Revista Cine
QUERIDA, ENCOGÍ A LOS NIÑOS (HONEY, I SHRUNK THE KIDS, EU, 1989)
Otra prueba del inteligente y divertido cine de entretenimiento de los ochenta y noventa, opera prima de Joe Johnston, nada menos que el que diseño los efectos especiales de sagas de la envergadura de "Star Wars" e "Indiana Jones", el proyecto le cayo de suerte y sorpresa pero no cabe duda que fue una buena elección ya que esta historia con obvias referencia a "The Incredible Shrinking Man" necesitaba alguien de la imaginación y la paciencia de Johnston, por lo menos toma la idea de la pelicula de Jack Arnold y la traslada a terreno sencillo, a pelicula de crecimiento juvenil que termina como todas las de este tipo, con alguna bonita pareja formada, con la familia reconciliandose, con los enemigos conociendose en verdad y con algunas enseñanzas que sirven a todo niño y que solo de esta manera pudieran aprender sin desecharlas o subestimarlas porque entran de manera subconciente.
Vemos a dos familias que no pueden ser más diferentes, por un lado los Szalinski con el padre Wayne (adecuado Rick Moranis) obsesionado con su invento, la madre Diane (Marcia Strassman) quien no soporta a su marido, la popular Amy (Amy O'Neill) que solo piensa en salir con el chico más guapo, el niño nerd Nick (Robert Oliveri) viva imagen de su padre, y por otro a los Thompson, el duro y tonto Russell (Matt Frewer) que se hace temer por sus hijos, su aguantadora esposa Mae (Kristine Sutherland), su blando hijo Russell Jr. (Thomas Wilson Brown) y el tosco Ron (Jared Rushton), las familias se desprecian pero cuando el rayo reductor sea activado por una pelota de beisbol los chicos se hacen pequeñitos y Wayne los tira a la basura, por lo que estos deben regresar a casa sanos y salvos.... si es que pueden.
Se enfrentan con un jardin gigante en el que hay abejas, escorpiones, hormigas y todo de tamaño familiar, un rociador es una trampa mortal, un pequeño charco es una laguna, una cortadora es peor que el más grande huracan y un pisoton es mortal, claro que tambien las galletas son gigantes y los insectos pueden ser amigos, ademas de que un perro mascota siempre ayuda para llegar a un final desesperante en el que un padre casi se come a un hijo en un cereal. Lo mejor sin duda los efectos especiales, estos efectos artesanales nunca pierden su gracia y siempre se veran efectivos, nunca se vieron completamente realistas pero exudan una magia que las computadoras no tienen, ademas sabemos que los que lo hicieron se tomaron muchisimas más molestias que los de ahora, cine de entretenimiento familiar que debe de verse, aproveche y veala con sus hijos, un cine inteligente de aventuras que realmente divierte y perdura, sin chistes de moda o referencias actuales.
Calificación: Bien