Hace diez años mi padre sufrió un infarto de miocardio y estuvo hospitalizado. Recuerdo que en las visitas programadas su homeópata le daba su ‘medicación’ para no tomar lo que allí le recetaban y su pareja de aquel entonces y yo le llevábamos la comida a escondidas para que no tomara la del hospital. Fue una odisea pero se recuperó muy rápido.
Parece mentira pero parece que las cosas en los hospitales continúan igual, pocos nutrientes para que el paciente tarde en recuperarse.
Una lectora de la web, Juli, me escribió hace unos días para contarme que había tenido un accidente y que estuvo hospitalizada dos días. Prefirió hacer ayuno y estas fueron sus razones: ‘Hice dos días de ayuno porque primero, no tenia hambre por el dolor y segundo, prefería eso a comer el plato de arroz blanco aceitoso con queso o el té con azúcar y tostadas del desayuno que me daban en el hospital.’
Tenemos una amplia ‘carta’ en nuestros hospitales: dieta basal o normal, dieta normal sin sal, dieta líquida, dieta semi-blanda, dieta de protección gástrica, dieta astringente, dieta para diabetes, dieta de protección hepatobiliar, dieta hiperprotéica, dieta cardiosaludable, dieta hiperuricemia, dieta inflamación intestinal…
A simple vista parece que está muy bien porque nos ofrecen una dieta para cada tipo de enfermo pero si profundizamos y leemos sus menús vemos que son muy pobres. Están basadas en alimentos ‘muertos’ como los cereales refinados (panes, arroces y pastas blancas), como el azúcar en sobre, como la margarina con sus grasas hidrogenadas, como la ‘imprescindible’ leche descremada, como los zumos de frutas de tetra-brik y las mermeladas de bote con más azúcares que fruta, como el ‘digestivo’ jamón york, como el ‘arreglacañerías’ yogur desnatado, como la ‘salvadora’ sacarina para los diabéticos y como no, el clásico de los clásicos en las meriendas, el vaso de leche (o café con leche) con sobre de azúcar (20 gramos) y galletas maría, en raciones de cuatro, envueltas en plástico o el resopón de la noche para los pacientes sometidos a una gastrectomía que consiste en medio sandwich de jamón york (¡manda huevos!) o la copita de vino al día para los hipertensos y los que han sufrido un infarto o un vaso de leche leche con azúcar (10 gramos) con 30 gramos de jamón york para los pacientes que toman la dieta sin residuos…Me quedo sin palabras…
(Datos recogidos de un hospital de la Comunidad Valenciana).
Mike López Iturriaga, en su blog, nos cuenta qué ha pasado en el Hospital de Navarra ya que ha habido mucha polémica (fotos de los platos en las redes sociales) porque los pacientes rechazaban la comida:
‘Sopas aguachadas de fideos, tortillas francesas momificadas, verduras con sabor a vacío existencial, filetes de cuero repujado, macedonias de bote marca ACME o postres 100% libres de ingredientes naturales son algunos de los emblemas de nuestra gastronomía hospitalaria tradicional. El Complejo Hospitalario de Navarra cuyo servicio de comidas acaba de ser privatizado, se ha situado en la vanguardia de este proceso de transformación. A finales de enero, los enfermos y sus parientes denunciaron que a las habitaciones llegaban panes chamuscados, tortillas quemadas o ensaladas cocidas, café con leche para los niños, yogures azucarados para los diabéticos, bacalao salado para hipertensos y lentejas con chorizo para personas con el colesterol alto. Las protestas no sólo se producen en Pamplona ya que trabajadores de centros sanitarios de Madrid, Alicante o Murcia cuyo servicio de comidas ha sido cedido a la empresa de catering Mediterránea describen apetitosas carcasas de pollo y hamburguesas congeladas a punto de caducar, verduras pasadas o aves a medio desplumar. Los pacientes del Hospital de Navarra rechazan las dietas servidas por la nueva cocina. La mayoría de bandejas vuelve a los carros intactas o repletas de comida y algunos enfermos prefieren ayunar a tener que ingerir menús que califican de “nauseabundos”. Las quejas se suceden y en algunas plantas del centro los impresos para presentarlas en el Servicio de Atención al Paciente se han acabado y las enfermeras deben fotocopiar el original para poder atender las peticiones de los enfermos. Mientras, los informes entre servicios se suceden para dar cuenta.’
A la par, el diario de Navarra para limpiar la cara de tal escándalo culinario escribió un artículo donde os ofrezco este fragmento para que veamos los especialistas tan especializados (si, valga la redundancia) en nutrición que tenemos en nuestros hospitales: ‘Un equipo de 6 médicos nutricionistas encabeza al grupo encargado de supervisar los menús en el Complejo Hospitalario. Por centros, 5 técnicos en dietética comprueban en situ en las cocinas esta labor en el Hospital de Navarra, frente a 4 en Virgen del Camino. Los médicos tienen turno de mañana; los técnicos, de mañana y tarde. (…) Han decidido que, en el caso de Agustín Murillo Asunción, pamplonés de 76 años, y diabético, hoy toca puré de patatas y pescado.’
