o la pereza mental desconecten la realidad de la ironía, la imagen será un envase listo para llenarlo con la interpretación de turno, incluso con una carga de sentido adverso.
Algo así pasó en estos días cuando, tras los asesinatos de la plana mayor de Charlie Hebdo, junto al eslogan tan solidario como sensiblero de “Je suis Charlie”, se movió el contraeslogan de “Je ne suis pas Charlie”, con el que muchos se resistían a la emotividad del consenso, reacios a darle un apoyo irrestricto a una publicación a la que calificaban de racista. Como ejemplo de racismo se mostraba una selección de portadas del semanario en que algunas de las poblaciones minoritarias francesas eran representadas con sus características físicas acentuadas y ataviados de los prejuicios sociales más chambones y facilistas.
Leigh Phillips, en su texto Perdidos en la traducción: Charlie Hebdo, libertad de expresión y la izquierda mololingüe, intentó refutar estas afirmaciones y mostró cómo una de las portadas más denunciadas, en la que salía una mujer de piel negra con un cuerpo simiesco y la frase “Azul Congregación Racista”, representaba a la Ministra de Justicia de Francia de índole socialista que hacía poco había sido comparada con una foto de un primate por parte del Frente Nacional. El juego de palabras correspondía a una traducción burlona del eslogan de esa agrupación política de extrema derecha y al nombre de la candidata que puntea las encuestas y podría ser la próxima jefe de Estado francés (un juego con el “Marine” de “Rassemblement Bleu Marine” y el “Jean Marine Le Pen”). Phillips retomó más casos de crítica en los que, por décadas, los artistas han satirizado todo tipo de ismos y centró su atención en el lenguaje: en el análisis simplón, afanado y mediocre de los grandes medios y la agenda cruzada a nivel geopolítico en que el fascismo de diferentes vertientes intenta simplificarlo todo, generar un choque de civilizaciones donde no lo hay, hablar de bárbaros y civilizados, y ponerle un límite a la libertad de expresión: “La libertad de expresión no es una chuchería liberal. Es la primera libertad, de ella dependen todas las otras libertades”, cerraba Phillips.Por internet circula una sátira que satiriza una portada de Charlie Hebdo. En ella vemos a Stéphane Charbonier, el editor en jefe asesinado, que sostiene un ejemplar de su revista como escudo para intentar defenderse contra balas que lo atraviesan. La imagen canibaliza una portada previa del hebdomadario en la que un hombre, con un atuendo de musulmán, intentaba usar el Corán como defensa ante las balas. La frase de la portada original decía “El Corán es la mierda”, la frase de la sátira de la sátira reza: “Charlie Hebdo es una mierda”.
La sátira es un acto de amor hacia el lenguaje, esta sátira de la sátira tal vez habría sido del agrado de Charbonier, una puesta en abismo que los retrata bien a él y a sus colegas. “No tengo hijos, esposa, carro o crédito. Esto puede sonar pomposo pero prefiero morir parado que vivir de rodillas”, dijo el editor. Lástima que ahora todos ellos no estén muertos de la risa.
Charlie Hebdo es una mierda

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Por  Marielena Gomez
publicado el 29 enero a las 05:17

Alfa radio es una mierda por Marianna Santiago

Las caras de individuos de mierda tienen el color de la mierda. Marianna Santiago es la locutora mediocre de Alfa radio con cara de mierda, la mierda más fétida de México y de Grupo Radio Centro, por eso tiene un color café amarilloso y nulo juicio mental, porque la mierda no puede pensar

La mierda de Marrana Santiago se extiende por sus pútridos y asquerosos labios, que sólo profieren mentiras y vulgaridad, se expande cada vez que esta asquerosa mujer habla, profundiza su escatología; y trasciende a la gente falta de cultura y de claridad mental con su patetismo, corrientez y vulgaridad, inmoralidad y amoralidad, su falta de belleza, cultura y ética, así es la Sra. Marianna Santiago alias “Marrana Santiago”, quien a pesar de su avanzada edad y corrientez física, casi cuarenta y siete años, cada día demuestra qué tan pobre es su mentalidad y su falta de madurez para construir ideas, pues sólo banalidades menciona en sus programas al aire, pero era de esperarse de la mierda con la mediocridad que la caracterizan, pero el colmo de su vulgaridad, se encuentra en las fotografías y videos que están siendo repartidos en Av. Insurgentes y en redes sociales, donde las acciones amorales de esta señora, que ni siquiera merece el calificativo de mujer, se exhibe manteniendo relaciones sexuales, donde de manera patológica graba sus encuentros en los que hace partícipes a diversos hombres de sus degeneraciones sexuales

¿Acaso Grupo Radio Centro piensa que es correcto destacar entre la competencia por la vulgaridad y mediocridad de sus locutores? … o al solapar las acciones amorales y delictivas de una mujer que se distingue por su procacidad y falta de talento e inteligencia?

Es acaso el Director de Grupo Radio Centro, cómplice de las degeneraciones sexuales de esa mujer, quien además tiene el cinismo de difamar a sus demás compañeros locutores y acusarlos públicamente de haber robado aparatos de cabina y de otros comportamientos notoriamente violentos, agresivos y que sólo denota los complejos e inseguridades de una mujer carente de atributos que conoce sus fechorías y busca a quien culpar de su vulgaridad y sus degeneraciones cuando claramente se observa en los videos cómo amaga a sus víctimas, hombres faltos todos de inteligencia y de autoestima, para poder relacionarse con ese adefesio de la naturaleza.

Por qué Marrana Santiago sigue burlándose de las autoridades de Grupo Radio centro, y de cuanta ley exista, ni la Ley Federal del Trabajo castiga sus acciones inmorales, cuando es sabido que éstas acciones son causal de rescisión de contrato. Si Grupo Radio Centro no actúa, la población civil nos organizaremos y estamos dispuestos a provocar un linchamiento y una exposición cada vez más pública de los videos. O será que Grupo Radio Centro es partícipe de las marranadas y mierda de Santiago porque para la radiodifusora la vulgaridad es mucho más importante que el respeto, el talento y la integridad de las personas