Cinerama Presents: It´s a Cult – Beetlejuice

Cinerama Presents: Its a cult…por César del Campo de Acuña.

Dirección: Tim Burton.
Guión: Michael McDowell y Warren Skaaren.
País: Estados Unidos.
Año: 1988.
Duración: 92 minutos.
Género: Comedia. Fantástico.
Reparto principal: Michael Keaton, Alec Baldwin, Geena Davis, Winona Ryder, Jeffrey Jones, Annie McEnroe, Sylvia Sidney, Glenn Shadix y Catherine O’Hara.
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Thomas Ackerman.
Montaje: Jane Kurson.
Diseño de producción: Bo Welch.
Dirección artística: Tom Duffield.
Estreno en Estados Unidos: 30 de marzo de 1988.
Estreno en España: 22 de julio de 1988.

¡El fantasma que a todos pasma!

En una conversación cualquiera sobre el cine comercial de los 80 siempre salen a pasear títulos como: Los Goonies, El Arca Perdida, RoboCop, Los Cazafantasmas, Regreso al Futuro, Gremlins y otras menos icónicas y famosas como El Príncipe de Zamunda o Cocodrilo Dundee. Solo a los que nos gusta más el cine nos solemos acordar de Beetlejuice (titulada en España como Bitelchús), el segundo largometraje de Tim Burton, un director que con el paso de los años ha pasado de maravillar y fascinar con sus trabajos a aburrir y decepcionar (nada más hay que ver Sombras Tenebrosas, película a la que le quitas la sensual Eva Green y termina en nada). Puede que sea por su tono tenebroso, por esa imagen tan recargada del expresionismo alemán que se adueña de buena parte de la película, por lo inclasificable que puede llegar a ser…no lo sé, pero lo que si se es que la cinta a la que da el nombre el personaje al que da vida (o muerte…según se mire) Michael Keaton, no suele aparecer en conversaciones nostálgicas del cine de los 80 ni a tiros y eso que fue un éxito (costo 15 millones de dólares y recaudo más de 73). ¿Encaja totalmente en la calificación de película de culto? No, no lo creo, pero simplemente por el hecho de formar parte de esa década tan recordada y que nadie, tienda a celebrarla más (más allá de algunos foros) creo que la hacen merecedora del dejarse ver por Cinerama Presents: It´s a Cult.

Por si no la han visto (cosa que dudo y si no lo han hecho es que llevan viviendo debajo de una piedra desde que se estrenó) les cuento por encima de que va la trama. Los Maitland (Alec Baldwin y Gena Davis) son el matrimonio perfecto. Viven en una casa preciosa en un apacible y pequeño pueblo. Todo parece irles sobre ruedas, hasta que sufren un accidente de tráfico. Están muertos y son designados a pasar 100 años en su casa, el problema es que su propiedad es comprada por un excéntrico matrimonio y su no menos excéntrica hija (Winona Ryder, muchos años antes de caer en desgracia). El (Jeffrey Jones) un estresado hombre de negocios que busca paz y sosiego; Ella (Catherine O´Hara) una estrafalaria y odiosa escultora que siente la necesidad de expresar su arte allá a donde va. Su hija (bueno hija del cabeza de familia e hijastra de la “artista”), sin embargo y a pesar de sus rarezas es la más normal de la familia Deetz y la única que puede ver a los Maitland, los cuales quieren echar a los nuevos moradores de su hogar a toda costa. El problema es que dado a su bisoñez en temas espectrales les está costando y como no pueden echar a los Deetz deciden ponerse en manos del bioexorcista Beetlejuice (Michael Keaton), un tipo temido en todo el más allá por sus peculiares métodos de actuación. Ahora los Maitland tendrán dos problemas, los Deets y Beetlejuice.

Y a grandes pinceladas de eso trata el segundo largometraje de Tim Burton tras La Gran Aventura de Pee-wee. ¿Qué esperar? Pues una sobresaliente interpretación de Michael Keaton (mucho mejor actor de lo que según qué proyectos en los que se embarcó nos hicieron pensar, y si no vean Birdman para comprobar de lo que es capaz) a pesar de que su papel solo tiene 17 minutos y medio en pantalla, unos efectos especiales prácticos que quitan el hipo, una presentación visual sensacional basada en el expresionismo alemán visto en films tan importantes como El gabinete del doctor Caligari (Robert Wiene – 1920), un ritmo increíble (era de agradecer cuando los cineastas eran capaz de condensar películas en 90 minutos y no necesitaban 120 o 180 para mostrar) y por supuesto, todas esas peculiaridades del cine de Burton que le hicieron maravillar a los espectadores hasta que se convirtió en una caricatura de sí mismo. En muchas ocasiones se ha dicho de las producciones con el sello Burton que su estilo está por encima de la sustancia de sus films y se acerca bastante a la realidad, pero en el caso de Beetlejuice, la propuesta es tan original, novedosa, divertida y tiene esa cadencia narrativa tan rítmica que resulta difícil resistirse conocer un poco mejor a los Maitland, los Deets y sobre todo a The Ghost with the Most, Beetlejuice.