Pues bien, a nuestro Agustín, le toca puré de patatas…pues uno no hay que ser un experto en nutrición para saber que el puré de patatas (y más si es instantáneo, ese de la caja roja) te hace subir la glucosa en sangre por los aires, vamos, ideal para cargarse a un diabético en poco tiempo con estas dietas tan personalizadas. Me dejan sin habla…
Apetece, ¿verdad?
‘El caldo de pollo es el alimento favorito para los enfermos americanos. Los alimentos blandos como el pan blanco y el pudín son considerados buenos para pacientes con úlcera. Si estás hospitalizado en Japón, el hospital inmediatamente te dará guisado de arroz. Los hospitales creen que son considerados con sus pacientes, en especial con aquellos que han sufrido una cirugía interna, diciéndoles ‘comencemos con un poco de guisado de arroz blanco para que no pongamos mucha carga en tu estómago y tus intestinos’. Pero ésto es un gran error. A mis pacientes les doy alimentos integrales desde el principio incluso si fueron sometidos a una operación de estómago. Los alimentos sin procesar son mejores que los guisados. El guisado no se digiere bien porque al no ser masticado (se traga) no se ha mezclado con las suficientes enzimas, mientras que la comida normal que se mastica bien se digiere bien. Masticar bien es muy importante para facilitar el proceso de digestión y absorción. Otro error en los hospitales es dar leche al ser tan popular pero no hay alimento más difícil de digerir que la leche.’ Dr. Hiromi Shinya.
Siguen pasando las décadas y no veo ni un asomo de cambio alimenticio por parte de los Hospitales.
Cuando mi sobrina Leyre tenía unos seis años fue hospitalizada por una pielonefritis (en cristiano, una infección de riñón) y mi madre recuerda cuando para merendar le llevaron un bocadillo de atún. Mi madre hizo un gesto de asombro a lo que la enfermera le dijo: ‘Si el bocadillo de atún es muy sano y muy bueno…’. A lo que respondo yo: El atún fresco recién comprado en la Lonja puede que si pero el atún enlatado de marca blanca (a saber su procedencia) con aceite refinado y con una elevada cantidad de sodio no creo que sea lo ideal y lo más sano para los riñones delicados de una niña. Y ya no hablemos del pan blanco…’
En un mundo ideal sería ideal (me encanta repetirme) que los hospitales ofrecieran a sus pacientes hospitalizados comida ecológica como cereales integrales, verduras de temporada, buen aceite de oliva primera prensada…cocinados por personas que ponen toda su dedicación en ofrecer lo mejor de ellos mismos en los platos (mejor que bandejas de plástico) y asesorados por auténticos nutricionistas (que los hay) con conocimientos para personalizar la comida diaria de cada enfermo. Si en este mundo ideal imaginario fuéramos todos más positivos, si abriéramos más nuestra mente y nuestro corazón este sueño que comparto no sería tan difícil de hacerse realidad. Seguro que habrían menos enfermos y gozaríamos de mejor salud y calidad de vida haciendo que en los hospitales hubieran los justos pacientes consiguiendo así rebajar costes tanto en materia prima, como en mobiliario, en medicación, etc.
Ya me conformaría con que un sólo hospital hiciera la prueba y parece que si, que ya se empieza a animar alguno como el Hospital Virgen de las Nieves de Granada: ‘Inspirados en una experiencia inglesa, el centro granadino inició en 2006 un programa pionero de alimentación con productos ecológicos. En 2007 esta alimentación se hizo realidad en dos comidas, los desayunos y las meriendas. Este cambio supuso un aumento respecto a la comida convencional de 0,09 céntimos de euro en los desayunos, y 0,02 céntimos de euro en las meriendas; una cantidad poco significativa si se tiene en cuenta los beneficios que este tipo de alimentación aporta en la salud, medio ambiente y desarrollo de la industria local.’
Estoy muy contenta porque parece ser que tienen intención de incluir la alimentación ecológica también en comidas y cenas.
Espero que sean un ejemplo a seguir por los demás hospitales de España, como el Hospital Universitario Cruces en San Vicente de Barakaldo (Vizcaya) que el día 5 de junio (Día Mundial del Medio Ambiente) elaboraron todas las comidas de sus pacientes con productos orgánicos: ‘Destaca la realización de un menú ecológico en las 8 dietas diferentes en función de las distintas patologías para los 840 pacientes hospitalizados. Todas las comidas con ingredientes de pequeños productores del entorno en su gran mayoría certificados ecológicos y basados en una economía no intensiva.’
Sólo fue un día pero eso ya es un gran paso. ¡Qué bien despedir un artículo con estas gratas noticias!
Ánimo a todos los hospitales de España, ya sé que no es fácil pero no es tan difícil como pueda parecer, sólo es tener ganas, amplia visión y buena gente que pueda y quiera ayudar a hacer esta labor de una manera fluida, dinámica y nutritiva en todos los sentidos.
Salud y Buenos Alimentos
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com