La semana pasada se celebró en la Universidad de Alicante, la segunda edición del curso de divulgación “La Ciencia toma la Palabra: Los Problemas Sociales de las Pseudociencias“.
El curso, dirigido por los profesores Isabel Abril y José Manuel Gómez, de la Universidad de Alicante, contó con la participación de cinco profesores/investigadores/divulgadores; que impartieron sobre diversos temas relacionados con el curso. En esta edición la asistencia fue numerosa, con un centenar de personas en la sala y muchas más (muchas de ellas matriculadas) siguiéndo las sesiones por streaming.
Lo más importante de este curso ha sido la intensa y extensa participación de los asistentes con numerosas e interesantes intervenciones y discusiones. Hay que destacar que se matricularon muchos estudiantes de humanidades y profesores de educación secundaria.
Aquí está la información general del curso. Aquí se pueden descargar el programa y las copias de las ponencias. Los PDFs (4) de mi presentación se descargan aquí.
Durante el curso, Ana Tomás realizó un reportaje que se publicó en diario Información publicado el 5 de septiembre de 2014. Una copia del artículo se puede descargar en Científicos contra charlatanes – Informacion.es.
La fotografía que se muestra a continuación, en la que estamos algunos de los ponente y los directores del curso, fue realizada por Isabel Ramón.
Por su interés, a continuación se reproduce el artículo escrito por Ana Tomás.
La Universidad de Alicante, a través del curso «La ciencia toma la palabra», ha reunido a un grupo de prestigiosos científicos para divulgar la ciencia y ponerle freno a las pseudociencias o malas ciencias. Afirmaciones, creencias o prácticas que se presentan como ciencias pero realmente no lo son, porque no cumplen con un método científico válido y no pueden comprobarse de una forma fiable. Pomelos que curan el cáncer, pulseras mágicas que dan más energía, medicinas alternativas como la homeopatía que curan enfermedades graves, vacunas que provocan autismo.
Timos, según apuntan estos científicos, con los que los charlatanes, tal y como ellos los llaman, utilizando un lenguaje pseudocientífico intentan engañarnos y llenarse los bolsillos. «Todas las pseudociencias llevan asociado un componente económico», afirma el científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) José Antonio Guerrero, y pone como ejemplo la homeopatía. «La empresa Boiron (una de las más importantes en la fabricación de productos homeopáticos) factura grandes cantidades de dinero vendiendo agua».
Y es que el desconocimiento generalizado de la ciencia puede llevar a la gente a caer en estos engaños, por eso, tal y como apunta el investigador del CSIC Bernardo Herrandón, «hacer cultura científica en la sociedad es necesario» para que la gente tenga un mínimo de conocimiento para decidir y para que las pseudociencias no nos invadan.
Casos como el de la muerte de un niño de siete años, Ryan Alexander Lovet, porque su madre decidió tratarle una infección con homeopatía, el de el expresidente de Sudáfrica Thabo Mbeki, que condenó a la muerte a cerca de 300.000 personas siguiendo las tesis de los negacionistas del sida, o el de Andrew Wakefield, líder del movimiento antivacunas, que publicó en una prestigiosa revista científica que existía una relación entre la vacuna triple vírica y el autismo, que no se ha podido demostrar; son los casos que utilizan estos científicos para explicar la peligrosidad que tienen algunas de estas pseudociencias.
«Todo lo que la ciencia en la sociedad no rellene, lo pueden hacer las pseudociencias, por eso es tan importante hacer actividades como éstas [refiriéndose al curso] y aumentar la cultura científica», asegura José Antonio López. Además, continúa, «a todo el mundo le extrañaría que le llamaran culto sin haber leído “Cien años de soledad” y uno puede considerarse erudito sin ni siquiera saber qué es el ADN».
Según Bernardo Herradón, los medios de comunicación le dan «mucha cancha» a las pseudociencias y en internet cualquier bulo se extiende como la pólvora y el principal problema es que «cualquiera puede escribir lo que quiera». Para este caso, el de los bulos, Jóse Antonio López cuenta que un grupo de científicos hizo un experimento: inventarse una pseudociencia y estudiar lo que pasaba. El fecomagnetismo, la llamaron, una disciplina que cura las enfermedades a través de los excrementos humanos. Según relata, López, pronto les publicaron artículos en revistas y les llamaron para dar conferencias.
«Ya está bien de que toda está gente ponga sus ideas en la web», declara la catedrática de Física Aplicada Isabel Abril, porque hay mucha gente que cree que son verdad.
Ana TomásDiario Información