Hacía tiempo que no cogía un avión y la semana pasada lo hice. Antes de coger el vuelo me deleité observando todos los puestos que supuestamente nos venden comida mientras esperaba la hora de mi destino. La verdad es que es penoso y es horrible que mucha gente, que vuela a menudo por su trabajo, tenga que tragar (dicho en todos los aspectos) dicha pseudo-comida: sandwiches de plásticos (aquellos que llevan meses expuestos), bebidas químicas llenas de azúcar, comidas envasadas con aspectos bastante indeseables y todo tipo de comida fast-food…y para colmo a unos precios que están por las nubes.
Pero también tengo que reconocer que en los aeropuertos más selectos e internacionales, como por ejemplo el de Londres, me asombró ver un puesto con pescado fresco y que te lo hacían al momento pero dejándote la tarjeta pelada por una simple comida en condiciones.
Cuando ya estabámos despegando me puse a leer la revista de la compañía aérea y había un artículo que hablaban sobre el primer vuelo entre España y América Latina que fue en 1946 durando 36 horas y haciendo varias escalas pero lo que más me gustó es lo que en ese vuelo comieron los clientes: pollo frito ytortilla de patata. Lo vi auténtico, genial y sobre todo casero ya que los que hayáis realizado vuelos internacionales habéis podido comprobar (y vuestros estómagos también) la poca comida auténtica que te sirven en bandeja de plástico. Lo veo tan irónico que la azafata te pregunte si quieres comida vegetariana o no vegetariana, porque realmente da lo mismo. Piensas que la vegetariana será más sana y cuando abres el envoltorio ves que hay cantidad de salsas que casi no dejan ver lo que esconden….En fin, yo soy bastante precavida y prefiero llevarme mi comida en un tupper y sobre todo cuando son vuelos largos. El jet lag te deja destrozado pero si además tienes que mal-comer, tu cuerpo se queda totalmente destrozado y pasarán horas hasta que se reponga. Tengo que confesar que en vuelos nacionales, si los cojo al mediodía, me llevo la comida y como tan ricamente desde las alturas y aunque algún pasajero pone cara rara, yo disfruto de lo lindo.
Veamos qué he encontrado por internet sobre la comida aérea:
‘Las primeras cocinas preparadas para servir comidas en vuelo fueron desarrolladas por la compañía aérea United Airlines en 1936. Las escalas que se hacían antiguamente cada cuatro horas servían para aprovisionarse de combustible y alimentos cocinados que se mantenían a temperatura adecuada en grandes termos. Por regla general la calidad de las comidas de vuelo han declinado desde los 80. Los precios y disponibilidad de las comidas han ido cambiando con el tiempo y la reducción de costes ha hecho que se prefieran los snacks a las grandes comidas. Muchas de las comidas servidas en vuelo se congelan y en el propio vuelo se cocinan (seguro que se calientan en microondas).’
‘Los catering aéreos, pese a su evolución en los últimos años y la incorporación de cocineros de prestigio para la elaboración de sus menús, aún tienen asignaturas pendientes. La calidad nutritiva de la “comida de avión”, su temperatura, textura o presentación suelen ser cuestionadas por el pasajero habitual.Los platos se preparan en una cocina central, de donde ya salen emplatados, empaquetados y listos para servir.
Se colocan en unos carros ideados específicamente para este fin conocidos como “trolleys” que, a su vez, se almacenan en grandes refrigeradores (…),
La alternativa en la clase turista entre la mayoría de compañías deja mucho que desear. La elección alimentaria de una persona que viaje con frecuencia en “low cost” y coma en el avión se mueve entre el sándwich de roast-beef y refresco, roll vegetariano de queso cheddar más refresco y chocolatina obsequio. Tampoco faltan los conocidos “bocatas” de jamón y, como oferta distinta, una ensalada comercial envasada y lista para tomar (vamos, todo muy nutritivo y sabroso y tendremos que agracer que nos obsequien con chocolatinas…). La eliminación del servicio de alimentación tradicional en la clase turista y la venta de los productos de catering directamente al pasajero es un nuevo negocio que aporta beneficios a las empresas. Pero el viajero habitual de trayectos frecuentemente nacionales o cortos ha salido perdiendo, ya que resulta difícil llevar una alimentación equilibrada con unos menús tan poco variados.’
Las azafatas tienen que ‘tragar lo suyo’ para poder seguir con la sonrisa en la boca.
Me ha encantado el diario de una ex-azafata, muy auténtica y sincera la mujer, que no tiene desperdicio alguno:
‘Si eres pasajero, te vamos a clavar 5€ por un minibocadillo de jamón serrano, que poco tiene que ver con lo que estás viendo en la foto del menú. Y ni se te ocurra pedir un plato de pasta. Los macarrones no existen.
Si eres parte de la tripulación, lo tienes un poquito más fácil. Da igual si hay carne, pescado o verduras para comer. Ni te molestes en elegir. Todo sabe igual. Todo está impregnado por esa especie de salsa de tomate albondiguera que no te deja apreciar el sabor de lo que realmente estás comiendo.
Por eso nos alimentamos a base de los muffins de chocolate que vendemos al pasaje, de frutos secos, de barritas de chocolate y de algún sandwich de pollo y bacon que robamos del carro. Que claro, después nos quejamos si pasamos de la talla 3 de uniforme, a la talla 4 y medio…
Cuando el servicio a bordo está incluído dentro del precio del billete, siempre te encuentras a la típica madre que te pide “un zumito de naranja natural para el peque” y “una tortillita francesa para mí”. Así que te muerdes la lengua y sonríes, y les explicas amablemente que no tienes lo que te piden…pero en verdad te dan ganas de decirle: “Ah, sí, claro…un momentito que ahora mismo se lo traigo; igual tardo un poquito más de la cuenta, porque tengo que bajar a la bodega, donde llevamos a las gallinas, a ver si ya han puesto los huevos de hoy para su tortillita. Y lo malo es que las naranjas se las voy a tener que exprimir a mano, porque el exprimidor eléctrico lo tenemos estropeado’.
Contarme vuestras experiencias culinarias aéreas y a ver si entre todos podemos dar un cambio a este sistema ya que sólo pedimos que nos den lo que nos merecemos: calidad y que nos nutran como personas para poder tener energía, fuerza para seguir adelante con nuestros trabajos y nuestras vidas sin que llegue la enfermedad prematura.
Salud y Buenos Alimentos Aéreos.
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com
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