Alessandro Masnaghetti nos ha explicado con detalle dónde y cómo son todos los viñedos de Barolo, Castiglione Falletto, Monforte d'Alba y Serralunga d'Alba (además del entero Barbaresco y zonas de la Toscana). Se trata de un auténtico tesoro que uno disfruta tanto como amante de los vinos del Piemonte como, sin más, amante de la cartografía. El mapa de los crus de Monforte d'Alba muestra con el detalle superior, los propietarios clave en Bussia Soprana (también existe la Bussia Sottana). Puede que el menos conocido de ellos sea Francesco Clerico (primo de Giuseppe), que posee 4,5 ha cultivadas en biodinámico desde hace 15 años. Es un tipo de una sola pieza, que pasa todo su tiempo en el viñedo, socarrón y hablador, que vive a la sombra de los grandes nombres de su pueblo. Sus vinos son accesibles, son baratos y, aunque no tenga mucha experiencia con ellos, puede que se puedan beber antes que la mayoría de barolos (también tiene un Langhe Nebbiolo muy interesante y unos barbera y dolcetto d'alba que no me gustan tanto. También comercializa el langarolo -nebbiolo y barbera- y sus grappe de barolo). Le conocí en su tenderete del mercado al aire libre de Turín el año pasado y le compré todo lo que tenía.
Es el Mercatino delle Erbe y su parada está en la Piazza Palazzo di Città con Via IV Marzo. Su producción es muy limitada: si tengo que creerme lo que él mismo declara, no hace más de 3000 botellas, lo que es muy poco...En fin, sólo usa enólogo para los análisis y lo que sale del Colonnello, en la botella está. Su estilo y manera de hacer las cosas me parecieron un buen homenaje en la comida-funeral que hicimos en honor de Dalla. Hojarasca rojiza de otoño. Flor seca de violeta. Suave extracción. Moderada evolución. Entra uno en este vino y se siente como en los viñedos de la tierra del Barolo en otoño. Pámpanos entre el rojo, el naranja y el cobre. Ese es el color y el olor del vino. Es delicado y de taninos secos y pequeños. Esféricos y discretos en este 2004. Hay una pequeña huella de hidrocarburo y de tartufo blanco. Azafrán y agua cristalina. Vino maduro con las horas, algo cálido. Caramelo de lilas. Se me perdone: es un barolo muy femenino. Hoja de tabaco de Virginia. Puede que no esté catalogado entre los grandes, pero su precio (pagué 35€ por botella) se me antoja realmente bueno. Es una pena que los vinos del primo menos famoso de Giuseppe Clerico no lleguen aquí. O una suerte, según se mire: yo los compré directamente del productor, pude charlar un rato con Francesco en el mercado y esa imagen de padres e hijo rodeados de vino y de tartufos se me quedó grabada ya para siempre. Volveré.