Una cinta de los 80 que no necesita ser reivindicada, ni presentada, pero que a menudo es olvidada o rememorada por la serie de dibujos animados de 4 temporadas y 109 episodios emitidos entre 1989 y 1991. Beetlejuice, por todo (por su presentación visual, por sus interpretaciones, por su ritmo, por los efectos especiales practicos de todo tipo que se usaron en su producción, por la fantástica banda sonora de Danny Elfman) merece más espacio en la nostalgia 80’s que parece ahogar a todo el mundo nacido en aquella década. Sin lugar a dudas una de las grandes películas de la filmografía de Tim Burton, un director al que se asocia a solo algunas de sus obras (Pesadilla antes de Navidad, Batman y Sleepy Hollow) y se obvian algunas tan memorables como la que hoy me ha ocupado, Ed Wood o Mars Attack! (otra joyita esta última). Sin lugar a dudas, Beetlejuice se encuentra entre mis 30 películas preferidas de los 80 y es por eso que hoy la celebro con esta entrada dedicada a películas de culto. Si aún no la han visto, o no la conocen, no sé qué hacen frente a la pantalla leyendo esta reseña en lugar de ir corriendo a ver esta divertidísima cinta en la que el fantástico se da la mano con la comedia y el terror.

Curiosidades

Cuando Glenn Shadix (Otho en la película) falleció en septiembre de 2010, la última canción que se puso en el acto de despedida al actor fue Day-O (The Banana Boat Song) de Harry Bellafonte, que fue la misma que se utilizó en la famosísima escena de la cena en Beetlejuice.
Por cierto, ya que hablamos de esa escena…en un principio se iba a utilizar un tema de The Ink Spots, pero Catherin O´Hara y Jeffrey Jones sugirieron que la música debía ser algo de calipso.
Michael Keaton tan solo paso dos semanas rodando sus escenas y como dije con anterioridad su personaje aparece poco más de 17 minutos en pantalla a pesar de ser el que da nombre al film. Por cierto, Betelgeuse es el personaje preferido de todos los que ha interpretado Keaton a lo largo de su carrera.
Michael Keaton ha reconocido que baso su interpretación en Chop Top (Bill Moseley) de la Matanza de Texas 2. Hay que añadir que Keaton improviso varias de sus frases a lo largo del rodaje y a nadie pareció importarle.
Catherine O´Hara fue el remplazo de última hora de Angelica Houston la cual tuvo que abandonar el rodaje debido a encontrarse enferma. O´Hara conocería a su marido, el diseñador de producción Bo Welch, durante el rodaje de Beetlejuice.
Tim Burton en un principio quiso que Sammy Davis Jr., uno de sus estrellas preferidas, interpretara a Betelgeuse, pero los ejecutivos del estudio no lo vieron claro.
Todos los miembros del reparto, a excepción de Gina Davis, en un principio declinaron participar en la película.
Juliette Lewis hizo la audición para el papel de Lydia. Lori Loughlin, Diane Lane, Sarah Jessica Parker, Brooke Shields, Justine Bateman, Molly Ringwald y Jennifer Connelly rechazaron el papel.
La horrorosa cara que Beetlejuice muestra a los Maitland y que los espectadores no ven, en un principio iba a ser mostrada al público e incluso se llegó a realizar un maquillaje muy elaborado que finalmente no fue utilizado.
Cuando los Maitland están en las oficinas para saber más sobre su nueva no vida, en el sistema de megafonía se escucha la llegada del vuelo 409 (al menos en la versión original). Ese vuelo es una macabra referencia al vuelo de United Airlines que se estrelló el 6 de octubre de 1955 en una montaña de Wyoming matando a todo el pasaje y a la tripulación. En aquel momento fue el peor accidente aéreo de la historia.