En la puesta al día de mis blogs amigos, leía en casa de Pater un post sobre la diferente percepción de los colores que tenemos las mujeres y los hombres.
En ese momento me acordé de una anécdota de colores.
Cuando compramos nuestra primera casa, un piso en la sierra de Madrid, lo primero que planeé casi antes de mudarme fue quitar el blanco de las paredes de nuestra habitación.
Ya me había encargado de traerme de Londres los metros necesarios de tela para hacerme los estores al más puro estilo Laura Ashley ochentero.
La tela tenía pequeñas flores en rosa vieja, sobre un fondo de hojas en verde lima; así que decidí que el rosa palo era el color que tendría la habitación tan pronto encontrara a un pintor.
El Consorte decía que lo mejor era el blanco, que me cansaría de colores muy definidos y que lo mejor de todo es que el blanco iba con todo. Vamos que era sencillo, básico, simple, sin complicaciones.
Por supuesto la recién estrenada propietaria no estaba dispuesta a optar por algo sencillo, básico, simple…
-Rosa palo, no se hable más.
Además con las puertas de espejos del armario empotrado el rosa luciría en todo su esplendor y los estores le darían a la habitación ese aire Victoriano que tanto me gustaba de la diseñadora inglesa.
-Vale, pues en verano nos ponemos y la pintamos del color que quieras.
El Consorte diciéndole a una niña impaciente “te compraré el caramelo la semana que viene…” ¡Si hombre, ahí me voy yo a esperar hasta el verano!
-Ahh ok. Pues lo dejamos para el verano.
Dolega mira la agenda. El Consorte se marcha la semana siguiente a Alemania. A este paso lo harán hijo adoptivo de Ulm. Pueblo que según él solo tiene de atractivo, la torre de la iglesia y que allí nació Albert Einstein. Por lo demás un pueblo con un frío del carajo once meses al año, pero su oficina la mayor parte del tiempo.
Bien, operación pintura para la semana siguiente. ¡Decidido!
El tema se planeo cuidadosamente para que el lunes por una puerta saliera el Consorte con su maleta, que simplemente con verla en Lufthansa te daban un upgrade (auténtico) y por la otra entrara el pintor.
Cuando llegué por la tarde después de recoger a los niños del colegio escuché un ruido en casa como si un barco de vapor estuviera atracando en mi salón. Era como un sonido infernal que venía del fondo del pasillo.
Me fui corriendo a la habitación a ver cómo iba la cosa y después de aporrear la puerta cerrada con pestillo y dar media docena de gritos, el ruido cesó y escuché la voz del pintor desde dentro diciéndome que en ese momento no me podía abrir, que tendría que esperar a que terminara, así que fui a consumir mi curiosidad a la cocina y a dar de merendar a los niños.
Como a los quince minutos, entra en la cocina un ser como sacado de la tomatina de Buñol; Era el pintor.
Un desasosiego empezó a recorrerme el cuerpo. Aquel hombre estaba de un rojo indefinido de la cabeza a los pies así que la habitación como que no estaría rosa palo y no quería pensar como habría utilizado el rodillo para ponerse así de pintura. Me imaginé los espejos del armario empotrado como para filmar la matanza de Texas.
Corrí hacia la habitación y allí me presentaron una máquina desconocida por mí, hasta ese momento.
La máquina de gotelé.
Yo toda la vida de Dios había visto pintar con brocha ó con rodillo. Jamás había visto pintar con algo que hiciera tantísimo ruido y que ensuciara tanto.
Mi corazón se tranquilizó cuando vi que estaba todo cuidadosamente tapado con papel marrón. El armario, los rodapiés, las ventana la lámpara del techo, el suelo…
Pero cuando mis ojos recorrieron las paredes un escalofrío sacudió mi espina dorsal.
-¡Oiga, pero este no es el color que elegí!
-Si señora, lo que pasa es que está húmedo y con la luz artificial parece otra cosa. No se preocupe que en cuanto se seque ya verá que es el color que usted escogió. ¡Un rosa palo, vamos!
Yo el único palo que veía era el que me imaginaba partiéndole en las costillas a aquel inútil.
El rosa palo había sido cambiado por el rojo tanga puticlub.
-Bueno pues yo recojo y me marcho.
-Usted se marchará, pero no espere cobrar hasta que esta habitación no esté rosa palo ¡Rosa palo! Y no roja como está ahora mismo.
-No se preocupe, que ya verá que cuando se seque cambia mucho y sino yo vengo y le pinto la habitación las veces que haga falta hasta que usted se quede contenta. Pero primero déjela secar. Ahora le voy a dejar abierta la ventana para que se vaya secando.
Dolega durmió esa noche en la habitación con la Niña y cuando se levantó y se fue a duchar al cuarto de baño de su habitación, se acordó de todos los muertos de pintor.
-¿Mami, porqué han pintado tu habitación de rojo?
-Porque el pintor es un inútil y no se sabe los colores, cariño. Yo la quería rosa y mira…
-Está roja
-Si hijo, está totalmente roja.
¡Joder, si hasta un niño de cuatro años veía que aquello era rojo!
Llegó el miércoles y la habitación pasó de rojo tanga puticlub a fucsia tanga puticlub barato.
-Oiga esto no ha cambiado sustancialmente. Sigue estando rojo así que tiene que venir hoy mismo y dejarlo rosa palo, el deseado rosa palo que no he visto hasta ahora.
-De acuerdo señora no se preocupe, el Sábado estoy allí y lo dejamos como usted quiera.
-¿El sábado? ¡De eso nada! Mi marido viene mañana y como vea la habitación de este color ¡Me echa de casa!
-Pues antes me es imposible. Yo el sábado estoy allí a primera hora, no se preocupe.
Que no me preocupara decía aquel insensato. ¡Dios! No quería pensar lo que me esperaba en los próximos días.
Esa noche, como penitencia, me fui a dormir a la habitación ROJA. Me acosté, me tapé con el edredón y veía mi cuerpo reflejado en el espejo del armario y pensaba que con unas cuantas velas podía montar un aquelarre de lo más aparente.
En cuanto escucharon el llavín de la puerta los amantes hijos de su padre salieron corriendo chillando como locos
-¡Papi, papi Mamá ha pintado vuestra habitación de rojo!
¿Qué me has traído?
¡Encima de chivatos, interesados!
-¡¡Waaaaoooooo!! ¿Cuándo nos llega la cama vibradora en forma de corazón? ¡No, no me digas qué me vas a bailar esta noche. Quiero que sea una sorpresa!
-¡Vete a la mierda!
-Niños, la habitación NO es roja. Es “rosa palo pasión”…
Y así hasta el verano que la pintamos de blanco.
El pintor desapareció. No cobró, pero me hizo pasar unos meses de muy mala leche.