Está siendo un gran éxito esta sección de crítica gastronómica en nuestro blog. Tanto es así, que este mediodía nos hemos crecido Mr. Barbas y Mr. Boinas (quien escribe estas líneas), hemos tirado todavía más la casa por la ventana, y nos hemos ido a uno de los mejores restaurantes que existen en Santiago de Compostela: O Dezaseis Casa de Xantar (abreviado como O Dezaseis).
Por lo tanto, este mediodía, y de manera excepcional, hemos subido mogollón de escalones de calidad en la comida, aunque sorprendentemente no demasiado en el precio. Esto es así porque O Dezaseis ofrece un menú del día por 12€, consistente en: primer plato (a elegir entre dos opciones), segundo plato (a elegir entre dos opciones), pan, postre (a elegir entre una amplia variedad), café y bebida. Fuera de este menú, los precios ya no serían esos, y para unos bolsillos universitarios como los nuestros ya serían unos precios bastante prohibitivos.
Situado en la calle de San Pedro, en el corazón del barrio compostelano del mismo nombre, y a un paso de Museo do Pobo Galego (museo etnográfico), del CGAC (Centro Galego de Arte Contemporáneo), del parque de Bonaval, del monasterio de Santo Domingo de Bonaval (famoso por albergar dentro de él el denominado Panteón de Galegos Ilustres, donde están enterradas varias figuras muy importantes de la cultura gallega: Rosalía de Castro, Alfredo Brañas, Francisco Asorey, Ramón Cabanillas, Castelao, y Domingo Fontán), y del casco histórico de Santiago de Compostela, se encuentra O Dezaseis, un restaurante que ya alcanzado los 20 años de existencia, y que ya se ha consolidado como uno de los lugares más clásicos y típicos para comer en Santiago de Compostela, lugar mencionado ya en muchas guías turísticas y recomendado en diversas webs y sitios de Internet especializados en turismo y gastronomía.
Este sitio tiene una gran personalidad nada más te acercas a la puerta. El barrio de San Pedro es muy característico porque hay gran abundancia en casas antiguas de poca altura, y hechas de piedra, que en su mayor parte están restauradas. O Dezaseis se enmarcaría en el bajo y “sótano” de un edificio restaurado de este tipo.
Ya una vez dentro, se puede ver empezar a ver un poco más de la piedra del edificio, protagonista en el aspecto formal de O Dezaseis. Para pasar del pequeño recibidor, hay dos opciones, a la izquierda, una puerta que cierra un recinto diríamos que “reservado” para grandes grupos, y que normalmente se encuentra cerrada casi siempre, y a la derecha, las escaleras que bajan a donde sería el “comedor” propiamente dicho.
Parémonos en las escaleras. Son escaleras de piedra (como no podía ser de otra forma en un sitio como este), pero enseguida vemos que tienen algo raro. Tienen un pequeño saliente (también de piedra) cerca del borde de cada peldaño. Esa es una pequeña pista sobre uno de los antiguos usos de aquel lugar cuando se construyó, ya que esas escaleras servían para que bajaran, además de seres humanos, nada más y nada menos que… ¡caballos! Estaríamos entonces comiendo en lo que antiguamente sería un establo, nada raro en una construcción de este tipo, ya que la presencia de animales en las partes más bajas de las casas era algo muy típico en muchas casas de las aldeas gallegas, pues constituían una fuente de calor natural, que era muy común para calentar una casa antes del uso masivo de las calefacciones actuales.
Después de este giro etnográfico gallego, volvamos a O Dezaseis. Bajamos por las escaleras, y el personal de O Dezaseis nos indica por donde nos podemos sentar. Hay varios ambientes dentro de este lugar, pero sin duda el mejor de todos estos ambientes es la terraza cubierta, que se puede usar todo el año y es muy agradable, ya que en invierno protege de la lluvia y del frío, y en verano suaviza la incidencia de los rayos del sol y del calor. Desafortunadamente, ya estaba llena cuando llegamos, por lo que nos sentamos en la parte interior del recinto, que tampoco está mal. En todo el lugar, se puede apreciar su antigüedad, y en las paredes hay diversos elementos que bien podrían formar parte del cercano Museo do Pobo Galego, ya que son elementos tradicionales relacionados con la agricultura gallega y las costumbres domésticas gallegas antiguas. Un “mini-museo etnográfico” sin duda.
Vamos ya al comer. El menú de O Dezaseis varía cada día, son dos opciones diferentes de primer plato y de segundo plato cada día, pero se puede consultar en el Facebook oficial de O Dezaseis. Acompañados de agua durante toda la comida, y de un pan de bolla gallego que estaba buenísimo, nos dispusimos a saborear el primer plato. Mr. Barbas optó por un calabacín relleno, y un servidor optó por espaguetis a la boloñesa, es decir, eran las dos opciones que había para el primer plato. Podían ser platos más elaborados, pero la verdad es que estaban muy buenos, y las raciones eran bien proporcionadas.
Para el segundo plato, tanto Mr. Barbas como Mr. Boinas pedimos unas brochetas de carne mixta (ternera, cerdo y pollo) con patatas, que también estaban muy buenas y la ración era muy correcta. La otra opción, un pescado, no nos convencía demasiado.
Y llegamos al postre, que fue el gran culmen para una grandísima comida. De entre las múltiples opciones a elegir, Mr. Barbas se decantó por una tarta de queso (de las de horno), y un servidor se decantó por tiramisú. Ambos postres estaban muy buenos, pero el tiramisú está increíblemente bueno, es realmente espectacular su sabor.
La opción del café sólo la utilizó Mr. Barbas, ya que a quien escribe estas líneas no le gusta demasiado (es mejor el licor-café, jejeje). Hay la opción de café de máquina, o la del café de “pota” como decimos aquí en Galicia (el equivalente, por ejemplo, al café de “puchero” que dicen en Asturias, es decir, café algo más casero), inclinándose Mr. Barbas por esta última opción.
En conclusión, el menú de O Dezaseis es la forma más fácil y económica de acceder a una comida de mucha calidad y elaborada por el personal de O Dezaseis de manera magistral, en unas instalaciones con personalidad propia, y que crean un buen ambiente que contribuye todavía más a la buena degustación de estos magníficos platos. Fuera del menú, prepárense a aflojar la cartera, aunque la calidad siga siendo excelente. Uno de los mejores restaurantes en los que he comido en toda mi vida, sin lugar a dudas, recomendable al 100%.
Simón de Eiré
PD: para más información, consultad su página web: http://dezaseis.com/